La papelera
En una ocasi¨®n estando en el parque, recuerdo a un ni?o, de unos dos a?os, que persiguiendo a un gato se golpe¨® con una papelera. La madre, para paliar el disgusto, comenz¨® a dar palmadas a la papelera mientras dec¨ªa: "Papelera mala, mala, mala...". Me hizo gracia presenciar en directo una actitud formativa tan memorable.
Una costumbre arraigada en los h¨¢bitos educativos que recibimos durante la infancia es la de inculpar a elementos inertes como origen de todos los males. Este h¨¢bito se refleja, de una forma curiosa, cuando siendo adultos afrontamos fen¨®menos que nos disgustan y para los que no nos sentimos preparados, pegando a nuestra propia papelera.
Aunque parezca obvio, me gustar¨ªa remarcar que este objeto llamado videojuego es inerte, s¨®lo toma vida cuando es utilizado. Eso s¨ª, este soporte es un medio capaz de portar contenidos de lo m¨¢s variado, desde formativos a proselitistas y desde convenientes a inconvenientes. Con lo cual, cualquier debate de orden ¨¦tico, o moral (en los que no me implico), deber¨¢ reflexionar sobre ese contenido, sin cuestionar el medio. Imaginemos que eso ocurriese con otras formas de ocio, nos llevar¨ªa al dudoso dilema de cuestionar si cerrar cines o quemar libros por la mayor o menor afinidad con sus contenidos. Si la cuesti¨®n son los contenidos, la pol¨¦mica se torna global y no debe, en ning¨²n caso, limitarse a ese objeto inm¨®vil que no aporta nada a la reflexi¨®n.
No me parece mal conocer previamente el car¨¢cter de esos contenidos para que las personas responsables del menor decidan el acceso a los mismos, extendi¨¦ndose este mismo criterio a todos los medios que existen en la actualidad.
En la antig¨¹edad, muchos reyes y gobernantes mataban a los mensajeros que portaban malas noticias, consiguiendo solamente perpetuar su ignorancia y evitar la perturbaci¨®n. Y no hace mucho, en los cuarteles militares se pod¨ªa arrestar a la corneta por no funcionar, y se la dejaba retenida y sin uso el tiempo designado por la autoridad.
El videojuego es un fen¨®meno de ocio sin parang¨®n, pero es ingenuo pensar que su expansi¨®n se frenar¨¢ por opinar sobre ¨¦l. Observemos y escuchemos a este mensajero del futuro y as¨ª podremos actuar m¨¢s acorde con los posibles peligros que puedan acompa?arle.
Gonzo Su¨¢rez es creador de videojuegos.
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