Dominique Perrault, el 'no-arquitecto'
No ten¨ªa treinta a?os cuando en un Par¨ªs que celebraba la arquitectura elegantemente moderna de Jean Nouvel, Dominique Perrault (Clemont Ferrand, 1953) se convirti¨® en el elegido de los dioses pol¨ªticos. Gan¨® el concurso para levantar la Biblioteca Nacional de Francia y supo hacerse un hueco en la esfera internacional compartiendo el cupo de franceses elegantes. Con el tiempo, ha sabido desvincularse de esa ¨²nica etiqueta gracias a su habilidad con las mallas met¨¢licas, a su moderado n¨²mero de proyectos y, sobre todo, a la variedad de sus respuestas y la evoluci¨®n de sus propuestas. Eso le ha permitido mantener la carta de la intriga, vital porque evita el encasillamiento de los profesionales. No lo ten¨ªa f¨¢cil. Pero cuando en 1992 gan¨® el concurso para levantar el vel¨®dromo ol¨ªmpico en Berl¨ªn, su rival m¨¢s directo, Jean Nouvel, debi¨® entender que la cosa iba en serio. Una exposici¨®n en el Centro Pompidou de Par¨ªs, la primera dedicada a un arquitecto sin el Premio Pritzker, recoge ahora toda esa aventura en proyectos. Desde el vel¨®dromo hasta su ¨²ltimo dise?o en Se¨²l (una universidad para mujeres), pasando por los proyectos espa?oles de Barcelona, Tenerife o Madrid, adem¨¢s de los dise?os industriales del arquitecto. Perrault lleg¨® a Espa?a antes que Nouvel, aunque el segundo logr¨® cuajar primero sus proyectos. En enero de 2009 entregar¨¢ la Caja M¨¢gica, sus canchas de tenis con cubiertas m¨®viles junto al r¨ªo Manzanares, y ahora, coincidiendo con esta muestra, termina su primer rascacielos en Barcelona, el hotel Habitat Sky.
PREGUNTA. ?A Europa s¨®lo le queda subir?
RESPUESTA. Es muy raro porque tras el desastre del 11-S los arquitectos cre¨ªmos que lo siguiente era el fin de las torres singulares. Sin embargo, un par de a?os m¨¢s tarde comenzamos a ver que suced¨ªa lo contrario. Por todo el mundo se han empezado a construir rascacielos. Vivimos una ¨¦poca extra?a, indefinida para muchos pa¨ªses y continentes. ?Qu¨¦ est¨¢ marcando la arquitectura de hoy? ?Lo que sucede en el sureste asi¨¢tico? ?Lo que ocurre en el golfo P¨¦rsico? ?La peatonalizaci¨®n de las ciudades europeas? ?O la fiebre de los rascacielos? Europa ha desempe?ado un papel especial en el tema de los rascacielos. Durante mucho tiempo hemos tratado de mantenernos al margen.
P. ?Eso es posible?
R. Los que criticaban el crecimiento en altura en las ciudades europeas sosten¨ªan que era la mejor manera de proteger los centros hist¨®ricos, la escala humana. En Par¨ªs, el debate sobre los rascacielos en la ciudad contin¨²a. No est¨¢ solucionado.
P. ?Y usted qu¨¦ opina?
R. Ahora mismo, adem¨¢s del hotel en Barcelona, estamos levantando una torre en Luxemburgo. Ganamos un concurso para erigir una pareja de rascacielos junto a la Feria de Mil¨¢n y en Viena tambi¨¦n estamos levantando otro. La densidad de las ciudades europeas lo pide.
P. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n los rascacielos que levantan en esas ciudades?
R. Una marcada identidad. El rascacielos tiene que reconocerse de lejos. O bien porque tenga un cuerpo a?adido y colgante (como el hotel de Barcelona) o bien porque crezca con un compa?ero, como las torres de Mil¨¢n. Los rascacielos se han de singularizar. S¨®lo as¨ª consiguen crear un contexto.
P. ?Hay un lugar m¨¢s id¨®neo para los rascacielos en las ciudades europeas? ?El extrarradio, como en Par¨ªs? ?La City, como en Londres?
R. Es imposible construir una trama urbana con un ¨²nico edificio. A m¨ª me interesa que las torres cumplan un papel de referencia, que es el que hist¨®ricamente han tenido. A partir de ah¨ª, una torre s¨ª puede organizar el urbanismo de un barrio. O cerrar el de una ciudad. Sin embargo, tengo la impresi¨®n de que la mayor¨ªa de los rascacielos que se levantan hoy, lejos de culminar un urbanismo, son un punto de partida.
P. Usted fue el ni?o bonito de la era Mitterrand. Cuando levant¨® las cuatro torres de la Grand Biblioth¨¨que marc¨® Par¨ªs en lo urban¨ªstico y lo arquitect¨®nico, pero tambi¨¦n en lo pol¨ªtico. ?Qu¨¦ cree que les interesa hoy a los pol¨ªticos franceses?
R. Creo que se est¨¢n concentrando m¨¢s en el aspecto social de la arquitectura que en el representativo. Y por social no me refiero s¨®lo a construir en los suburbios. Hablo de calidad de vida. De inversi¨®n ciudadana para el futuro, de sostenibilidad. Eso se traduce en m¨¢s peatonalizaci¨®n, m¨¢s transporte p¨²blico y otro tipo de decisiones arquitect¨®nicas. Europa pide ese cambio. En Francia vamos un poco retrasados en la construcci¨®n de viviendas de protecci¨®n oficial. Por eso los pol¨ªticos han decidido concentrarse en esa urgencia. En Francia no se est¨¢n acabando Grands Travaux ahora mismo. La arquitectura institucional se ha parado. Se est¨¢n construyendo edificios del mont¨®n, tal vez un poco banales. Pero creo que ese equilibrio, construir normalidad cuando todos los dem¨¢s est¨¢n llenando las ciudades de espect¨¢culo, puede ser una buena idea.
P. En Espa?a, a muchos de sus proyectos les cuesta arrancar.
R. Pero estamos en racha. Por fin tenemos fecha de entrega de las instalaciones ol¨ªmpicas de tenis junto al r¨ªo Manzanares que estamos construyendo en Madrid: principios de 2009. Las elecciones ralentizan los trabajos. Tanto que algunos, como el estadio que dise?amos para Badalona, terminan por desaparecer.
P. Las torres que construir¨¢ en Mil¨¢n se inclinan una sobre la otra.
R. S¨ª, se mueven un poco. Tienen que ser especiales. El terreno est¨¢ rodeado de autopistas, aparcamientos y v¨ªas. Hay que crear una idea de victoria para sobreponerse a un lugar as¨ª. Los rascacielos se inclinan para formar esa V y adaptarse al movimiento del lugar. Ser¨¢n muy visibles en medio del jaleo.
P. Los proyectos que termina son muy distintos. En Luxemburgo, la Corte Europea de Justicia es de una modernidad cl¨¢sica, el hotel Habitat Sky es minimalista y escult¨®rico, y en Se¨²l, la universidad para mujeres, es un edificio topogr¨¢fico, pegado a la tierra. ?Huye de un ¨²nico sello?
R. El contexto es definitivo en el dise?o. En Barcelona, la torre quer¨ªa marcar una de las entradas a la ciudad. En Se¨²l, la universidad es m¨¢s paisaje que edificio para expandir la presencia de la ciudad en la universidad. Es un parque-edificio-ciudad, una tipolog¨ªa h¨ªbrida. Yo trabajo con el lugar, la cultura, el paisaje y los medios. La exposici¨®n del Pompidou refleja que muchos de mis edificios no son inmuebles sino paisajes.
Dominique Perrault. Centro Pompidou. Par¨ªs. Hasta el 22 de septiembre.
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