Cuando Espa?a era un 'ring'
'Urtain', la ¨²ltima obra de Animalario, recrea la sociedad del franquismo a trav¨¦s del m¨ªtico boxeador vasco
El cine cl¨¢sico norteamericano utiliz¨® el boxeo como gran met¨¢fora para describir los vicios y las manipulaciones de una sociedad. Podr¨ªa citarse, a modo de ejemplo, la famosa M¨¢s dura ser¨¢ la ca¨ªda (1956), dirigida por Mark Robson e interpretada por el inigualable Humphrey Bogart. Pero son muchas las pel¨ªculas que han recreado un ring de boxeo como escenario de una narraci¨®n cinematogr¨¢fica en la que los protagonistas suelen ser perdedores, aut¨¦nticos juguetes rotos, marionetas de circo en manos de empresarios corruptos y de amigos aprovechados. A Juan Cavestany, autor de Urtain, le encanta el cine cl¨¢sico y la obra que anoche estren¨® Animalario en el teatro Valle Incl¨¢n, sede del Centro Dram¨¢tico Nacional, es deudora del estilo, la atm¨®sfera y los argumentos de maestros como John Huston, un amante del boxeo.
El montaje refleja de forma admirable la miseria moral de un r¨¦gimen
De hecho, la idea de recrear la vida del vasco Jos¨¦ Manuel Ibar, Urtain, uno de los mitos deportivos de los ¨²ltimos a?os de la dictadura franquista, surgi¨® como gui¨®n cinematogr¨¢fico, que deriv¨® m¨¢s tarde en una obra teatral. Dividido en diez asaltos y escenificado como una recapitulaci¨®n de la vida del boxeador a partir de su suicidio en 1992, apenas unos d¨ªas antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, el montaje refleja de forma admirable toda la miseria moral de un r¨¦gimen corrupto y manipulador.
Juan Cavestany, como autor, y Andr¨¦s Lima, como director, han sabido convertir la an¨¦cdota de un deportista primitivo, inculto y desbordado por el ¨¦xito en la categor¨ªa de un pa¨ªs atrapado en las canciones de Raphael, las coplas de Roc¨ªo Jurado, los combates de Pedro Carrasco y del propio Urtain y, sobre todo, el poder absoluto de una televisi¨®n controlada en aquella ¨¦poca por el luego reformista Adolfo Su¨¢rez. Con una dramaturgia que crea oportunos contrastor, la obra s¨®lo se resiente cuando abusa de la caricatura, innecesaria cuando la propia realidad ya brinda un aut¨¦ntico esperpento sin necesidad de cargar las tintas.
En medio de una muy cuidada luz cenital y con una escenograf¨ªa y un vestuario que recrean la Espa?a en blanco y negro, se mueven los ocho actores del grupo Animalario que se desdoblan en personajes distintos. Todo ocurre, por supuesto, en un ring alrededor del que los espectadores del teatro-boxeo pueden atestiguar que este espacio acoge, como pocos, la violencia f¨ªsica y, lo que resulta m¨¢s peligroso, la anulaci¨®n de las conciencias. Esta obra, que permanecer¨¢ en cartel en Madrid hasta el 2 de noviembre, responde a un notable esfuerzo coral, tanto de los actores como del equipo t¨¦cnico. Ahormo del equipo t¨¦cnico. Ahora bien, tiene un protagonista indudable en el actor Roberto ?lamo, que compone con brillantez una magn¨ªfica recreaci¨®n, fiel al personaje y, sobre todo, a la persona que debi¨® ser Urtain.
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