"Me arruinaron la vida"

Fernando Gonz¨¢lez ten¨ªa 30 a?os cuando, junto a su entonces novia y hoy esposa, cay¨® en las redes de la inmobiliaria Promocisa. Trabajaba de funcionario. Iban a casarse y se metieron en las letras del piso, que costaba, recuerda, 1.890.000 pesetas "a tocateja".

Hab¨ªa pagado el 70% del dinero cuando Promocisa, dos meses antes de la boda, salt¨® por los aires. Sus ilusiones y las de su novia se derrumbaron. "Tuvimos que irnos a un piso de alquiler, en el que estuvimos diez a?os".

Le hubiera gustado tener m¨¢s hijos, pero decidieron tener s¨®lo uno por la incertidumbre econ¨®mica que entonces se viv¨ªa en Espa?a. "Trabajaba 15 horas diarias; sal¨ªa de un sitio y entraba en otro a trabajar".

Durante muchos a?os, Fernando tuvo que seguir pagando el piso adquirido, sobre el papel, a Promocisa y el de alquiler. La vivienda de Promocisa (¨¦l es de los afortunados que, tras la intervenci¨®n del Gobierno, pudo conseguirla muchos a?os despu¨¦s) le supuso tener que suscribir otra hipoteca cuatro veces m¨¢s cara de la prevista inicialmente.

Fernando ni siquiera sab¨ªa que los magistrados del Tribunal Supremo han fallado esta semana definitivamente sobre este asunto. Nadie le ha informado de nada. Ni ahora ni antes. "Esta justicia espa?ola es una barbaridad; ni es justicia ni es nada", se lamenta.