El minuto de los valientes
Bernard arrebata el oro en los 100m libres a Sullivan, el nadador m¨¢s r¨¢pido del planeta
Los 100 metros libres, la carrera que encumbr¨® a los primitivos mitos de la nataci¨®n ol¨ªmpica, se resolvieron ayer en un breve duelo con mucha t¨¢ctica y mucho miedo. Suele pasar. Desde los Juegos de 1924 las dos piscinas se cubren en menos de un minuto. No hay tiempo para corregir los errores y se impone la perfecci¨®n en cada gesto. La tensi¨®n nerviosa de los que viven para el reloj desemboca en cuadros de ansiedad. La final no la gana el que nada mejor y m¨¢s r¨¢pido, sino el que logra controlar el p¨¢nico. La prueba del v¨¦rtigo suele decidirse a favor del m¨¢s prudente. El adagio chino dice que el que se vence a s¨ª mismo es poderoso. Eso hizo ayer Alain Bernard antes de doblegar a Eamon Sullivan, un adversario t¨¦cnicamente superior.
"Yo estaba muy estresado", dijo Bernard, al salir del agua, con el oro y la cara dislocada por la felicidad. Estirando sus 1,90 metros como se alargan los gallos en el palenque. "Por eso opt¨¦ por hacer mi propia carrera, sin pensar en batir el r¨¦cord del mundo".
Bernard se enfrentaba a Sullivan, el hombre m¨¢s r¨¢pido del planeta. La batalla contrastaba dos maneras de entender la nataci¨®n y la vida. La constancia, la fuerza, la transformaci¨®n violenta y el volumen, contra la levedad, la harmon¨ªa y la dosificaci¨®n. Sullivan representa lo segundo. Es un australiano que nunca exhibe sus emociones y que, el mi¨¦rcoles, en la semifinal, amenaz¨® con bajar de los 47 segundos (47,05). Un caso muy particular. Un velocista en el pa¨ªs de fondo. Un minimalista salido de la cultura australiana del gran millaje, que, al rev¨¦s de lo que se hizo en su pa¨ªs durante a?os, nada una media de 30 kil¨®metros semanales, muy poco para el est¨¢ndar, y dedica todo su empe?o a la perfecci¨®n de una brazada extraordinariamente recta. Evita las pesas, pero una parte fundamental de su entrenamiento transcurre en seco: bal¨®n medicinal, yoga y pilates.
Sullivan mide 1,88 y pesa 77 kilos. Bernard mide 1,96 y pesa 88 kilos. 15 kilos m¨¢s que en el a?o 2000, cuando acudi¨® a Marsella para ponerse en manos de su entrenador actual, Denis Auguin. El muchacho era un gigante sin fuerza en la espalda, sufr¨ªa lumbalgias y carec¨ªa de elasticidad. Su cuerpo no era el m¨¢s apto para la nataci¨®n. Como la elasticidad es hereditaria, Auguin decidi¨® concentrarse en la potencia y la resistencia. Lo puso a nadar m¨¢s de 80 kil¨®metros semanales y lo someti¨® a largas sesiones de pesas hasta que consigui¨® levantar 130 kilos acostado.
Si Bernard estaba atravesando un momento de debilidad tras perder el oro del 4x100 ante Estados Unidos, Sullivan viv¨ªa en una nube. Encendido tras batir el r¨¦cord del mundo, el mi¨¦rcoles, eligi¨® la final para expandirse. Empez¨® acelerado. En los primeros 50 metros dio una brazada de m¨¢s. No consigui¨® rentabilizarla. Lleg¨® primero al viraje, pero s¨®lo por cinco cent¨¦simas. Al hacer el giro perdi¨® aceleraci¨®n y Bernard lo igual¨®. El australiano, que se hab¨ªa esforzado demasiado en la ida, no logr¨® remontar los cent¨ªmetros.
Bernard toc¨® la pared en 47,21 y se colg¨® la medalla. No fue su mejor marca, pero s¨ª una de sus mejores carreras. El oro fue para el m¨¢s valiente. El m¨¢s agraviado, al parecer. Al salir del agua, el franc¨¦s proclam¨®: "En lo primero que pens¨¦ al ver que hab¨ªa ganado fue en m¨ª mismo. He sido yo el que ha confiado en m¨ª".
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