Lo que mal empieza mal acaba

La corrida de Fuente Ymbro se desmadej¨® de salida y ya no levant¨® cabeza. El primero de la tarde, por inv¨¢lido, y el segundo porque se tronch¨® los dos pitones al enterrarlos en la arena, volvieron a los corrales. Mala cosa y alarma en las filas. Ante lo imprevisto, El Califa opt¨® por correr el turno y El Cid por lidiar el segundo sobrero. El primero bis, colorado y ofensivo, se fue veloz al pase cambiado por la espalda con que El Cid salud¨® la faena. Prometi¨® el toro y cumpli¨®. No tanto el torero, que, correcto, no termin¨® de cre¨¦rselo. Labor corta y aseada. Tras un primer pinchazo, El Califa le perdi¨® la cara al toro, ¨¦ste hizo por ¨¦l y no pudo evitar la cogida.

El Cid lidi¨® en segundo turno el segundo sobrero. Toro alto de agujas, feote, nada que ver con el resto. Manse¨® en varas y tom¨® la muleta con la cara alta y sin entrega. Mas con tanto defecto, el toro no renunci¨® a tomar la muleta. El Cid le cogi¨® la velocidad y el oficio se impuso sobre todas las cosas. Al final, el toro acab¨® por salir del armario y mostr¨® sin disimulos su mansa condici¨®n. El Cid mat¨® por cogida de El Califa dos toros m¨¢s. En cuarto lugar lidi¨® el segundo de su lote, que como el resto de la corrida pas¨® de puntillas por el caballo. Tambi¨¦n prometi¨® mucho de entrada, pero pronto descubri¨® que ten¨ªa fecha de caducidad. Antes de eso, El Cid lo aprovech¨® por la derecha. Hubo muletazos recreados, pero cuando lo intent¨® con la izquierda la historia cambi¨® y el toro se par¨®. En el brutote y vasto sexto, El Cid porfi¨® de cerca pero el toro no estaba por la labor.

Las dos faenas de Perera parecieron cortadas bajo el mismo patr¨®n. Al tercero, con codicia en los primeros pases, lo trat¨® con fr¨ªa correcci¨®n. Un par de circulares en trenza parecieron que encend¨ªan la traca. Una llama tenue que pronto perdi¨® fuerza. Un final de escaparate tampoco sirvi¨® de mucho. Su segundo fue el de menos fuerza de la corrida. S¨®lo puntu¨® el emocionante cambiado de espaldas con el que Perera empez¨®. Luego el toro se derrumb¨® y la faena no pas¨® de ser una continua probatura.