La crisis espolea las tensiones en las fincas
La contrataci¨®n irregular de mano de obra inmigrante provoca rechazo al abaratar los salarios
"Esto va a explotar ya. O se arregla o va a haber palos". Francisco Carnero, jefe de cuadrilla o manijero, advierte con rabia sobre la tensi¨®n que se respira en la Vega del Guadalquivir. Todo son caras largas e inquietud en la plaza mayor de Brenes (Sevilla). De momento no hay atisbo de brotes racistas, pero el rechazo a una parte de los inmigrantes, que abaratan la mano de obra en el campo, es patente.
Hasta ahora el conflicto era soterrado porque hab¨ªa trabajo para todos. Pero la crisis agudiza los recelos. Cada d¨ªa deja en el paro a m¨¢s y m¨¢s temporeros. Y mientras, algunos empresarios se aprovechan de la desesperaci¨®n de trabajadores sudamericanos y de Europa del Este, a los que casi duplican la jornada por sueldos ¨ªnfimos. Si el convenio del campo fija una jornada de seis horas y cuarto por 45 euros, esta semana se han llegado a pagar 15 euros por diez horas recogiendo naranjas. "Los patronos se est¨¢n forrando de billetes porque a un extranjero 20 euros le parecen un mill¨®n", exagera Carnero.
"Esto va a explotar ya. O se arregla o va a haber palos", avisa un manijero
La escena evoca la antigua trata de esclavos. Desde las 8.00, gran parte de los m¨¢s de 2.000 temporeros esperan en las esquinas de Brenes (12.000 habitantes) su salida hacia las fincas. Los manijeros se acercan a los grupos y libreta en mano escogen su cuadrilla, habitualmente con jornales a la baja.
Poco despu¨¦s, en una finca a las afueras del pueblo, Svetlana confiesa cobrar 30 euros mientras apresurada alicata naranjas. "Si obligas a que se cumpla el convenio a rajatabla, al empresario pirata no le convendr¨ªa por los m¨¢rgenes que ahora logra con los inmigrantes", explica Carmelo Toledano, del sindicato CC OO. La ecuaci¨®n es sencilla. Si tradicionalmente 25 personas completaban un cami¨®n de 12.000 kilos de naranjas, ahora 18 emplean m¨¢s horas por menos salario para que los beneficios se multipliquen. Al anochecer, alg¨²n grupo ha llegado a encender las luces de sus coches para evitar la oscuridad y poder culminar la recogida.
Las campa?as de recogida en el campo est¨¢n repletas de contratos verbales con irregularidades flagrantes. Los sindicatos denunciaron el pasado febrero que la campa?a en el olivar alberg¨® a 2.100 inmigrantes irregulares, el 30% de los 7.000 trabajadores extranjeros llegados a los tajos.
"La gente no termina de enterarse de que tenemos que atajar los abusos", reconoce Aquilino Rold¨¢n, representante de COAG Andaluc¨ªa. Los empresarios e intermediarios que ignoran la ley son una plaga reproducida ahora en la campa?a de recogida de la naranja, concentrada en pueblos de Sevilla y C¨®rdoba y que hasta el pr¨®ximo mayo movilizar¨¢ a unas 20.000 personas. Las cuadrillas legales conviven con las ilegales, pero estas ¨²ltimas est¨¢n al alza. "Es gente espabilada que ha visto un fil¨®n. Se pasean con coches caros y no tienen escr¨²pulos", ilustra un temporero sobre los manijeros. La semana pasada, la polic¨ªa detuvo por estancia irregular a 13 tailandeses que recog¨ªan lechugas y escarolas en Palma del R¨ªo (C¨®rdoba).
Los sindicatos denuncian estas "pr¨¢cticas mafiosas" y que el protocolo para vigilar el cumplimiento del convenio laboral en el campo, est¨¢ obsoleto. Ante la urgencia, 15 ayuntamientos de la vega, cooperativas, sindicatos y patronal han creado una comisi¨®n de trabajo para luchar contra la contrataci¨®n de inmigrantes irregulares. "Cuando llega la Guardia Civil tres d¨ªas despu¨¦s, las cuadrillas ilegales ya est¨¢n en otra finca. Hace falta un dispositivo para acudir en una hora al terreno, porque los manijeros se conocen el control al dedillo", explica Jos¨¦ Corral, secretario general del sindicato Agroalimentario de CC OO.
Sin embargo, la inspecci¨®n del Ministerio de Trabajo no ha detectado errores. "En la mayor¨ªa de los casos la actuaci¨®n ha sido eficaz. Movilizamos a 20 personas cada vez, y siempre es necesario un estudio del terreno", explica Carlos Dom¨ªnguez, jefe de inspecci¨®n de Trabajo en Sevilla. En esta provincia, 28 inspectores vigilan las infracciones en la construcci¨®n, industria, comercio y agricultura.
Los casos afloran con cierta frecuencia. Manuel Rodr¨ªguez, due?o de la empresa Brenes Lara, reconoce que fue multado con 66.000 euros por emplear a nueve sin papeles en una finca el a?o pasado. "Esa cuadrilla lleg¨® antes de que mis supervisores comprobaran sus papeles y tambi¨¦n se adelant¨® la Guardia Civil. Pero estoy pleiteando porque no he sido yo directamente", aduce. El empresario, que emplea a diario a 300 jornaleros, se lamenta de la inspecci¨®n. "Mira, si todos aprietan por todos lados, los compradores de naranja se quedar¨¢n en Valencia". Mientras, ?ngel Madero, presidente de Andaluc¨ªa Acoge, recuerda: "Hay que focalizar la culpabilidad en el empresario que aprovecha la desesperaci¨®n del inmigrante". A veces, ¨¦ste firma un contrato con una cifra y cobra otra.
El alcalde de Brenes, Marcelino Contreras, subraya: "S¨®lo hay que velar porque se respete el convenio. Esto no es una guerra entre pobres". Pero la situaci¨®n empeorar¨¢ en pocos meses, cuando muchas prestaciones de desempleo finalicen, y prosiga el trasvase de trabajadores por el ocaso de la construcci¨®n.
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