El efecto mariposa
Pas¨® lo que nunca deber¨ªa suceder: la seguridad del 'rating' AAA se ha convertido en una trampa
Este fin de semana se anunci¨® la compra de Bear Stearns por JP Morgan al precio de dos d¨®lares por acci¨®n, tras haber cerrado el viernes a 30 d¨®lares por acci¨®n. El precio de la adquisici¨®n fue de 240 millones de d¨®lares, muy inferior al valor de tan s¨®lo los inmuebles de la firma, e inclu¨ªa un pr¨¦stamo de la Fed de 30.000 millones de d¨®lares para financiar activos de incierta calidad. A su vez, la Reserva Federal redujo el domingo por la tarde el tipo de descuento en 25 puntos y anunci¨® una nueva ventanilla donde tendr¨¢n acceso a prestamos de cuant¨ªa ilimitada, por primera vez en la historia, los bancos de inversi¨®n, durante un periodo de al menos seis meses, argumentado para ello la existencia de circunstancias "exigentes e inusuales". Esto se une a la larga lista de medidas destinadas a mejorar la liquidez del sistema financiero americano y a las m¨²ltiples bajadas de tipos -300 puntos b¨¢sicos- desde septiembre. La salud del sistema financiero americano se ha deteriorado r¨¢pidamente y el riesgo de una crisis bancaria ha aumentado significativamente.
Al igual que el batir de las alas de una mariposa puede generar un temporal en otra parte del mundo, el fiasco de las hipotecas subprime y el colapso de la titulizaci¨®n han generado un vendaval financiero. La clave para entender la gravedad de la situaci¨®n es el fen¨®meno del cisne negro: los cisnes negros en teor¨ªa no existen, hasta que aparece el primero. De la misma manera, los activos con un rating AAA en teor¨ªa deber¨ªan tener un riesgo asociado muy bajo y sus spreads nunca deber¨ªan aumentar demasiado. Con esta premisa, bancos y fondos de inversi¨®n invirtieron en los ¨²ltimos a?os en estos activos con alt¨ªsimos niveles de apalancamiento -para extraer un retorno adecuado de un activo con un spread muy bajo hay que comprar una gran cantidad-.
Sin embargo, en los ¨²ltimos meses ha aparecido el cisne negro: m¨²ltiples activos con rating AAA, sobre todo derivados hipotecarios y crediticios, han experimentado violentas variaciones de precios, generando enormes p¨¦rdidas -ya que las cantidades invertidas eran inmensas- y forzando la liquidaci¨®n de carteras que a su vez han creado ulterior presi¨®n bajista a los precios de los activos. Lo que nunca deber¨ªa suceder ha sucedido, y la "seguridad" asociada al rating AAA se ha convertido en una trampa.
Las p¨¦rdidas asociadas a este evento inesperado han mermado el capital de bancos y fondos de inversi¨®n e iniciado un proceso de liquidaci¨®n que ha puesto en jaque a las partes m¨¢s d¨¦biles y expuestas del sistema financiero. Los bancos han reducido o incluso eliminado l¨ªneas de cr¨¦dito, se han aumentado los descuentos sobre el colateral, incluso el de mayor calidad como los bonos soberanos, y la desconfianza se ha agigantado. El resultado, una crisis sist¨¦mica que se ha cobrado varios fondos y Bear Stearns como v¨ªctimas.
La Fed ha desplegado todas sus armas para contener el deterioro del sistema financiero: reducciones dr¨¢sticas de tipos, inyecciones de liquidez a cambio de colateral de mayor riesgo, y podr¨ªa incluso adquirir activos hipotecarios directamente. Con la Fed ejerciendo de prestamista de ¨²ltima instancia el mercado de cr¨¦dito se ha estabilizado un poco, y ha llegado el turno de la pol¨ªtica fiscal. Limitado por un elevad¨ªsimo d¨¦ficit por cuenta corriente que ha mermado el ahorro privado dom¨¦stico, Estados Unidos necesita una infusi¨®n de capital, ya sea p¨²blico o extranjero. El proyecto de ley del congresista Barney Frank, que servir¨ªa para reestructurar las hipotecas de m¨¢s de un mill¨®n de personas que deben m¨¢s que el valor de sus viviendas y, por tanto, reducir¨ªa el volumen de reposesiones inmobiliarias, puede servir para frenar el deterioro del mercado de la vivienda y poner fin a la sangr¨ªa de p¨¦rdidas del sector financiero.
Estados Unidos ha tenido la suerte de no tener que aumentar los tipos de inter¨¦s para defender su moneda, como sucedi¨® durante las crisis gemelas de los noventa, y por tanto el impacto sobre la econom¨ªa real ser¨¢ menor. Pero la aritm¨¦tica econ¨®mica no deja lugar para milagros: la resoluci¨®n de la crisis requiere el uso urgente de dinero p¨²blico para frenar el deterioro inmobiliario, recapitalizar el sistema, y reconstruir la confianza. Y esto requerir¨¢, a su vez, controlar el d¨®lar. Reconocer la existencia del problema es el primer paso para su resoluci¨®n, y el tiempo apremia.
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