Tiroteo en el apeadero de Las Margaritas

Parec¨ªan petardos, pero eran disparos. La taquillera y los guardas de seguridad del apeadero de Renfe en Las Margaritas (Getafe) los oyeron. "No pod¨ªamos abandonar el puesto", aseguran. Poco despu¨¦s, a primera hora de la noche del s¨¢bado, agentes de polic¨ªa registraban el aparcamiento de la calle de Madrid. Las lunas rotas salpicaban el suelo. De los tiradores, ni rastro.

Pero hab¨ªa un testigo: escuch¨® bullicio, se asom¨® y vio a cinco hombres discutir por una maleta grande. Estaban en el aparcamiento de la estaci¨®n de tren, sobre las ocho y media, cuando tres de ellos se hicieron finalmente con la mercanc¨ªa y se marcharon en coche. Los dos que quedaban eran dos marroqu¨ªes que huyeron de all¨ª en un Citro?n Xantia.

"Nos metieron tres tiros. Uno me dio en el pie", cuenta una de las v¨ªctimas

A 10 minutos a pie, en la calle de Mariano Moreno el M¨²sico, en el barrio del Bercial, Abdelmoudaime Rachid, marroqu¨ª de 31 a?os, sangraba por ambas piernas. Le hab¨ªan alcanzado dos disparos. El primero le atraves¨® el gemelo izquierdo. El segundo, la rodilla derecha. A las 20.30 llam¨® al Samur, y una ambulancia lo traslad¨® a las urgencias del hospital de Getafe. Pero no estaba solo: su primo Abdellah Yachid, de la misma edad y nacionalidad, tambi¨¦n acab¨® ingresado. A ¨¦l los disparos le destrozaron el tal¨®n derecho. La Polic¨ªa Judicial identific¨® a los dos heridos: Abdellah Yachid ten¨ªa antecedentes de 2006, por amenazas, resistencia y desobediencia a la autoridad. Su primo Abdelmoudaime, por agresi¨®n sexual.

Y hallaron el dato que abri¨® su hip¨®tesis de trabajo: el 5 de enero, como ya hab¨ªan hecho con anterioridad, los dos primos viajaron al sur, a Conil de la Frontera. La maleta del aparcamiento, los tiros y el hotel apuntaban a un ajuste de cuentas por tr¨¢fico de drogas, seg¨²n fuentes policiales. La droga la habr¨ªan obtenido en la localidad gaditana para subirla a Madrid. Ya en Las Margaritas, no llegaron a un acuerdo sobre el precio. Recibieron los disparos y huyeron a El Bercial.

A las dos de la tarde dieron el alta a Abdelmoudaime. Poco despu¨¦s, Abdellah sali¨® del hospital cojeando, apoyado en un amigo. La venda enrollada en su tal¨®n ten¨ªa sangre cuando lleg¨® a casa. "Est¨¢bamos aparcados en la estaci¨®n, esperando a un amigo. Vino otro coche y choc¨® con nosotros de frente", aseguraba con la expresi¨®n retorcida de dolor. "Salimos del coche, a ver qu¨¦ pasaba. Discutimos. Empezaron a gritarnos, a insultarnos, y entonces nos metieron tres tiros. A m¨ª uno en el pie", afirma, mientras se levanta el vaquero del tobillo vendado. "Y a mi primo, tambi¨¦n. A ¨¦l le dieron en las piernas. Despu¨¦s se fueron en coche".

La Polic¨ªa Cient¨ªfica encontr¨® un proyectil dentro del Xantia. Al parecer, las balas hab¨ªan atravesado la chapa antes de impactar en las piernas de los marroqu¨ªes. Pero Abdellah no sab¨ªa nada de un malet¨ªn o un testigo, estaba libre por falta de indicios. La polic¨ªa nacional contin¨²a buscando a los tres individuos fugados.