N¨¢ufragos amarrados a puerto
Los dos ¨²ltimos pescadores retenidos en Santo Tom¨¦ regresan a Huelva
"Dorm¨ªamos en cubierta, a la intemperie. Nos duch¨¢bamos una vez a la semana porque no ten¨ªamos agua. El pan disponible estaba mohoso. Ten¨ªamos que usar el anzuelo para conseguir algo de comer". Con este relato, digno de un n¨¢ufrago, relata Jos¨¦ Carrasco la etapa final de la que ha sido su campa?a pesquera m¨¢s amarga en sus 39 a?os de carrera en la mar. Carrasco, jefe de m¨¢quinas del barco Rosa Madre, ha formado parte del grupo de 22 marineros espa?oles de la empresa Astipesca que, embarcados en nueve pesqueros, permanecieron amarrados m¨¢s de un mes en el puerto de Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe sin poder volver a Espa?a. ?La raz¨®n? El armador no pod¨ªa pagar el gas¨®leo necesario para esa singladura.
Hasta el jueves no pudo regresar Carrasco a su casa de Isla Cristina (Huelva). Junto a ¨¦l, retorn¨® Manuel Gil, patr¨®n del Figueroa 17. Ambos trabajadores hab¨ªan pasado juntos los peores d¨ªas, despu¨¦s de ver c¨®mo, el 17 de abril, el resto de sus compa?eros sub¨ªan a un avi¨®n que les llevaba, por fin, a Espa?a despu¨¦s de m¨¢s de un mes de penurias. "Las autoridades del pa¨ªs nos dijeron que nos ten¨ªamos que quedar para velar por la seguridad de los barcos que dej¨¢bamos en puerto", afirma Gil.
"He pasado hambre"
"Lo que vivimos all¨ª fue terrible. Yo he pasado hambre, algo que nunca cre¨ª posible a estas alturas", explica Manuel Gil. El 13 de marzo, con las tripas de su barco repletas de marisco congelado, el patr¨®n del Figueroa 17 recal¨®, junto al resto de nav¨ªos espa?oles, en Santo Tom¨¦ para repostar combustible. "Nos extra?¨® que, en vez de hacerlo en la mar, el armador nos ordenara ir a tierra. Pensamos que iba a ser una cosa r¨¢pida. Pero los d¨ªas pasaban y pasaban. Y all¨ª nadie daba una soluci¨®n. Sab¨ªamos que la empresa no iba demasiado bien, pero no pensamos que fuese a dejarnos as¨ª", recuerda. "Y lo peor era que, poco a poco, nos ¨ªbamos quedando sin v¨ªveres y sin agua", destaca Gil.
Qu¨¦ le iban a contar a Jos¨¦ Carrasco, quien ya llevaba m¨¢s de un mes con su nave all¨ª amarrada. Debido a una aver¨ªa en el motor auxiliar mientras pescaban, el Rosa Madre puso proa a Santo Tom¨¦. Atracaron el 11 de febrero. En puerto, el jefe de m¨¢quinas se las vio y se las dese¨® para arreglar la aver¨ªa. "El problema estaba en el cig¨¹e?al. Lo pedimos y la empresa no hac¨ªa m¨¢s que darnos largas. Un d¨ªa nos dec¨ªa que estaba en Holanda, otro en Huelva, otro en Dakar o en Lepe. Siempre mentira. Nunca lleg¨®".
Ante la falta de soluciones, los trabajadores pidieron ayuda a la embajada espa?ola en Gab¨®n para conseguir salir de all¨ª. Gracias a los trabajos de mediaci¨®n de la embajada y de la empresa Astipesca, un grupo de 20 pescadores consegu¨ªa despegar el 17 de abril. Una semana despu¨¦s lo hicieron Gil y Carrasco.
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