La noche m¨¢s larga
Narrativa. Gregor Rutz, un meditabundo marchante de hierbas arom¨¢ticas, a pesar de tener vocaci¨®n de durmiente, sufre de insomnio. Ni el vino ni la lectura de libros "fiables" -como el list¨ªn de tel¨¦fono o la gu¨ªa de ferrocarriles noruegos- le transportan al sue?o. Le transportan, en cambio, a lugares lejanos con nombres sugerentes como R?ros o Tynset, que imagina con todo lujo de detalles para pensar lo menos posible. El arte de encontrar el sue?o consiste en no pensar en "algo que perturba", y Gregor Rutz, refugiado en un aislado pueblo alpino, recuerda demasiadas cosas que le perturban.
Tambi¨¦n Wolfgang Hildesheimer, jud¨ªo alem¨¢n nacido en 1916 en Hamburgo, viv¨ªa refugiado en un pueblo alpino aislado cuando escribi¨® Tynset, este incomparablemente bello y melanc¨®lico mon¨®logo del hombre que no duerme, pues se sabe perseguido por "padres de familia cristianos de Viena y del Weserland". Hildesheimer eligi¨® los Alpes suizos como segundo y definitivo exilio, tras haberse exiliado en 1933, cuando su familia huy¨® a Palestina. La formaci¨®n de ebanista y dise?ador de muebles, que concluy¨® all¨ª, le sirvi¨® para sobrevivir despu¨¦s de la guerra; pero fueron los cursos de escenograf¨ªa en Londres lo que le llev¨® al arte. En Jerusal¨¦n y Tel Aviv, donde trabaj¨® como oficial de informaci¨®n para el Gobierno brit¨¢nico, realiz¨® sus primeras exposiciones, y cuando volvi¨® en 1946 a Londres, quer¨ªa dedicarse a pintar. Por qu¨¦, en vez de ello, se dej¨® convencer para trabajar de int¨¦rprete en los juicios de N¨²remberg es una inc¨®gnita, pero all¨ª se qued¨® hasta 1949 -al final como coeditor de los protocolos del tribunal-, y all¨ª le alcanz¨® el horror del que hab¨ªa escapado: "Tambi¨¦n vi la pantalla de l¨¢mpara de piel humana, y cosas peores. No s¨¦ si su creador sigue viviendo hoy en Schleswig-Holstein, pero me parece de lo m¨¢s probable".
Tynset
Wolfgang Hildesheimer
Traducci¨®n de Mar¨ªa Cuenca
El Olivo Azul. Sevilla, 2008
208 p¨¢ginas. 18 euros
Hildesheimer sab¨ªa pues muy bien qui¨¦nes hab¨ªan salido impunes y llevaban una vida de ciudadanos respetados en la Alemania de Adenauer. Tynset se public¨® justamente cuando el debate sobre la prescripci¨®n de los cr¨ªmenes nazis estaba en su punto ¨¢lgido, en 1965. La preocupaci¨®n de que el olvido hiciera posible un resurgimiento del nazismo impregna todo el libro, si bien se expresa con sutileza en la an¨¦cdota y el detalle. El libro no cuenta ninguna historia, no emprende el retrato de una v¨ªctima, sino densifica en las libres asociaciones y divagaciones de su protagonista el estado de ¨¢nimo del jud¨ªo superviviente. ?ste, una temporada, se dedica a juegos peligrosos, marcando por las noches al azar n¨²meros de tel¨¦fono alemanes para comprobar las reacciones a su llamada an¨®nima: "Todo est¨¢ descubierto". Infaliblemente el p¨¢nico delataba a los nazis, hasta que un d¨ªa el insomne solitario queda atrapado en su propia trampa: "T¨² espera, pronto estaremos de vuelta y entonces vamos a acabar con vosotros".
Hildesheimer, a quien se recuerda como autor de una biograf¨ªa muy personal de Mozart, se emple¨® en los a?os cuarenta y cincuenta en la pintura y el dise?o de muebles en el pueblo b¨¢varo, cerca de M¨²nich, donde se hab¨ªa instalado. Al mismo tiempo, empez¨® a escribir relatos, incisivos ensayos literarios, dramas radiof¨®nicos y obras de teatro absurdo, con los que cosech¨® un enorme ¨¦xito, convirti¨¦ndose en el gran autor sat¨ªrico alem¨¢n. Debajo de la apariencia elegante, amena, y a menudo c¨®mica de sus textos tan l¨²cidos como mordaces, se esconden verdades desagradables. Hildesheimer era un escritor eminentemente comprometido, y en Tynset las reflexiones metaf¨ªsicas alternan, con espl¨¦ndida coherencia, con la cr¨ªtica del capitalismo y la denuncia de la pervivencia del nazismo en Alemania. Esta denuncia, no obstante, fue obviada por la cr¨ªtica del momento, y lo mismo sucedi¨® con su segundo mon¨®logo, Masante, en el que el protagonista perseguido por los "esbirros" acaba suicid¨¢ndose. Como Paul Celan, Hildesheimer comprob¨® que la insistencia en Alemania de un autor jud¨ªo en el tema del antisemitismo no era bien recibida y se apart¨® al silencio.
Su estilo narrativo compuesto de citas de ¨¦poca y reflexiones sobre el arte -desarrollado magistralmente en Marbot, la biograf¨ªa ficticia de un arist¨®crata ingl¨¦s-, su singular escritura entre afor¨ªstica e indagaci¨®n disociativa, fue retomada y perfeccionada por W. G. Sebald, quien remite a Hildesheimer como su gran modelo literario.
No deja de tener una gracia especial, muy caracter¨ªstica del personaje, que Hildesheimer fuera pintor siendo dalt¨®nico. En las infinitas gamas de tonos grises de muchos de sus cuadros abstractos y sus collages se refleja una sensibilidad incre¨ªblemente refinada y una visi¨®n doliente del mundo. El pesimismo frente a la capacidad de ampliar la conciencia con la ficci¨®n -Hildesheimer aboga por la ficci¨®n total, la "hiperficci¨®n"- le hace renunciar a la literatura, y refugiarse, a partir de 1984, en el lib¨¦rrimo juego de formas y colores de la pintura: "Quien afirme que me he apeado de la realidad tiene raz¨®n".
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