EL SUE?O DE LA CIUDAD DORMITORIO
BADIA, Ciutat Badia y Badia del Vall¨¨s. Tres denominaciones y una sola identidad para una poblaci¨®n joven que ha hecho de la lucha vecinal su estandarte. Los habitantes de esta localidad a las afueras de Barcelona, creada artificialmente en las postrimer¨ªas del franquismo, est¨¢n orgullosos de ser de donde son. Ahora quieren que los dem¨¢s dejen de ver Badia como una ciudad dormitorio y sin alma. Para ello cuentan con la ayuda de un grupo de artistas, que ma?ana llevan al municipio PlasmA, un proyecto que pretende dibujar una nueva imagen de la ciudad a trav¨¦s de cinco acciones art¨ªsticas en las que han participado cientos de personas.
Ning¨²n cartel indica que se est¨¢ entrando en Badia del Vall¨¨s. Pero puede adivinarse si uno piensa en los estereotipos asociados al extrarradio: el tren —que pasa de largo porque el municipio no tiene estaci¨®n propia— y, tras ¨¦l, una manada de edificios que hacen da?o a la vista por su tama?o colosal y sus colores tristes: grises y marrones. Tampoco hay en Badia sem¨¢foros. Ni uno s¨®lo. Las rotondas son gestoras exclusivas del tr¨¢fico. Hay, eso s¨ª, sitio de sobra para aparcar el coche. Un lujo al alcance de muy pocas ciudades tan densamente pobladas: en menos de un kil¨®metro cuadrado viven 14.000 personas.
Con un espacio tan exiguo, cualquier lugar queda a tiro de piedra. El Ayuntamiento junto al mercado, el mercado junto a las terracitas de los bares. Y en medio, la plaza central, que est¨¢ a rebosar y que Mar¨ªa cruza bajo un sol que pica demasiado y anuncia tormenta. La mujer, de 56 a?os, aparece con un peinado impecable y con un vestido elegant¨ªsimo. Ha participado en 14.000 ventanas, una de las cinco iniciativas art¨ªsticas programadas para ma?ana, en el marco de la Fiesta Mayor de la localidad. Cultura popular y arte contempor¨¢neo, de la mano.
"Yo nac¨ª en Totana, provincia de Murcia. Llevo aqu¨ª desde 1977, y esto es el para¨ªso", dice la mujer con un desparpajo que echa para atr¨¢s. Recuerda a su marido, muerto hace un a?o, y habla de c¨®mo le abri¨® las puertas de su casa a un joven y fornido alem¨¢n, Marten Persiel. "Es que es mu majo". Persiel sonr¨ªe. ?l ha realizado, en solitario, 14.000 ventanas, una pieza audiovisual a medio camino entre el documental y el v¨ªdeoarte. "He querido hacer algo intimista, poes¨ªa visual. Explico muchos detalles de la vida de los protagonistas, para que sean personas cre¨ªbles", dice. Mar¨ªa le escucha con atenci¨®n y con una sonrisa en los labios.
"En el documental me cuentan cosas muy personales. Para eso he tenido que estar mucho tiempo en Badia y abrirme yo tambi¨¦n", insiste el artista, que reside en Barcelona y ha realizado audiovisuales sobre la incidencia del sida en Costa de Marfil. Con tantas horas paseando por el pueblo —as¨ª les gusta llamarlo a algunos vecinos— ha acabado por convertirse en uno m¨¢s. Y se ha llevado una sorpresa: "Esperaba encontrar algo m¨¢s oscuro. Y la verdad es que aqu¨ª la gente est¨¢ contenta y se siente orgullosa de vivir en Badia".
La pel¨ªcula se pasar¨¢ a los ciudadanos ma?ana por la noche, minutos antes de que los correfocs (correfuegos) invadan con sus antorchas en llamas las calles. Y en una pantalla muy particular: la fachada lateral de un edificio, una de esas moles terrosas que asemejan Badia a una ciudad sovi¨¦tica de la Europa del Este. Para el concejal de Cultura, Enric S¨¢nchez, se trata de "aprovechar oportunidades y demostrar que la verticalidad no tiene por qu¨¦ ser negativa". ?se es el esp¨ªritu, precisamente de PlasmA, ¨®pticas culturales urbanas: "Se trata de intervenir en el espacio p¨²blico para explotar todas sus posibilidades a partir de las artes esc¨¦nicas, pl¨¢sticas, el montaje audiovisual y la m¨²sica", opina Mar Cordob¨¦s, codirectora art¨ªstica de PlasmA junto a Ricard Picanyol.
Esa misma fachada tambi¨¦n servir¨¢ de plataforma para la espectacular actuaci¨®n que la compa?¨ªa gerundense Deambulants ha preparado. En Del cielo? a Badia, un grupo de int¨¦rpretes sujetos con cuerdas de escalada realizar¨¢n una coreograf¨ªa de danza a¨¦rea, a la que seguir¨¢ un n¨²mero acrob¨¢tico. Pura fantas¨ªa para una ciudad demasiado acostumbrada a la tranquilidad, a que no ocurra nada, a que sus habitantes salgan a primera hora a trabajar y regresen a casa a dormir.
"Los expertos nos han dicho siempre que el municipio est¨¢ muy mal: fracaso escolar, bajo nivel sociolaboral? Ahora, los artistas de PlasmA nos descubren que el orgullo de pertenecer a Badia ya existe", remarca el concejal. El problema, sin embargo, es de cara al exterior. La propuesta, de hecho, pretende tener la categor¨ªa y la potencia suficientes como para atraer a vecinos de otros municipios. "Montar esto es muy caro, y cada a?o no nos lo podemos permitir", sonr¨ªe S¨¢nchez. Algunas iniciativas, como la intrepidez de Deambulants, est¨¢n destinadas a vivir s¨®lo en la memoria individual y colectiva. Pero otros permanecer¨¢n, como Badiafonia.
El arquitecto Pau Faus ha creado una suerte de mapa sonoro de Badia, que est¨¢ colgado en Internet (www.badiafonia.net). All¨ª se recogen historias, recuerdos y emociones contadas por sus habitantes. A cada espacio de la ciudad le corresponde un archivo sonoro. Al hacer clic se enciende un moderno reproductor de m¨²sica que contiene, por ejemplo, las explicaciones de un tal Francisco sobre las bondades de la venta ambulante frente a las grandes superficies. La idea es que la base de datos se ampl¨ªe aun despu¨¦s de la Fiesta Mayor, porque el objetivo del proyecto es tambi¨¦n fomentar la participaci¨®n.
El mapa en miniatura de Badia deja a las claras c¨®mo se dibuj¨® la ciudad: imitando la forma de la pen¨ªnsula ib¨¦rica. Por eso casi todas sus calles tienen nombres de ciudades, regiones y accidentes geogr¨¢ficos de la piel de toro. Una de las avenidas es la del Mediterr¨¢neo. Est¨¢ llena de coches y motos tuneados. Los chicos circulan arriba y abajo a mucha velocidad, aunque han de llevar mucho cuidado con los badenes de la carretera: es un territorio minado. Deambulan los j¨®venes y, sobre todo, los ancianos, que cargan las bolsas de la compra. Badia ha ido perdiendo poblaci¨®n en los ¨²ltimos a?os, y adem¨¢s ¨¦sta ha envejecido. La actividad econ¨®mica es escasa y los j¨®venes tienen que buscarse la vida aun m¨¢s lejos de Barcelona, por la carest¨ªa de la vivienda.
Ante un panorama que puede parecer poco halag¨¹e?o, el poder de la imaginaci¨®n. Es la base del taller fotogr¨¢fico Badia 2.0. Los miembros del Club de Fotograf¨ªa de Badia, bajo la supervisi¨®n de PlasmA, han tomado fotos de espacios reales para, despu¨¦s, manipularlas y a?adir aquello que querr¨ªan ver. Se expondr¨¢n a gran tama?o junto a los espacios a los que representan, en un interesante ejercicio que pone en paralelo realidad y ficci¨®n. Agust¨ª Padilla, por ejemplo, ha instalado la estatua de una vaca, un edificio multicolor y hasta un b¨®lido de f¨®rmula 1 en una avenida. ?No puede generar frustraci¨®n? Padilla no lo cree: "La cuesti¨®n es preguntarse, ?y por qu¨¦ no?".
El protagonismo que se da a los ciudadanos tambi¨¦n se observa en el proyecto Badia Plaza, un "espejo del pueblo", sostiene Pilar Soler, que junto a Santiago Roose, Martin Guerra y Georgia Reichhold se ha dedicado a buscar fotograf¨ªas personales de los vecinos puerta a puerta. "Al principio cost¨®, pero luego nos entregaban de todo", dice. Una plaza acoger¨¢ el montaje, en el que habr¨¢ banderolas de colores con los retratos de los vecinos.
Badia mantiene una relaci¨®n especial, casi pitag¨®rica, con el n¨²mero 14. El 14 de julio de 1975, los pr¨ªncipes de Espa?a inauguraron los primeros pisos de la ciudad proyectada por el Ministerio de la Vivienda franquista, que pretend¨ªa descongestionar el ¨¢rea de Barcelona de las bolsas de inmigrantes concentrados en barrios perif¨¦ricos. Los terrenos eran propiedad de Emilia Badia. De ah¨ª el nombre. Pero hay m¨¢s. El 14 de abril de 1994 Badia dej¨® de ser gestionada por otros y alcanz¨® la independencia municipal. Ma?ana, d¨ªa de Fiesta Mayor, es tambi¨¦n un 14 de junio. La fiesta que ha de servir para que la ciudad dormitorio despierte al albur del arte. Eso sin olvidar espacio para lo m¨¢s cotidiano: el concurso de tortilla de patatas, que llega a su cuarta edici¨®n, o los grafitos callejeros. Como uno sobre la acera en el que puede leerse, en may¨²sculas y color azul, una sola palabra: Badia.
Los eventos tendr¨¢n lugar ma?ana en Badia del Vall¨¨s (Barcelona) www.badiadelvalles.net
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