"?Se habr¨ªa quedado en el avi¨®n?"
Spanair ofrece respuestas a las familias con una presentaci¨®n inform¨¢tica tres d¨ªas despu¨¦s de la tragedia - "?Por qu¨¦ no les dejaron bajar?", insisten los afectados
Esta vez llevaban las respuestas preparadas. A¨²n as¨ª las familias ten¨ªan muchas m¨¢s preguntas. Spanair acudi¨® ayer a la reuni¨®n habitual con los familiares de los fallecidos con una presentaci¨®n en Power Point debajo del brazo: Respuestas a las preguntas del d¨ªa de ayer. Y dos perfiles mucho m¨¢s t¨¦cnicos. Al director de Recursos Humanos, H¨¦ctor Sandoval, le acompa?aban el piloto Alfonso de Miguel y Javier Mendoza, subdirector de la compa?¨ªa y experto en mantenimiento. Los tres intentaron explicar a los afectados los detalles m¨¢s complejos del accidente, de la legislaci¨®n a¨¦rea y de la aver¨ªa previa que sufri¨® el aparato.
"No tenemos todas las respuestas a las preguntas. Algunas no las sabemos. Hay una comisi¨®n t¨¦cnica investigando el accidente y no vamos a entrar a especular", declar¨® Mendoza, que ayer pas¨® una dura prueba tras m¨¢s de 20 a?os en la compa?¨ªa. La exposici¨®n estaba preparada, pero los familiares no dejaron que fluyera una transparencia tras otra. No paraban de levantar las manos para pedir la palabra. "?Tuvo algo que ver la aver¨ªa que sufri¨® el avi¨®n antes de despegar con el accidente?", pregunt¨® un hombre, micr¨®fono en mano. "Creo que no", contest¨® Mendoza. Fue una pregunta recurrente. La aver¨ªa primera y su relaci¨®n con la posterior. El subdirector rechaz¨® "hacer especulaciones" y acab¨® pidiendo a los asistentes que esperaran los resultados de la investigaci¨®n oficial, que se comprometi¨® a facilitar desde la web de Spanair.
"Querr¨ªamos saber qu¨¦ pas¨®, pero no lo sabemos", dice el dirigente
Esta vez llevan las explicaciones por escrito, pero surgen nuevas dudas
Cerca de 200 personas sentadas en la sala segu¨ªan las diapositivas preparadas por la compa?¨ªa. En ellas, varias fotograf¨ªas mostraban la localizaci¨®n del objeto averiado: el calentador que mide la temperatura de la aeronave, situado en la parte delantera del avi¨®n. Le acompa?aba un texto con el procedimiento que se sigui¨® para repararlo. "Se desconect¨® el calentador. Algo habitual que est¨¢ en el manual de vuelo", aclar¨® Mendoza. Algunos no le creen. "?Seguro?", inquiere un hombre sentado hacia la mitad de la sala. "?Acaso los t¨¦cnicos no estaban en huelga?", sigue. Mendoza lo niega tajante. Pasa a otra diapositiva que describe con detalles la cualificaci¨®n del t¨¦cnico, un mec¨¢nico de 41 a?os, con m¨¢s de 20 de experiencia. La transparencia saltar¨¢ cada vez que los afectados pregunten por el mec¨¢nico. "Ning¨²n comandante se lleva el avi¨®n sin la certeza de que todo va bien. Un avi¨®n no puede volar sin que un t¨¦cnico cualificado lo revise. Y este lo era", insiste Mendoza.
Las familias observan atentas los dibujos y los gr¨¢ficos que les muestra el directivo de Spanair. Pero se desesperan. No entienden que se desconectara el aparato en lugar de repararlo sobre la marcha. "?Por qu¨¦ no se tom¨® la decisi¨®n que llevaba m¨¢s tiempo? Por dinero, ?no?", le increpa una mujer. Mendoza le explica que a veces las reparaciones se aplazan para solucionarlas por la noche, cuando se dispone de m¨¢s tiempo. No la convence. "Yo hubiera esperado hasta diciembre, macho". Otro asistente quiere saber cu¨¢nto se tarda en repararlo. Mendoza responde que unos 20 minutos, m¨¢s los tiempos de traslado del avi¨®n. Y pide la transparencia en la que se explica. Le preguntan si el mec¨¢nico firm¨® ese arreglo en el libro de incidencias. "Si no estuviera firmado, el avi¨®n no habr¨ªa volado".
Pero a las familias no s¨®lo les interesan los aspectos t¨¦cnicos. Una mujer con gafas se levanta. Le tiembla la voz. "A m¨ª me gustar¨ªa saber que mi familia ha muerto primero y se ha quemado despu¨¦s. Quiero saber las causas del accidente". Llora. Mendoza, micr¨®fono en mano, le mira a los ojos: "No lo s¨¦, no le puedo aclarar las causas del accidente". Y a?ade: "Yo tambi¨¦n quiero saberlo y se lo he preguntado esta ma?ana al presidente de la comisi¨®n de investigaci¨®n de incidentes y accidentes de Aviaci¨®n Civil", a?ade. Se escuchan murmullos en la sala. Queda en el aire si las v¨ªctimas sufrieron o no antes de morir. No hay respuestas.
Muchos buscan una alternativa. Se aferran a una soluci¨®n ya imposible para que el desastre no hubiera pasado. "Si hay una aver¨ªa en el aparato, ?los pasajeros pueden bajar o no?", pregunta una y otra vez un hombre de unos 60 a?os. Mendoza despliega otra diapositiva: "?C¨®mo debe hacerse el desembarco de pasajero?". En ella se explica el procedimiento y que es el comandante del avi¨®n quien decide. "Por ley tienen derecho a bajarse", dice una voz muy alterada. "?Ese comandante no puede decidir por 170 personas!", grita una mujer. Alfonso de Miguel, el piloto, interviene: "Pienso que el comandante no vio o no se dio cuenta de que la gente quer¨ªa bajarse". Los familiares cada vez est¨¢n m¨¢s nerviosos. Murmullan. "?Usted se hubiera quedado en ese avi¨®n?", le increpan. "Yo s¨ª", contesta. Muchos de los presentes en la sala sacuden la cabeza. "Quisieron bajar y no les dejaron. Los secuestr¨® y los asesin¨®", dice una mujer de unos 40 a?os que no puede parar de mover las piernas. A pesar del esfuerzo, la tercera reuni¨®n, plagada de respuestas elaboradas, les ha dejado m¨¢s dudas.
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