Una cruz digna de Umberto Eco
La restauraci¨®n de la Cruz de Vilabertran recupera documentos de su interior y aporta nuevos datos sobre su historia, que incluye una muerte en 1936
La restauradora Montserrat Ca?¨ªs comenz¨® a trabajar en la cruz de Santa Mar¨ªa de Vilabertran sintiendo la presi¨®n de los 800 habitantes de esa poblaci¨®n del Alt Empord¨¤ en sus manos. En mayo, los vecinos siguieron la salida de la pieza hacia el Centro de Restauraci¨®n de Bienes Muebles de la Generalitat con desconfianza, pese a los tres coches de los Mossos d'Esquadra que la custodiaban.
No era para menos. La cruz procesional de orfebrer¨ªa g¨®tica m¨¢s grande de toda la Corona de Arag¨®n (160 cent¨ªmetros de altura y un metro de anchura), y una de las m¨¢s antiguas, jam¨¢s hab¨ªa salido de donde hab¨ªa sido creada en el siglo XIV (excepto durante la Guerra Civil, que viaj¨® con otras obras de arte a Francia). Suerte que no era la primera vez que Ca?¨ªs se enfrentaba con una obra as¨ª. "Antes hab¨ªa restaurado una cruz de la catedral de Girona y otra del museo de Vic", comenta. "Pero ¨¦sta es especial. Lleva el nombre de la poblaci¨®n y aparece en su escudo. Es una cruz viva", exclama. Adem¨¢s, est¨¢ su calidad, "es excepcional en la escultura de Cristo y los medallones de los brazos, t¨¦cnicamente perfectos".
En uno de los papeles se puede leer que la hizo un taller de Girona
La pieza, del siglo XIV, tiene 32 piedras semipreciosas y cinco relicarios
Pero la sorpresa estaba dentro. Al desmontar los medallones para sustituir los clavos oxidados por otros de plata, Ca?¨ªs hall¨® papeles en su interior. "Fue muy emocionante, aunque paraliz¨® los trabajos hasta que vino un notario". El 24 de julio se extrajeron los papeles ante representantes del Obispado de Girona, los due?os de la cruz; del Museo de Historia de Catalu?a (MHC), que gestiona el monumento de Vilabertran, y 18 personas m¨¢s vinculadas con la cruz. Uno a uno los papeles, que hab¨ªan sido doblados y recortados para que encajaran, se sacaron y se intentaron leer con ayuda de luz ultravioleta. La letra g¨®tica del siglo XIII estaba muy deteriorada, los hongos imped¨ªan ver la tinta. Pero algo se pudo ver: "Joan argenter... seu gerundensis", por lo que la pieza conten¨ªa una referencia a su autor y a su origen. Estaba hecha en Girona.
Para Rosa Ferrer, responsable de bienes muebles del Obispado de Girona, los papeles no son lo m¨¢s importante, ya que "s¨®lo ten¨ªan la funci¨®n de sustentar los medallones en su parte m¨¢s delgada. No ten¨ªan la misi¨®n de informar". En su opini¨®n, lo m¨¢s destacado de esta cruz son las 32 entallas y cabujones de piedras semipreciosas de los medallones. Entre ellas, 16 de origen griego y romano, y una egipcia de lapisl¨¢zuli, con un escarabajo grabado. Ferrer cree que el origen de estas piedras est¨¢ en los vecinos de Vilabertran, que tras hallarlas en sus labores agr¨ªcolas las entregaron para realizar la cruz.
No piensa lo mismo Marina Miquel, conservadora del MHC y coordinadora del proyecto. Seg¨²n ella, la inclusi¨®n de estas piedras en piezas de orfebrer¨ªa es una t¨¦cnica que se realiza desde el siglo XII, y cuenta con ejemplos como la virgen de plata de Santa Fe de Conques, en Francia. Sin descartar que provengan de tumbas de la vecina ciudad griega y romana de Emp¨²ries, cree que no hay que olvidar que la can¨®nica de Vilabertran fue protegida por reyes como Jaume II de Arag¨®n, que se cas¨® aqu¨ª con Blanca de N¨¢poles en 1295, y nobles, como los Rocabert¨ª, que en el siglo XIV, construyeron una capilla para enterrarse. En lo que s¨ª est¨¢n de acuerdo todos es en que hay elementos disonantes en la pieza. Como que tenga la forma t¨ªpica de las cruces rom¨¢nicas (con los extremos de los brazos abiertos) pero su decoraci¨®n sea g¨®tica; el que haya cinco relicarios a los pies del Cristo (uno con un fragmento aut¨¦ntico de la Cruz), algo excepcional en las cruces procesionales; el hecho de que haya elementos de calidad diferente, donde sobresalen los medallones, y el que haya partes superpuestas, como un medall¨®n que tapa la mano de la figura de Cristo. Para Miquel, la clave de estas anomal¨ªas est¨¢ en la informaci¨®n que proporcionan las visitas pastorales. En una del siglo XV se habla de la existencia de dos cruces y se pide que se lleven a Girona para ser reformadas. Dos siglos m¨¢s tarde, s¨®lo se menciona una. "Quiz¨¢ con las dos piezas se realiz¨® una, de ah¨ª la diferencia entre algunos de los elementos", lanza Miquel. Algo normal, seg¨²n los historiadores del arte Anna Molina y Joan Domenge, ya que la liturgia y los ornamentos se modernizaban seg¨²n las ¨¦pocas, que tampoco descartan que las superposiciones se deban a que la cruz, que pesa m¨¢s de 14 kilogramos, se cayera en alg¨²n momento y que al arreglarse se movieran las piezas de sitio.
Tras extraer los papeles, Ca?¨ªs prosigui¨® con su trabajo. Radiografi¨® la cruz para ver si hab¨ªa pintura entre la plata y la madera, consolid¨® las partes de metal m¨¢s d¨¦biles y limpi¨® la superficie, "sin a?adir nada", puntualiza. El trabajo ha permitido recordar uno de los episodios m¨¢s tristes asociado a la historia de la cruz. Seg¨²n cuentan en Vilabertran, al empezar la Guerra Civil, el sacerdote Arturo Rovira escondi¨® la cruz en el doble fondo de un armario, dentro de un saco de paja. Al poco recibi¨® la visita de personas que la buscaban. Rovira fue asesinado por asegurar que ¨¦l no ten¨ªa la cruz y que no sab¨ªa d¨®nde estaba. Durante la restauraci¨®n aparecieron fragmentos de paja pegados a la cruz...
En noviembre, la pieza ya restaurada volvi¨® a la can¨®nica de Santa Maria de Vilabertran, con las mismas medidas de seguridad que sali¨® y la curiosidad de los vecinos. El d¨ªa 16 luc¨ªa espl¨¦ndida en la nueva vitrina que hab¨ªan hecho para ella en Mil¨¢n y que se ha colocado en la capilla de los Rocabert¨ª, que tambi¨¦n ha restaurado la Generalitat con ayuda de la Fundaci¨®n M¨²tua General de Catalunya, que ha pagado 150.000 euros (18.000 para la vitrina). Una exposici¨®n abierta hasta el 31 de marzo explica los trabajos.
Pero la restauraci¨®n ha abierto nuevos interrogantes. Molina y Domenge han tomado muestras de la plata para ver si es igual en toda la pieza, y estudian los protocolos notariales para saber qui¨¦n la encarg¨® y qui¨¦n fue el orfebre. En septiembre habr¨¢ resultados.
Si alguien restaura la cruz de Vilabertran dentro de siete siglos tendr¨¢ una sorpresa. Ca?¨ªs ha colocado papel inerte dentro de los medallones en los que explica qui¨¦n y cu¨¢ndo la restaur¨®, qui¨¦n la ha pagado y qu¨¦ se ha hecho. Son argumentos para quien quiera escribir un nuevo episodio en la historia de una cruz que habr¨ªa inspirado hasta a Umberto Eco.
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