Los refugiados de los que nunca se habla
Espa?a suele rechazar las solicitudes de asilo por razones de sexo o g¨¦nero
En muchos pa¨ªses la violencia contra la mujer es parte de la cultura, como los casos de ablaci¨®n de cl¨ªtoris y matrimonios forzosos. Mientras que en otros, como Guatemala y M¨¦xico, los asesinatos de mujeres se cometen con total impunidad. Pero, adem¨¢s, en 60 pa¨ªses las relaciones entre personas del mismo sexo est¨¢ penada por ley y en ocasiones castigadas con la muerte.
En Espa?a se ha producido una ca¨ªda de la admisi¨®n a tr¨¢mite de los solicitantes de asilo, del 58,2% de 2006 al 45,5% del a?o pasado. Entre los avances est¨¢ la modificaci¨®n de la Ley de Asilo por la Ley de Igualdad, que permite a las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero acceder al estatuto de refugiado. Es el caso de Selena (nombre ficticio), una nigarag¨¹ense de 27 a?os que con altos tacones y minifalda convierte el asfalto en una pasarela. Selena est¨¢ emocionada porque ya se permite a madres y transexuales, como ella, participar en el concurso de Miss Espa?a. Pero a¨²n no sue?a con el t¨ªtulo de belleza. Por ahora, su gran ilusi¨®n es obtener el estatuto de refugiada y la gran meta "seguir estudiando peluquer¨ªa y abandonar la prostituci¨®n".
De momento, Selena pertenece a la estad¨ªstica de admitidos de solicitantes de asilo. De ellos, s¨®lo el 3,1% obtuvo en 2007 el estatuto, 204 personas, seg¨²n el informe La situaci¨®n del asilo en Espa?a, de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR). Y eso que la cifra de solicitantes en Espa?a es inferior a Francia, Alemania o Reino Unido.
La legislaci¨®n espa?ola "no reconoce de manera clara y expresa el motivo de persecuci¨®n por orientaci¨®n sexual", destaca el responsable jur¨ªdico de CEAR en Madrid, Arsenio Garc¨ªa Cores. De acuerdo a la Convenci¨®n de Ginebra, el solicitante de asilo debe demostrar que teme ser perseguido por razones de etnia, religi¨®n, nacionalidad o pertenencia a determinado grupo social y pol¨ªtico.
Y aunque la petici¨®n de Selena ha sido admitida, el temor de regresar a su pa¨ªs sin protecci¨®n sigue asaltando su almohada. "Cada vez que tengo que ir a renovar la tarjeta amarilla -documento de admisi¨®n a tr¨¢mite de petici¨®n de asilo- tengo miedo de o¨ªr que me la deniegan, como a otras muchas personas. La gente se rompe, llora, se desespera", comenta.
Su traves¨ªa comenz¨® a los 10 a?os, cuando viv¨ªa en la calle debido a la extrema pobreza de su familia, y fue excluida por su orientaci¨®n sexual (en Nicaragua la homosexualidad y transexualidad est¨¢n condenadas en el C¨®digo Penal). Deambul¨® por varios pa¨ªses de Centroam¨¦rica y despu¨¦s lleg¨® a Espa?a.
Su caso no es ¨²nico. Carmen de Miguel, abogada de CEAR en Valencia, habla de B., una joven nigeriana que lleg¨® en un barco a Valencia en 2002 como poliz¨®n, huyendo de un matrimonio forzoso con un viejo. Su persecuci¨®n comenz¨® cuando escap¨® de su hogar despu¨¦s de que por mandato de su prometido y su familia le mutilaran los genitales, sin anestesia y con un cuchillo. "Tengo miedo de volver a mi pa¨ªs", dice la v¨ªctima. Sin embargo, le han denegado el asilo. Nigeria es uno de los paises con m¨¢s solicitantes de asilo, tras Colombia e Irak.
Precedentes ya los hay en Espa?a, y por tanto esperanzas. En mayo de 2005 una mujer de 38 a?os y dos hijos, procedente del Golfo P¨¦rsico, recibi¨® asilo por la violencia dom¨¦stica que sufr¨ªa. El caso lo hizo public¨®, el entonces ministro del Interior, Jos¨¦ Antonio Alonso, quien destac¨® que se trataba del primer caso de asilo por violencia dom¨¦stica.
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