"Tiene el descaro de Pantani"
Ricc¨° ilumina los Pirineos en un ataque con las manos en la parte inferior del manillar, al m¨¢s puro estilo del 'pirata', su ¨ªdolo de la infancia
"?Mam¨¢, ¨¦se es Riccardo?", pregunta Leonardo, de ocho a?os, sentado delante de la tele. "S¨ª, es tu hermano", contesta mamma Ricc¨° al peque?o de la familia. "Me ve, pero todav¨ªa no se da cuenta de que soy yo, por muchos aut¨®grafos que le pidan en el colegio", bromea Ricc¨°. El de la tele es "su hermano" s¨ª, es la cobra, el agitador, la cara nueva del ciclismo que ayer por un momento hizo levantar a todos del sill¨®n. Porque ayer, por un momento, pareci¨® Marco Pantani. "Se me pusieron los pelos de punta... me emocion¨¦ much¨ªsimo", cuenta Paco Lluna, masajista de ambos, que perdi¨® la voz de tanto gritar en el motorhome del Saunier Duval.
"Ooooohhhh", exclamaron los que en la l¨ªnea de meta estaban siguiendo la etapa por la televisi¨®n. "Se ha ido de todos con la velocidad de un rayo", comentaban at¨®nitos. Y s¨ª, por un momento todo el mundo crey¨® que estaba viendo de nuevo a Marco Pantani. Ricc¨° tiene pelo y mechas, es rubio, no lleva bandana, pero ayer, manos abajo en el manillar, record¨® a la furia con la que se empleaba el pirata. Arranc¨® como si llevara una marcha m¨¢s que todos sus rivales del pelot¨®n de favoritos y dej¨® la misma estela que los aviones. Nadie en el grupo le pudo seguir. "Hab¨ªamos parado a David De la Fuente, que iba en el grupo de escapados, para que esperara a Piepoli y Ricc¨° y tirara del grupo pero justo cuando se incorpor¨®, atac¨® Riccardo", explica Matxin, director deportivo del Saunier. Quedaban 36 kil¨®metros y toda la ascensi¨®n del Col D'Aspin. Un mundo. Pero la cobra sub¨ªa r¨¢pido, ¨¢gil, muy fuerte, alcanz¨® a Lang y se fue solo hacia la meta.
"Los ¨²ltimos 20 kil¨®metros de bajada han sido como una peque?a contrarreloj"
Piepoli, su escudero, le motiv¨®: "Es tu terreno, es momento de que hagas historia"
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"Esos ¨²ltimos 20 kil¨®metros de bajada para m¨ª han sido como una peque?a contrarreloj", bromeaba Ricc¨° ya sentado en la sala de prensa delante de un zumo de naranja, escondido debajo de una gorra y mandando mensajes al m¨®vil. Cuando le entregaron el ramo de flores en el podio, por fin sali¨® el sol en Bagn¨¨res y mientras ¨¦l celebraba la victoria llegaban desfilando los rezagados del pelot¨®n con su compatriota Fabian Cancellara a la cabeza. "Esperaba que ganase, pero con una llegada al esprint con un grupo reducido de corredores", confesaba todav¨ªa sorprendido Matxin, corriendo de un lado a otro y buscando a su caballo ganador. En la bajada, a trav¨¦s del pinganillo, le rog¨® que tuviera cuidado y que era mejor perder un segundo por prudente que una etapa por temerario. "?l por toda respuesta se quej¨®, 'pero qu¨¦ bajada y qu¨¦ bajada, joder, aqu¨ª hay que pedalear", le espet¨® Ricc¨°, quien reconoci¨® que tras una primera parte demasiado t¨¦cnica se encontr¨® tan bien f¨ªsicamente que no escatim¨® energ¨ªas. Se dio cuenta incluso Alejandro Valverde, que se acerc¨® a bromear con Piepoli: "Jolin, menudo ataque, que r¨¢pido va ¨¦ste...".
"Llevo dos d¨ªas dici¨¦ndole que ¨¦sta era su etapa, que era el momento para hacer historia porque el terreno se adecuaba a sus caracter¨ªsticas; que se lo creyera porque tiene un don para el ciclismo", contaba Piepoli, fiel escudero de Ricc¨°, que nada m¨¢s llegar al motorhome del equipo fue llevado en brazos a la planta de arriba por uno de los masajistas del equipo. "Pero ya se sabe, del dicho al hecho hay mucho trecho... lo que pasa es que Riccardo no es una persona normal, tiene algo adicional y ha ganado".
La cobra, por su parte, sigue diciendo que ha ido al Tour para coger experiencia, para aprender de los mejores, para ver c¨®mo se mueven los grandes en la mejor de las carreras. Lo dice con cara de chulo, sin levantar la cabeza, con los dedos pegados al teclado del m¨®vil. Lo dice sin cre¨¦rselo porque no hay cosa que le guste m¨¢s en la vida que ganar. Y que la gente hable de ¨¦l. "Hoy hab¨¦is visto todos lo que he hecho: una gran etapa", coment¨®. "Primero ataqu¨¦ para ver c¨®mo respond¨ªan los dem¨¢s y luego, como vi que me encontraba bien, para intentar ganar mi segunda etapa", continu¨®. Estaba tan enfadado con la ca¨ªda del d¨ªa anterior -"me han tocado las pelotas y volver¨¦ a ganar", dijo- que no supo controlar la rabia. O mejor dicho, la utiliz¨® como arma.
"No me esperaba que en una subida no demasiado dura como el Aspin hiciera tantas diferencias", dec¨ªa Davide Cassani, ex ciclista italiano y voz t¨¦cnica de la RAI. "Yo s¨ª que me lo esperaba porque este chico tiene car¨¢cter", replicaba Paco Lluna, que se mor¨ªa de ganas para darle un abrazo y recibirle en el hotel. "Me pareci¨® volver a ver a Marco. ?l y Ricc¨° tienen algo en com¨²n: la valent¨ªa y el descaro, un tipo de descaro que a veces se convierte en timidez", confesaba. "Eso s¨ª, Riccardo es m¨¢s abierto, Pantani no bromeaba casi nunca delante de la gente".
Nadie quiere hablar del ma?ana. Todos quieren disfrutar del momento. Cuando al director deportivo le preguntan por las posibilidades de ganar el Tour dice que "hay que mantener la duda hasta el ¨²ltimo d¨ªa". Y cuando se le pregunta a Ricc¨° por Hautacam, se sale con la suya. "Har¨¦ de Piepoli y le ayudar¨¦ a ganar". Nadie se lo cree.
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