Empezar de nuevo
La competici¨®n ol¨ªmpica de nataci¨®n fue extraordinaria por dos motivos. El primero, por lo que ha hecho Michael Phelps. El segundo, por la bajada de tiempos. Ha sido impresionante y lo atribuyo principalmente al ba?ador. Cambiar¨¢ el concepto de entrenamiento y la manera de hacer las cosas. Todo ser¨¢ un poco menos convencional en los pr¨®ximos a?os. La tecnolog¨ªa del ba?ador ha modificado la posici¨®n del cuerpo en el agua, la forma de dar la brazada, y la velocidad que puedes mantener por espacio de carrera. Si los entrenadores somos honrados, admitiremos que el pr¨®ximo a?o tendremos mucho trabajo para sacar provecho de la nueva tecnolog¨ªa.
No debatir¨¦ sobre si este ba?ador vulnera las reglas hist¨®ricas o si es dopaje tecnol¨®gico. La nataci¨®n no es un deporte marciano. Manda el dinero. Si hay compa?¨ªas que est¨¢n poniendo dinero para que la competici¨®n se optimice y si la organizaci¨®n que soporta este deporte, la FINA, est¨¢ cogiendo el dinero, lo ¨²nico que los entrenadores podemos hacer es adaptarnos. Porque desde que empez¨® a usarse el nuevo ba?ador de Speedo, en febrero, se han batido m¨¢s de 60 r¨¦cords del mundo. Los mismos que antes tardaban diez a?os en caer.
La nataci¨®n ya no volver¨¢ a ser igual despu¨¦s de Pek¨ªn. Si tengo que elegir una prueba en la que me hayan sorprendido las marcas, no sabr¨ªa con cu¨¢l quedarme. Basta con elegir una para dar un ejemplo. La final masculina de 100 metros libre. Cinco de los ocho nadadores bajaron de 48 segundos. El a?o pasado, Filippo Magnini hizo 48,4s y con eso fue campe¨®n mundial en Melbourne. Este a?o, con 48,8s ni te met¨ªas en la final. En el otro extremo es igual. Para meterte en la final de 1.500 hubo que bajar de 15,40m. ?Cu¨¢ntas veces ha pasado algo as¨ª?
Para terminar, har¨¦ una aclaraci¨®n sobre la controvertida llegada de la final de 100 mariposa. No s¨¦ si Cavic toc¨® la placa. Pero s¨¦ que Phelps la toc¨® m¨¢s fuerte. La placa de contacto exige un toque agresivo. Est¨¢ concebida para recibir el embate de nadadores que vienen lanzados. Tal vez no reaccione al simple roce. Hay que darle un golpe. Con la punta de los dedos o como sea. Pero, preferiblemente, con la punta de los dedos. De lo contrario, puede ocurrir lo que le ocurri¨® a Katie Hoff, que perdi¨® un oro por apoyar las palmas de las manos.
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