El malentendido de la participaci¨®n
El debate entre Solbes y Pizarro fue seguido por 4,7 millones de espectadores y los expertos calculan que el que se celebrar¨¢ el lunes pr¨®ximo entre Zapatero y Rajoy convocar¨¢ a m¨¢s de 13 millones de ciudadanos, es decir a casi la mitad de todos los que est¨¢n llamados a las urnas el 9 de marzo. Desde ese punto de vista, el encuentro, al margen de qui¨¦n se proclame vencedor, tendr¨¢ una formidable capacidad de movilizaci¨®n. Trece millones de espectadores significa que el debate se va a convertir en el tema de conversaci¨®n preferente al d¨ªa siguiente. Y eso es algo que el PSOE est¨¢ buscando con fuerza, porque conf¨ªa en que una participaci¨®n alta le permita, no s¨®lo ganar, sino aumentar su distancia actual con el PP (16 esca?os). Es cierto que las victorias por m¨¢s de 50 esca?os han pasado a la historia y que se han consolidado las diferencias por 18 o, incluso, 15 esca?os. Pero tambi¨¦n lo es que en su segunda legislatura, todos los presidentes del Gobierno han mejorado sus resultados y que ZP no querr¨¢ ser menos.
En el tan tra¨ªdo y llevado tema de la participaci¨®n electoral existe, sin embargo, un cierto malentendido. Oyendo a los socialistas se podr¨ªa pensar que en 2004 se produjo una participaci¨®n fuera de lo habitual. La realidad es que, si se consideran las nueve elecciones celebradas desde 1977, la participaci¨®n registrada en 2004 (75,66%) ocupar¨ªa un modesto quinto lugar, por debajo de 1977, 1982, 1993 y 1996. Tampoco es cierto que la participaci¨®n garantice la victoria del PSOE: en 1996 perdi¨® pese a que acudi¨® a votar un 77,38% del censo. Lo que s¨ª es probablemente cierto es que la derrota ser¨ªa casi segura con una abstenci¨®n por encima del 30%.
En d¨ªas como el de ayer, con la agresi¨®n sufrida por varios consejeros madrile?os a la puerta de un hospital, que viene a sumarse a los acosos sufridos por Nadal, D¨ªez o San Gil, conviene valorar a¨²n m¨¢s la reacci¨®n de los alumnos de Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Madrid que el pasado jueves evitaron que un grupo de j¨®venes enmascarados impidiera hablar a los representantes de los partidos que el decanato hab¨ªa invitado.
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