Madrug¨®n, churros y 'rock and roll'...
En la plaza del pueblo retumba la canci¨®n que el grupo Mama Kids ha dedicado a su ilustre paisano. "Yo quiero ser como t¨²", cantan, "vivir a contrarreloj, quiero ponerme el maillot como Contador y ganar este Tour".
Todos cantando tras una muralla de guitarrazos de rock duro, macarra pero efectivo.
"Nos han dicho que Contador est¨¢ muy orgulloso de la canci¨®n y que la lleva todo el d¨ªa puesta en el coche", explica Salva, bajista del grupo. Cosa que nunca har¨ªa Mariano Cort¨¦s, de 62 a?os, que arruga su cara y recorre la plaza tap¨¢ndose los o¨ªdos. "A m¨ª estas tonter¨ªas no me gustan. Esta m¨²sica te pone la cabeza como un bombo", dice. Una paisana secunda su cr¨ªtica musical: "?Que acaben ya! ?Menudo ruido que meten!", le grita al o¨ªdo a su amiga. Detr¨¢s de ella, ?ngel Suazo, un joven de 21 a?os, trata de morderse la lengua. No lo consigue: "No se enfade, se?ora, tiene que haber para todos los gustos", dice mientras puntea con su guitarra imaginaria. "A m¨ª me gusta mucho m¨¢s el rock que el ciclismo", contin¨²a, "pero Contador es todo un fiera".
Algo m¨¢s moderada se muestra Miriam Ramoneda, alcaldesa de Pinto, del PP. "Yo soy m¨¢s de mariachis o Julio Iglesias, pero la canci¨®n de Mama Kids refleja el trabajo y el esfuerzo de Contador, al que, por supuesto, recibiremos con los brazos abiertos", se?ala la alcaldesa. "Gane hoy o no", a?ade la joven edil, de 31 a?os, que da un respingo cuando explota un cohete que anuncia la salida del flamante ganador del Giro y del Tour de 2007.
Contador ya sabe lo que es un buen recibimiento. Hace dos meses, cuando el corredor gan¨® la vuelta italiana en esta misma plaza, su pueblo lo recibi¨® como quien recibe a un astronauta que acabara de aterrizar. Algo de esa euforia se respira esta ma?ana.
Tras los 10 kil¨®metros llegan los primeros resultados. Contador, agarrado a su bici, va como un cohete. Se pone primero en el primer parcial y Pinto se mueve nervioso. "Vamos, valiente", gritan las algo m¨¢s de 300 personas que ahora s¨ª llenan la plaza. En primera fila un grupo de ni?os sonr¨ªe con los golpes de bombo con los que un aficionado anima el cotarro.
M¨¢s atr¨¢s una se?ora apura un sobre de Almax para la acidez de est¨®mago. Los churros y el madrug¨®n no perdonan. "Bueno, ya estoy acostumbrada. Yo y mi marido nos levantamos todos los d¨ªas a las cuatro de la madrugada para ver los Juegos por televisi¨®n", asegura. Y en medio, un grupo de j¨®venes ya prepara la medalla de oro. "Como gane, dejamos el chocolate y empezamos con los mojitos", dicen entre risas.
El pueblo se muerde las u?as. Ha llegado la hora de la verdad. S¨®lo faltan 150 metros para la meta y Pinto se queda af¨®nico de animar. Pero de pronto se hace el silencio. Ocho "malditos" segundos separan a Contador de la medalla. Aparecen las primeras caras de decepci¨®n y las analistas deportivas florecen con desenvuelta improvisaci¨®n. "Es que ha salido muy r¨¢pido". Es el an¨¢lisis al que ha llegado una octogenaria con su nieto. "Es normal que llegue cansado". Contador desde Pek¨ªn miraba a los ojos a su pueblo. "Lo siento por Espa?a y por Pinto. Sent¨ªa c¨®mo me empujaban", dijo ayer nada m¨¢s bajar de la bici.
Todos a casa. La m¨²sica de Mama Kids vuelve a retumbar en las paredes de un bar cercano. El grupo, tras la decepci¨®n, ha vuelto al escenario y trata de levantar los ¨¢nimos con la canci¨®n oficial del ciclista. Sobre la barra, la cervecita ha sustituido a los churros. "?sta va por Contador, para que coja fuerzas, que tiene que estar deshidratado", dicen los chicos que minutos antes iban a brindar con mojitos. "Nos queda la Vuelta. ?sa no se escapa".
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