Palacios y tabernas que amaron los artistas
Del castillo en el que vivi¨® Picasso en Antibes al monasterio y sanatorio de Saint-R¨¦my, donde estuvo internado Van Gogh
M¨¢s de treinta artistas, desde Monet a Picasso, desde Renoir a Bonnard o de Van Gogh a Chagall, escogieron las tierras de la Provenza y gran parte de la regi¨®n de la Costa Azul para transformar su luz y sus paisajes en un compendio de ¨®leos, collages y esculturas que representan acaso la fase m¨¢s creativa y feliz de sus vidas.
De ese territorio privilegiado ha sido bien consciente el Ministerio de Cultura franc¨¦s, la Maison de France y el mismo departamento de los Alpes-Maritimes, que desde hace un par de a?os ofrece un cuidado itinerario, un tour des peintres o ruta de los pintores, que permite, en apenas una semana, conocer los lugares donde los mayores representantes del impresionismo franc¨¦s, y no franc¨¦s, pintaron, amaron, comieron y eligieron para morir.
El recorrido puede empezar con Matisse y la visita a su museo en la colina de Cimez, pr¨®xima a la ciudad de Niza. El premio de esta escalada tiene que ver tanto con la contemplaci¨®n de varios cuadros y dibujos donados por el artista en 1953 como con otros m¨¢s que hab¨ªa guardado su autor para s¨ª y que los herederos legaron siete y diez a?os m¨¢s tarde. Pero tambi¨¦n se halla en el mismo museo la casi totalidad de su producci¨®n escult¨®rica, que all¨ª se expone junto a una bater¨ªa de objetos personales donde la presencia sentimental se intensifica.
Se recibe de este modo una cercana comunicaci¨®n con su inagotable vitalidad, que este museo ilustra al reunir desde su primer cuadro realizado a sus 21 a?os (1890) hasta los ¨²ltimos trabajos destinados a la decoraci¨®n de la capilla del Rosario en Vence. Los diez a?os finales de Matisse, desde 1944 hasta su muerte en 1954, se basaron ante todo en el empleo de papeles recortados y coloreados al gouache, y esta modalidad se traduce en el ornamento de las vidrieras y en el conjunto de la mencionada capilla que el museo ofrece en su maqueta original.
Matisse se refugi¨® en Niza durante la Gran Guerra y regresar¨ªa para instalarse definitivamente all¨ª desde 1920 hasta su muerte. La experiencia de contemplar los mismos paisajes que disfrut¨® Matisse en sus mejores a?os art¨ªsticos se repite con la misma emoci¨®n a lo largo del tour y, particularmente, en el castillo-museo Picasso de Antibes, en el hospital de Van Gogh en la Saint-R¨¦my y en la finca de Renoir en Collettes, en el municipio de Cagnes-sur-Mer.
01
El amor en el castillo
La estancia de Picasso en el castillo de Antibes, edificado como un farall¨®n ante el Mediterr¨¢neo, brinda la excepcional oportunidad de entender aquel denso ciclo pict¨®rico como una circunferencia de amor. All¨ª celebr¨® sus primeros a?os de convivencia con la pintora Fran?ois Gilot (de 21 a?os), que durar¨ªa casi un decenio (entre sus 65 y 75 a?os) y con la que adem¨¢s tendr¨ªa dos hijos.
La entera historia de ese encuentro y de su accidentado desarrollo se narra en una obra firmada por Gilot (en colaboraci¨®n con Carlton Lake, cr¨ªtico de arte norteamericano) y titulada Vivir con Picasso (Life with Picasso), publicada en Estados Unidos en 1964. Un vivir junto a Picasso que no siempre fue confortable y que, en no pocos momentos, se torn¨® ambiguo y hasta humillante. "Este invierno", dice Gilot en la p¨¢gina 64 de la edici¨®n francesa, "Pablo me hab¨ªa dado a leer la Autobiograf¨ªa de Alice B. Toklas. El libro me hab¨ªa interesado tanto que le confes¨¦ mis deseos de conocer a Gertrude Stein. Entonces, una ma?ana me anunci¨®: 'Veremos a Gertrude esta semana. Nos divertiremos pero adem¨¢s tengo gran confianza en sus juicios y si ella te aprecia reforzar¨¢ la buena opini¨®n que pueda tener de ti'. Al o¨ªr esto perd¨ª todas las ganas de conocerla", a?ade Gilot. "Pero era preciso acudir porque la cita estaba ya fijada".
Ni Pablo Picasso ten¨ªa un car¨¢cter f¨¢cil ni Fran?ois Gilot tampoco. Con todo, en sus primeros y exultantes meses de cohabitaci¨®n vino a culminarse la serie La alegr¨ªa de vivir (La joie de vivre), un j¨²bilo incesante que junta en 23 obras tanto la belicosidad carnal como el gozo colectivo del fin de la II Guerra Mundial.
Los signos de este periodo posb¨¦lico (desde mediados de septiembre a mediados de noviembre de 1946) se confirman en la alegre elecci¨®n de los temas y en los colores o trazas que dejaron los pobres materiales empleados, ya se trate del moribundo matiz procurado por la pringosa pintura Ripol¨ªn (a¨²n presente en las droguer¨ªas m¨¢s antiguas) que se utilizaba para los barcos o de los contrachapados, lonas o piezas de fibrocemento que para soporte recog¨ªa entre los desechos del puerto.
La creatividad de la escasez deriv¨® as¨ª en la singularidad de esta obra, que precisamente se contempla en los mismos lugares en que fue hist¨®ricamente producida.
?Que c¨®mo lleg¨® Picasso a ese castillo Grimaldi de Antibes? La secuencia completa pertenece al repertorio informativo que m¨¢s aman los gu¨ªas, pero en s¨ªntesis se trata del encuentro de Picasso con Louis Fort en la Costa Azul y la amistad de Fort (escultor y fot¨®grafo) con Romuald Dor de la Souch¨¨re, que ocupaba entonces el cargo de conservador en el castillo-museo de Antibes.
En ese tiempo, Picasso carec¨ªa de un estudio apropiado para trabajar y la cadena de contactos acabaron por ofrecer a Picasso una desahogada sala en la segunda planta de la fortaleza mar¨ªtima. Ya instalado all¨ª, el pintor quiso manifestar su gozosa gratitud pintando sobre los mismos muros de la sala asignada. "Voy a decoraros el museo", le dijo a su anfitri¨®n, y as¨ª puede verse en la iluminada habitaci¨®n donde desarroll¨® una actividad fren¨¦tica.
02
Van Gogh en reposo
Este viaje, adensado en el castillo de Antibes, permite olfatear no s¨®lo el rastro locoide y carnal picassiano sino m¨¢s tarde la estancia enfermiza de Van Gogh en el monasterio de Saint Paul en Saint-R¨¦my, donde el pintor consumi¨® sus ¨²ltimas semanas.
En los alrededores de este monasterio y sanatorio est¨¢n indicados los puntos donde el artista plant¨® su caballete y, mediante unas fotograf¨ªas en color, puede verificarse el punto de vista que en cada ocasi¨®n eleg¨ªa el pintor para encuadrar sus temas. Este procedimiento "de verdad" mediante paneles en puntos cruciales se repite a lo largo de esta "ruta de los pintores". Se disfruta este juego de memoria en los alrededores de Arles, donde una decena de lugares muestran la perspectiva de lienzos tan famosos como El caf¨¦ de la noche, La noche estrellada, El viejo molino, La casa amarilla y El jard¨ªn de la casa de salud.
La casa de salud campestre donde estuvo hospitalizado Van Gogh desde el 8 de mayo de 1889 hasta un a?o despu¨¦s conserva su austera habitaci¨®n asomada al patio; y la planta conduce, a trav¨¦s de sus pasillos de piedra, hasta el imaginario interior del personaje. Tortuoso o agitado interior en este ambiente que, sin embargo, transmite el mayor sosiego.
Mediante terapias elementales de ba?os y manualidades, aguas ben¨¦ficas y silencio y cataplasmas, Van Gogh debi¨® de ganar el vigor suficiente como para terminar m¨¢s de 150 dibujos y un total de 143 ¨®leos. En los contornos de esta recia construcci¨®n monacal se extiende una campi?a sembrada de trigales, lirios, girasoles y olivos que protagonizaron los cuadros reproducidos despu¨¦s en millones de postales: La siesta, Los lirios, Campo de trigo con cipreses... Aparte de los interiores, que representan La habitaci¨®n de Vincent en Arles o su mismo Autorretrato.
El 16 de mayo de 1890, Van Gogh part¨ªa de este enclave en Saint-R¨¦my para asentarse en Auvers-sur-Oise, y all¨ª, dos meses m¨¢s tarde, se descerrajar¨¢ un tiro que le acabar¨ªa matando el 29 de julio de 1890.
03
Bienestar en la granja
Finalmente, en el caso de Renoir, tercera experiencia capital del viaje, la emoci¨®n se recibe en el centro de su escenario dom¨¦stico, no rom¨¢ntico ni cl¨ªnico, sino pl¨¢cido, acomodado y burgu¨¦s. Seg¨²n las sensibilidades puede preferirse una sede m¨ªtica u otra, pero el efecto de intimidad mayor se cumple precisamente en el recorrido por las estancias donde residi¨® Renoir durante a?os, en su hermosa granja de Colletes, sembrada de ¨¢rboles, flores y yerbas arom¨¢ticas e izada sobre una colina desde donde se dibuja el cabo de Antibes. Un emplazamiento que, a todas luces, fue elegido cuidadosamente por Renoir cumpliendo un capricho que le permit¨ªa holgadamente su fama y sus ingresos.
Los olivos, las rosas, los frutos brillantes, pero tambi¨¦n los cuerpos rosados de las j¨®venes que le sorprend¨ªan en Cagnes-sur-Mer se encuentran realzados en los lienzos. La vistosidad y alegr¨ªa de ese lugar -otra joie de vivre- decidi¨® que Renoir construyera all¨ª lo que fue su domicilio desde 1908, a los 67 a?os, hasta su muerte, 11 a?os m¨¢s tarde, el 3 de diciembre de 1919.
La atm¨®sfera acogedora de esta vivienda, enriquecida con renoirs de la vida familiar y cuadros de otros amigos y colegas, propicia que el turista que recorre el comedor, el dormitorio o el cuarto de estar, procure imaginar aquella vida dom¨¦stica. Un prop¨®sito que facilita la naturalidad con la que el gu¨ªa indica el lugar de los "lavabos" en el mismo recinto donde los Renoir ten¨ªan el retrete y con sus mismos elementos de entonces. As¨ª, si el punto de m¨¢ximo contacto con la intimidad de Van Gogh se obtiene en el sanatorio de Arles y dentro de su dormitorio, aqu¨ª se realiza la m¨¢xima conexi¨®n en el ¨¢mbito del w¨¢ter.
Igualmente, y mediante un volteo parecido, se consigue el contacto personal con el artista Renoir al ingresar en su estudio, cuya disposici¨®n transmite una palpitaci¨®n inesperada. Un Renoir que, en su ancianidad y abatido por la artrosis, requerir¨ªa la colaboraci¨®n de un alumno, Millol, para modelar, bajo su direcci¨®n, sus ¨²ltimas esculturas. Tambi¨¦n en el estudio siguen conserv¨¢ndose sus tubos de ¨®leos resecos, los estantes para el almacenamiento de lienzos y sus pinceles, entre un oscurecido mobiliario donde destaca como importante testigo una rudimentaria silla de ruedas con la que acced¨ªa diaria y obstinadamente al trabajo.
En el exterior, varios puntos del terreno est¨¢n jalonados por paneles que denotan los paisajes que eleg¨ªa Renoir para trasladarlos a sus telas; y, en algunos casos, es posible identificar la misma clase de flores y ¨¢rboles que le procuraron el centro de una composici¨®n o le marcaron su perspectiva.
Pero, al cabo, por si no fuera bastante lo ya visto, el itinerario se completa con el conocimiento del nuevo Museo L¨¦ger en Biot, el Museo Nacional Marc Chagall en Niza, los ambientes vividos por Chagall en St. Paul-de-Vence, por Cocteau en Villefranche-sur-Mer, por Man Ray, Picasso o Gottlob en la villa de Mougins. Y esto sin contar con la magn¨ªfica fundaci¨®n Maeght en Saint Paul que, inaugurada en 1964 por Andr¨¦ Malraux, entonces ministro de Cultura, tiene su sede en un hermoso edificio de Jos¨¦ Luis Sert. En su jard¨ªn lucen obras de Mir¨®, Calder, L¨¦ger o Giacometti. A pesar de su enrevesado emplazamiento, cerca de 250.000 personas la visitan cada a?o atra¨ªdas tanto por su colecci¨®n permanente como por el acierto de sus muestras temporales.
Aimez vous la peinture? ?Le gusta a usted el impresionismo y las impresiones buenas? He aqu¨ª, por tanto, un itinerario de lujo. Un viaje ¨¢ ne pas manquer (que no hay que perderse), como dir¨ªa Le Nouvel Observateur en sus m¨¢s gloriosos tiempos.
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El universo ¨ªntimo de Picasso
De abril a septiembre de 2009 se abrir¨¢ al p¨²blico (con reserva previa) por primera vez el castillo de Vauvenargues, del siglo XV, que se alza a 15 kil¨®metros de Aix-en-Provence, a los pies del Mount Saint-Victoire, monta?a que aparece en muchos lienzos y acuarelas del ¨²ltimo C¨¦zanne. En Vauvenargues, Picasso vivi¨®, entre 1958 y 1965, uno de sus periodos creativos m¨¢s intensos y fecundos, y all¨ª est¨¢ enterrado junto a Jacqueline, la compa?era de sus ¨²ltimos veinte a?os. El evento, de car¨¢cter excepcional y que permite descubrir el universo ¨ªntimo del pintor y su ¨²ltima esposa, est¨¢ en estrecha relaci¨®n con la exposici¨®n Picasso-C¨¦zanne, le soleil en face, del 25 de mayo hasta el 27 de septiembre en el Museo Granet de Aix-en-Provence. Por otra parte, en el Museo Nacional Picasso de Vallauris, ciudad donde Picasso tambi¨¦n residi¨® y donde contrajo matrimonio con Jacqueline, en 1961, abrir¨¢ de julio a octubre de 2009 la muestra Picasso-Cendrars. Tambi¨¦n se ha elaborado un itinerario cultural y tur¨ªstico que lleva de Avignon a Antibes-Juan-les-Pins en 11 etapas, reflejadas en un mapa gratuito que se distribuye en oficinas de turismo e Internet. Provenza y la Costa Azul tienen un importante papel en la vida del artista, que pint¨® su primera Arl¨¦sienne en 1912 en Morgues, pueblo pr¨®ximo a Avignon donde resid¨ªa junto a Braque. Isidoro Merino
? Informaci¨®n y reservas en la oficina de turismo de Aix-en-Provence (00 33 442 16 10 91; www.aixenprovencetourism.com).
Gu¨ªa
Como ir
? Ryanair (www.ryanair.com) vuela desde Madrid o M¨¢laga a Marsella a partir de 70 euros ida y vuelta. La ciudad francesa es un punto de partida ideal para realizar la ruta de los pintores.
? De Barcelona a Marsella hay unos 500 kil¨®metros por carretera. Adem¨¢s, varias carreteras unen la ciudad francesa con las localidades pict¨®ricas de Antibes (a 187 kil¨®metros), Arles (a 93) y Saint-R¨¦my-de-Provence (a 90).
Informaci¨®n
? Turismo de Antibes (www.antibes-juanlespins.com).
? Informaci¨®n tur¨ªstica Saint-R¨¦my-de-Provence (www.saintremy-de-provence.com). Esta web tiene un ¨¢rea ¨²til dedicada a la especial relaci¨®n de la Provenza con la pintura.
? Oficina de Turismo de Cagnes-sur-Mer (www.cagnes-tourisme.com). Informaci¨®n de la ciudad con un espacio dedicado a los lugares emblem¨¢ticos relacionados con Renoir.
Visitas
? Museo Picasso de Antibes (0033 492 90 54 26/20). Ch?teau Grimaldi, Antibes. Abre de martes a domingo, de 10.00 a 12.00 y de 14.00 a 18.00. Entrada, 6 euros. En el castillo donde el malague?o trabaj¨® entre septiembre y noviembre de 1946 se exhibe una gran exposici¨®n del artista, del 28 de marzo al 28 de junio.
? Monasterio de Saint-Paul-de-Mausole (www.cloitresaintpaul-valetudo.com; 0033 490 92 77 00). Route des Baux. Saint-R¨¦my-de-Provence. Abre todos los d¨ªas, de 10.15 a 16.45. Entrada, 4 euros. Sanatorio donde fue atendido Van Gogh, hoy transformado en centro cultural y tur¨ªstico.
? Casa Museo de Renoir (0033 493 20 61 07). Chemin des Collettes, Cagnes-sur-Mer. Abre de mi¨¦rcoles a lunes, de 10.00 a 12.00 y de 14.00 a 17.00. Entrada, 4 euros. La casa donde el pintor vivi¨® sus ¨²ltimos 10 a?os. Exhibe pinturas originales mezcladas con objetos personales de August Renoir.
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