Amor de rey
Los secretos, ritos, normas y castigos de los Latin King en Madrid
Una secta machista de pantalones anchos, rituales barrocos, cuentas doradas y negras, creencias esf¨¦ricas y una navaja en el bolsillo. Los Latin King, ilegales desde 2006 por prescripci¨®n de la Audiencia Provincial, ni suben ni bajan de sus bocas de metro favoritas. Ahora son cerca de 100 adolescentes s¨®lo en Madrid capital, activos sus cap¨ªtulos Viracocha y Azteca, seg¨²n un informe policial del a?o pasado al que ha tenido acceso EL PA?S. Un grupo homog¨¦neo de adolescentes que no preocupa "todav¨ªa" a las autoridades, aunque el panorama, con el aumento del paro en sus barrios cl¨¢sicos -Villaverde, Carabanchel, Ciudad Lineal y Latina, sobre todo- augura un aumento de las bandas.
"No s¨¦ de nadie que dijera adi¨®s". En los Latin "se entra, pero no se sale"
Las 'reinas' deben llevar una pulserita para indicar su situaci¨®n sentimental
Llevar tatuajes que no te tocan se paga con una "pared general", una paliza
"Est¨¢n incardinados en el mundo del delito", conceden, pero circunscriben el fen¨®meno al de la delincuencia juvenil. "Son folcl¨®ricos, pero en el fondo son pobres chavales desarraigados. Nada extraordinario". Todo esto lo subraya un mando policial experto en tribus urbanas.
Carlos Eduardo Yepes, Carloco, era un chaval desarraigado, seg¨²n su propio testimonio. Se lo cont¨® esta semana al juez de la secci¨®n cuarta de la audiencia madrile?a. Est¨¢ acusado de acuchillar a un chico de 16 a?os de una pandilla rival, los ?etas. Adem¨¢s, est¨¢ incurso en otro proceso que comenzar¨¢ en diciembre y por el que desfilar¨¢n otra buena cantidad de reyes, grandes y peque?os, del muy jerarquizado Inca de Madrid, la tribu Latin en la Comunidad.
Carloco andaba solo por los parques, sentado en los bancos. Echaba de menos a su gente. Su pueblo, donde lo apodaban El Negro. Hasta que empez¨® "a parar con algunos latinos en las discotecas" y le integraron en la banda. Seg¨²n un experto, los chicos provienen, en general, de barrios duros de sus ciudades de origen y conocen en el colegio las haza?as de los pandilleros.
Los objetivos declarados de la banda ayudan a la cohesi¨®n: "Respeto hacia los miembros. Odio hacia los enemigos". Carlos, como todos, empez¨® por la condici¨®n de asociado. Pagas cuota (en torno a los tres euros semanales), pero no participas en nada importante ni te cuentan nada relevante. Pero ya no est¨¢s solo. Nunca podr¨¢s estarlo: "No s¨¦ de nadie que pudiera decir adi¨®s", resume Carloco. En los Latin "se entra, pero no se sale", es la divisa de la ganga madrile?a. Adem¨¢s, la polic¨ªa ha observado en casos la desaparici¨®n de menores de sus casas.
Pero, antes, hay que pasar por un proceso de bienvenida. As¨ª, un poco al desgaire, lo cuenta King J. L., uno de los mandarines de la tribu madrile?a hasta su detenci¨®n en 2006: "Hablan contigo y te preguntan si usas drogas, si crees en Dios y as¨ª. Tambi¨¦n te explican los s¨ªmbolos. Eso es importante en todas las pandillas", recuerda por encima. M¨¢s preciso es el documento del Ministerio del Interior al respecto: "Los aspirantes deben someterse a una bater¨ªa de pruebas para demostrar su lealtad".
Tambi¨¦n especifica que uno debe aprenderse las normas y las prohibiciones. Un cat¨¢logo de deberes muy preciso. Distintos para los reyes y para las reinas. ?stas tienen su propio cap¨ªtulo (t¨¦rmino para dividir los escuadrones), el Amazonas, y "no pueden rodar con los hombres".
Tampoco pueden ir a fiestas en las que haya chicos, "y menos borrachos", o mantener relaciones con hombres si no han pasado seis meses "de luto" despu¨¦s de dejar su ¨²ltima pareja. Las reinas deben llevar una pulserita para indicar su situaci¨®n sentimental. Adem¨¢s, no pueden acercarse a nadie que no sea un rey. En las reuniones, no pueden coquetear "con los hermanitos" y ¨¦stos no pueden usar un lenguaje obsceno "con las hermanitas".
Las reglas se aplican "de manera f¨¦rrea", pero s¨®lo a los j¨®venes en fase de iniciaci¨®n o a los reyes sin apostilla (rey juramentado, plaqueado, bendecido, bautizado o supremo, por decir algunos). "Los responsables no se aplican a s¨ª mismos la normativa", reza el texto, que despu¨¦s detalla los castigos. Por faltas leves (omitir el saludo oficial del cap¨ªtulo, t¨¦rminos o gestos que disminuyan a un superior, llevar armas no autorizadas, ensuciar paredes o ir a una reuni¨®n mal presentado), te obligan a hacer flexiones u otros ejercicios "humillantes" o te dan la 360 o "bendecida", o sea, pegarte una paliza, pero poco tiempo.
Las faltas graves se reservan para otros asuntos, como por ejemplo llevar collares o tatuajes de forma que no se corresponda con tu categor¨ªa o no castigar a los miembros bajo tu mando. Tambi¨¦n irse de una reuni¨®n sin motivo o favorecer a familiares o negocios propios. Entonces, las sanciones son la "pared general" o "pared de aguante", que es como la "bendecida" pero mucho m¨¢s tiempo, la "bajada de corona", que es degradar al sancionado, y las multas. Si es muy grave se aplica todo lo anterior y, adem¨¢s, el "cierre de cap¨ªtulo". Esto ¨²ltimo no se explica en qu¨¦ consiste, pero es el ¨²ltimo recurso y no suena muy tranquilizador. Todos estos castigos, incluidos en la biblia, los impone la corte suprema de la tribu.
Los Latin son una secta con una organizaci¨®n muy definida y una inspiraci¨®n de corte esot¨¦rico muy considerable. King J. L., pelo oscuro en el que no penetra la luz y bien recortado por las orejas, lo deja muy claro: "Yo no lo considero una banda", dice al tiempo que recuerda que "el hecho religioso siempre fue muy importante en mi vida". Su compa?ero Carloco le mira con un jersey gris sobre el que cuelgan un rosario y un crucifijo. La doctrina se resume en cinco puntos: "Respeto a los hermanitos", "la verdad debe existir en cada rey latino", "la unidad en el coraz¨®n para preservar el poder de la naci¨®n", "el conocimiento es la luz que te aleja de la oscuridad" y "el ingrediente secreto de la humanidad, que es el amor". La frase que resume todo esto y siempre est¨¢ en boca de un latin es: "Amor de rey". La mitolog¨ªa de la banda se hunde en una visi¨®n de uno de sus precursores King Crazy Dino: "La naci¨®n est¨¢ a prueba por Dios, el Todopoderoso rey de reyes". Y todo as¨ª. Una profusa amalgama de creencias de corte m¨ªstico que se resume en que los Latin King son "guerreros de la luz dorada".
En Madrid se traduce en grup¨²sculos de unos 30 o 40 chicos entre 14 y 25 a?os con auriculares en las orejas y armas en los bolsillos que ocupan los parques y las canchas deportivas para jugar y, de paso, extorsionar a los que intentan hacer lo propio. Hay pintadas en su contra, "mamavergas", y amenazas rec¨ªprocas con la tinta fresca. Los descampados de Usera en su descenso a Villaverde est¨¢n llenos de chicos as¨ª. Pero no se sabe de qu¨¦ tribu son. No llevan sus colores oficiales.
"Andamos por ah¨ª, haciendo deporte y en las discotecas". Siempre en grupo, eso s¨ª. En Usera y Oporto son cerca de 50. Hac¨ªa Latina y Villaverde, igual. No dejan que nadie se acerque a sus zonas ni haga negocios en ellas. Tambi¨¦n tienen presencia en Villalba y Galapagar. Marcan su territorio con pintadas en las que estampan las siglas ALKN (Allmighty Latin King Nation o Todopoderosa Naci¨®n Latin King). Eso s¨ª, algunos se apropian del miedo asociado a la banda sin pertenecer de verdad a ella.
La realidad de toda esta verbosa teor¨ªa es que, seg¨²n uno sube en la jerarqu¨ªa, pertenece a una estructura criminal cuyo prop¨®sito es el lucro mediante el robo y las cuotas. Adem¨¢s, se est¨¢n integrando en grupos como los de los atracos con violencia y el tr¨¢fico de drogas.
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