Zafonazos en el pa¨ªs de Jauja
Este es un pa¨ªs incre¨ªble. Mientras los comerciantes del mercado de alimentaci¨®n de mi barrio se quejan de que las ventas han descendido vertiginosamente (mi charcutero pasa el tiempo entre cliente y cliente resolviendo solitarios en su ordenador port¨¢til), muchos editores, preguntados individualmente, declaran haber tenido "un a?o mejor que nunca" y que sus perspectivas para 2008 siguen siendo magn¨ªficas. Acerca de las repercusiones de la crisis econ¨®mica sobre el libro, en el sector circulan dos hip¨®tesis: una sostiene que ya se est¨¢ notando y que s¨®lo se vende un n¨²mero limitado de t¨ªtulos, casi siempre los mismos, en detrimento de todos los dem¨¢s (que son r¨¢pidamente devueltos a los almacenes, como contaminados por el virus del ?bola); y dos, que en ¨¦pocas de contracci¨®n econ¨®mica el libro, un "producto" m¨¢s barato que el perfume, la colonia, el pa?uelo de seda o la corbata, se convierte en una especie de "bien refugio" al que la gente recurre a la hora de hacer un regalo "distinguido", por lo que no hay nada que temer (olvidan, sin embargo, que a ese 44% de la poblaci¨®n que declara no leer nunca, regalarle un libro es provocarle un serio disgusto). En todo caso, ambas hip¨®tesis no se excluyen. En los ¨²ltimos meses se han publicado tres libros millonarios en tirada (autores: Follett, Rowling, Ruiz Zaf¨®n) cuyo precio conjunto de venta al p¨²blico supera los 75 euros. Adem¨¢s, y a pesar del irritante secretismo de las empresas editoriales a la hora de declarar ventas reales (s¨®lo quieren salir en la prensa cuando ¨¦sta se limita a promocionar gratuitamente sus productos), la extrapolaci¨®n de datos de Nielsen, que es el indicador m¨¢s fiable, permite asegurar que m¨¢s de una treintena de t¨ªtulos (en diversos formatos) han alcanzado en los ¨²ltimos seis meses ventas superiores (y a veces mucho) a los 50.000 ejemplares. Como el presupuesto de compra de libros (excluyendo el texto obligatorio) de la mayor¨ªa de las familias es muy limitado, lo cierto es que uno se pregunta qu¨¦ va a pasar en este pa¨ªs de Jauja con los otros 70.000 t¨ªtulos que, previsiblemente, se publicar¨¢n de nuevo en este, tambi¨¦n previsible, a?o de vacas flacas y libros gordos. Porque, claro, no todos los d¨ªas son Sant Jordi, ni siempre se puede dar el zafonazo.
M¨¢s de una treintena de t¨ªtulos han alcanzado en los ¨²ltimos seis meses ventas superiores (y a veces mucho) a los 50.000 ejemplares
Monstruosidades
Yo s¨®lo creo en los datos inmediatos de la conciencia, dec¨ªa el bergsoniano h¨¦roe Lemmy Caution (Eddie Constantine) en la estupenda Alphaville (1965) de Godard, una pel¨ªcula que, desdichadamente, sigue sin tener su versi¨®n en deuved¨¦. A m¨ª me pasa lo mismo: frente a las explicaciones deterministas y tranquilizantes de los positivistas, la conciencia se me antoja el dominio absoluto de la libertad. Y la m¨ªa est¨¢ llena de monstruos (conste que no estoy pensando precisamente en do?a Esperanza Aguirre), probables trasuntos de mi retorcida psique proclive al bla-bla-bla de div¨¢n lacaniano y de duraci¨®n (dur¨¦e) aleatoria. Sea como fuere, soy lector cautivo de casi todo lo que lleve la palabra "horror" en los paratextos de cubierta, y eso que en el subg¨¦nero abunda la basura. Por eso le¨ª hace a?os la primera edici¨®n (1993) estadounidense de Monster Show, de David J. Skal, un volumen que ahora publica Valdemar y cuyo subt¨ªtulo, 'Una historia cultural del horror' (en el cine), promete m¨¢s de lo que da. Resumiendo: el discurso principal de Skal se muestra tan fragmentado por la intromisi¨®n de las an¨¦cdotas (a veces sabrosas e interesantes) y de ese tipo de erudici¨®n que agrada a los amantes del Trivial Pursuit (por ejemplo, lo que ata?e a la "formidable sexualidad" de Jean Harlow, en la que se pens¨® inicialmente como protagonista de Freaks, la obra maestra de Browning) que su libro no acaba nunca de centrarse del todo en lo que se anuncia como "una historia del g¨¦nero de terror a lo largo del siglo XX". M¨¢s interesante y concreto es Hollywood Gothic (1990), en el que Skal rastrea los avatares cinematogr¨¢ficos del mito de Dr¨¢cula y que a¨²n no ha sido publicado en Espa?a (aunque Monster Show incorpora mucho de lo que en ¨¦l se dice). Un libro, en todo caso, que gustar¨¢ a los amantes del g¨¦nero.
Hidr¨¢ulica
Un mundo que necesita agua es el medio m¨¢s propicio para el desarrollo de la imaginaci¨®n hidr¨¢ulica. La frase anterior no fue pronunciada por ning¨²n parroquiano de Negociudad, la aglomeraci¨®n posapocal¨ªptica que rige con mano de hierro T¨ªa Entity (Tina Turner) en M¨¢s all¨¢ de la c¨²pula del trueno (1985), tercera entrega de la saga Mad Max. La escribi¨® Juan Benet, un escritor fascinado por los embalses y pantanos y que, como conspicuo ingeniero, algo sab¨ªa de c¨®mo llevar el precioso l¨ªquido de un lugar a otro. Nunca supe de verdad cu¨¢l de sus dos oficios le gustaba m¨¢s. Pero en alg¨²n lugar he le¨ªdo que, preguntado acerca de por qu¨¦ segu¨ªa ejerciendo la profesi¨®n de ingeniero en vez de consagrarse de lleno a la escritura, Benet respondi¨® que porque no deseaba tener que dedicarse a la mendicidad (estoy seguro de que ment¨ªa). Eran aquellos a¨²n malos tiempos para la narrativa (hablo de finales de los setenta), aunque al escritor de la calle del Pisuerga le dio tiempo suficiente para comprobar (con cierta envidia) c¨®mo algunos de sus m¨¢s cercanos disc¨ªpulos lograban conectar con un p¨²blico m¨¢s amplio y se sacaban una pasta en los a?os del boom de la llamada nueva narrativa. El ¨²nico due?o y se?or de Regi¨®n (cuyo mapa alfaguaresco conservo clavado a la pared con cuatro chinchetas) lo ten¨ªa claro. Lean, por favor: "(nuestra) gran reserva de agua se limita al sistema Norte-Duero-Ebro-Tajo, estando el resto de la pen¨ªnsula necesitada del transporte de excedentes para cubrir su demanda. Y eso, inexorablemente, quiere decir que, antes incluso de quedar agotado el aprovechamiento de cada cuenca, en cuanto entidad hidrogr¨¢fica independiente, la pol¨ªtica hidr¨¢ulica tendente a un reparto uniforme y equitativo del bien com¨²n exige la comunicaci¨®n entre las cuencas, esto es, los trasvases". Ignoro si alguno de mis improbables lectores se siente particularmente concernido por lo de la sequ¨ªa y las aguas que unos necesitan m¨¢s que otros, pero yo, que entiendo muy poco de todo esto (pero me ducho y bebo mis dos litros de agua diarios, sin contar la que le a?ado al johnnie walker) presiento ya un mundo tan des¨¦rtico y est¨¦ril como el de Madrid-Sur, la pel¨ªcula posapocal¨ªptica que todav¨ªa no ha podido filmar Agust¨ªn D¨ªaz Yanes (pero cuyo estupendo gui¨®n deber¨ªa publicar alguna editorial). Por eso he rescatado de mi biblioteca -y me he puesto a releer en busca de fundamento- las Prosas Civiles del citado don Juan, publicadas (1994) por el entonces Ministerio de Obras P¨²blicas, Transportes y Medio Ambiente, y cuyos ejemplares languidecen muertos de tristeza y cogiendo polvo en cualquier rec¨®ndito almac¨¦n (quiz¨¢s situado en Negociudad), como suele ocurrir siempre que la Administraci¨®n se pone el disfraz de editor sin conseguir enga?ar a nadie.
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