"Yo esperaba m¨¢s de este hombre"

Una letra grande es como un grito. Lo saben bien los chavales que se asoman a Internet para mandar a sus novias mensajes llenos de pasi¨®n y faltas de ortograf¨ªa. Por eso, cuando quieren demostrar enfado, teclean sus sentimientos en may¨²sculas. El t¨ªtulo de esta cr¨®nica, aunque escrito en letras grandes, fue pronunciado ayer en voz baja por un simpatizante del PP de C¨®rdoba mientras esperaba la llegada de Rajoy. El hombre -de unos 60 a?os, corbata oscura bajo el jersey de pico- dijo: "Yo esperaba m¨¢s de este hombre...". Su interlocutora, una se?ora vestida de punta en blanco, asent¨ªa al tiempo que ensayaba una frase de consuelo: "Pero Solbes tampoco estuvo bien".

Ese "yo esperaba m¨¢s de este hombre" no es ning¨²n dato cient¨ªfico, ni siquiera lleva impl¨ªcita la constataci¨®n de una derrota. Es algo peor. Porque habla de decepci¨®n, que es el "pesar causado por un desenga?o", un pesar muy dif¨ªcil de pesar. El del hincha que ve naufragar en el c¨¦sped al fichaje estrella que les iba a llevar en volandas a primera. La decepci¨®n del padre que so?¨® un hijo juez y ve crecer a un tarambana. La de Rajoy, que ensombrecido durante cuatro a?os por Acebes y Zaplana, se sac¨® de la manga a un triunfador, a un sabio de las finanzas, a la piedra sobre la que edificar¨ªa una campa?a basada en la econom¨ªa. Lo present¨® como a una estrella del balompi¨¦ y todos corrieron a fotografiarse junto a ¨¦l. Y fue entonces -en ese ambiente de euforia- cuando lleg¨® el debate.

Rajoy ni siquiera se refiri¨® al debate celebrado la noche anterior

Solbes dej¨® que fuera Zapatero el que ironizara sobre el dinero de Pizarro

Las v¨ªsperas del duelo fueron vividas con desasosiego en el PSOE. Los jefes de Ferraz recibieron numerosas muestras de nerviosismo. "?Y por qu¨¦ no lo suspendemos? Tenemos la excusa del ojo. Decimos que no se encuentra bien y ya est¨¢". El ¨²nico que se mostraba seguro era Solbes. Encerrado en su casa, dedic¨® todo el fin de semana a preparar la contienda. El resultado, ya se sabe. El primer dato lo ofreci¨® Antena 3 unos minutos despu¨¦s del programa -Solbes se hab¨ªa impuesto con claridad a Pizarro-, pero durante el d¨ªa de ayer se fueron sucediendo las noticias sobre el fracaso del ex presidente de Endesa. La primera lleg¨® del propio Rajoy. En un mitin ma?anero celebrado en C¨®rdoba ni siquiera se refiri¨® al debate celebrado la noche anterior, un debate sobre el que ten¨ªan tantas esperanzas, que hab¨ªan visto en directo casi cinco millones de espa?oles y que era la comidilla de toda la clase pol¨ªtica. De hecho, el ¨²nico militante significativo del PP que ayer se refiri¨® a la malograda actuaci¨®n de Pizarro fue el propio Pizarro, pero para defenderse como gato panza arriba, a veces en tono desabrido. En Cuatro, un periodista le pregunt¨® si, visto el resultado, no cambiar¨ªa nada de su actuaci¨®n. El ex presidente de Endesa contest¨® visiblemente molesto: "?Yo soy de Teruel y no cambio nada!".

El tropiezo no es peque?o. Sobre todo teniendo en cuenta que el PP hab¨ªa basado la campa?a en la econom¨ªa, que el debate no s¨®lo era la puesta de largo de Pizarro como pol¨ªtico, sino tambi¨¦n su ¨²nica oportunidad de medirse en p¨²blico con Solbes -no habr¨¢ debate de vuelta-. Por si fuera poco, el nivel exhibido por Pizarro ante las c¨¢maras dej¨® mucho que desear. Habl¨® de "escuela y despensa" y cit¨® en varias ocasiones al regeneracionista Joaqu¨ªn Costa. Cuando se sent¨ªa perdido, tiraba del ideario m¨¢s reaccionario del PP, ese que hasta Rajoy intenta no utilizar en sus m¨ªtines, ese que llega a acusar al Gobierno de estarle pagando a ETA.

El silencio en la c¨²pula del PP estuvo enmarcado ayer por los cuchicheos de muchos de sus dirigentes, que admit¨ªan en privado que Solbes les hab¨ªa hecho un roto en la l¨ªnea de flotaci¨®n. Y no s¨®lo por el fondo -se constat¨® que Pizarro es todav¨ªa un aficionado a la pol¨ªtica-, sino tambi¨¦n por la forma. Los casi cinco millones de espa?oles que vieron el debate sab¨ªan que Pizarro se hab¨ªa llevado de Endesa una indemnizaci¨®n de 2.000 millones de pesetas, y muchos esperaron que, de un momento a otro, Solbes le lanzara la estocada. La espera fue en balde. El ministro opt¨® por ganar sin hacer sangre. Prefiri¨® que fuera Zapatero quien, anoche, se diese el gusto de clavar la daga: "?C¨®mo es posible que este se?or haya cobrado esa indemnizaci¨®n con lo poco que sabe de econom¨ªa?".