Limpiezas nucleares en familia
El grupo Dominguis cumple 75 a?os con una presencia internacional
El grupo Dominguis domina el sector espa?ol de limpieza de reactores nucleares. Su principal sociedad, Lainsa, se ocupa del mantenimiento de cinco de las seis centrales en explotaci¨®n, y ha emprendido su expansi¨®n internacional. Poco antes de empezar la entrevista con H¨¦ctor Dominguis, su director de desarrollo, una delegaci¨®n de directivos del gigante franc¨¦s EDF concluye su visita a la sede del grupo valenciano. La raz¨®n: Lainsa y Dominguis deben ser auditadas antes de entrar en el mercado franc¨¦s, donde 59 centrales nucleares generan el 80% de la electricidad.
Dominguis, un grupo familiar, discreto, que creci¨® pintando grandes edificios e inici¨® su verdadero despegue con la construcci¨®n de la primera central nuclear espa?ola de segunda generaci¨®n en Almaraz (C¨¢ceres), a finales de los setenta, acaba de cumplir 75 a?os. Cuenta con 830 empleados, factura 52 millones y tiene ramificaciones en seis pa¨ªses.
El grupo familiar valenciano cuenta con una plantilla de 830 empleados, factura 52 millones de euros y tiene ramificaciones en seis pa¨ªses
El ide¨®logo de la expansi¨®n internacional es H¨¦ctor Dominguis, de 33 a?os, nieto del fundador e incorporado al grupo en 2003. "Cuando llegu¨¦, el mercado nacional estaba bastante dominado", explica, "y la forma obvia de crecer era hacia fuera. En pa¨ªses m¨¢s inmaduros como M¨¦xico o en otros mucho m¨¢s potentes como Francia. En un mercado tan especializado como ¨¦ste, el mundo es muy peque?o; te das cuenta de que Espa?a es un pueblo dentro de un gran pa¨ªs que es Europa".
La segunda gran apuesta del tercero de a bordo del grupo, que preside su padre, Jos¨¦ Dominguis, consisti¨® en profundizar en la diversificaci¨®n. Las nucleares son un buen negocio, pero en su futuro no dejan de dibujarse posibles turbulencias, admite. Ah¨ª est¨¢ para demostrarlo, aunque esto no lo mencione H¨¦ctor Dominguis, el bando antinuclear del Gobierno, encabezado por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
La cabeza visible
Lainsa, la cabeza m¨¢s visible de Dominguis, se dedica a limpiar reactores nucleares y otras industrias t¨®xicas de envergadura, como el complejo petroqu¨ªmico de Tarragona. Entre sus clientes figuran las compa?¨ªas el¨¦ctricas, ACS, FCC y petroleras extranjeras como BP. Las sociedades del grupo se dedican tambi¨¦n a la rehabilitaci¨®n de estructuras; a la descontaminaci¨®n y protecci¨®n radiol¨®gica, al revestimiento de superficies especiales (gasoductos, buques, hangares...); a la formaci¨®n de brigadas contra incendios; a la consultor¨ªa tecnol¨®gica y a pintar edificios del tama?o del Museo de las Ciencias Pr¨ªncipe Felipe de Valencia.
Dominguis puede verse tambi¨¦n como un ejemplo amplificado del salto econ¨®mico y cultural que la sociedad espa?ola ha dado en dos generaciones. El fundador del negocio, Joaqu¨ªn Dominguis, naci¨® en Pego (Alicante) en 1902. Lo abandon¨® con una maleta a los 25 a?os. Su comarca, la Marina Alta, viv¨ªa por entonces tiempos duros: la filoxera, una plaga que irrumpi¨® en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, llevaba a?os azotando la producci¨®n de uva pasa, la primera actividad productiva de la zona, a la que todav¨ªa no hab¨ªan empezado a llegar turistas. Como muchos vecinos, Dominguis emigr¨® a Am¨¦rica. Eligi¨® Nueva York. Llegado del mundo rural, sin apenas formaci¨®n, cambi¨® varias veces de oficio hasta que se especializ¨® en pintar rascacielos. Se hallaba en el momento y en el lugar adecuados: a pesar de la gran depresi¨®n, por aquella ¨¦poca se terminaban el Empire State, el Edificio Chrysler y otros iconos imperiales de Manhattan.
Para cuando regres¨® a casa, a principios de los a?os treinta, hab¨ªa interiorizado el esp¨ªritu emprendedor. Los comienzos fueron, sin embargo, poco esperanzadores: abri¨® un taller de pintura para autom¨®viles. Los coches eran el futuro, dec¨ªa, y no se equivocaba. Pero el futuro tardar¨ªa d¨¦cadas en llegar a Pego. Con su segundo intento, Pinturas Dominguis, dio en el clavo. Su traslado a Valencia coincidi¨® con la finalizaci¨®n de la Finca Roja, el mayor edificio de viviendas levantado nunca en la ciudad. Consigui¨® el contrato para pintarlo, y el grupo ech¨® a andar.
H¨¦ctor Dominguis, su nieto, naci¨® en 1974. A los 13 a?os le enviaron a estudiar un curso a Inglaterra. Acab¨® qued¨¢ndose diez. Primero estuvo en un internado cat¨®lico, en el condado de East Suxxes. All¨ª se aclimat¨® lo bastante como para ser nombrado capit¨¢n del colegio (un cargo que le permit¨ªa, entre otras cosas, dilatar y proponer la expulsi¨®n de otros alumnos) y aficionarse a ese deporte indescifrable llamado cr¨ªquet. Estudi¨® m¨¢s tarde Ingenier¨ªa de Materiales en el Imperial College de Londres, hizo pr¨¢cticas en un centro p¨²blico de investigaci¨®n brit¨¢nico, curs¨® un par de m¨¢steres en gesti¨®n y direcci¨®n de empresas y trabaj¨®, al volver a Valencia, en un par de compa?¨ªas ajenas al grupo antes de ocupar el puesto para el que estaba predestinado. Desde su llegada, Dominguis se ha extendido al Reino Unido, Italia, Francia, Marruecos, M¨¦xico, Portugal, y se dispone a desembarcar en Brasil.
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