El olvido del sector exterior
Hace unos d¨ªas se publicaron los resultados de la balanza de pagos correspondientes al conjunto del pasado a?o. Pasaron pr¨¢cticamente desapercibidos a pesar de su importancia para interpretar la situaci¨®n de nuestra econom¨ªa y sus perspectivas de futuro. Puede decirse que ya es una tradici¨®n, al rev¨¦s de lo que sucede en la mayor¨ªa de los pa¨ªses avanzados, donde las cuentas con el exterior son objeto de una atenci¨®n permanente.
El a?o se cerr¨® con un d¨¦ficit de nuestra balanza por cuenta corriente de 105.000 millones de euros, mil millones menos que en 2007, y que corresponden a un 9,6% del PIB. Este d¨¦ficit es, con mucha diferencia, el m¨¢s importante de los pa¨ªses avanzados, grandes y medianos, y su financiaci¨®n se encuentra en la ra¨ªz de los problemas de liquidez por las que atraviesa nuestro sistema financiero. Tras felicitarnos por su ligera reducci¨®n hemos de preguntarnos si es suficiente y si va a seguir reduci¨¦ndose. Para ello es necesario adentrase en su composici¨®n.
S¨®lo queda abierto, en las circunstancias presentes, el camino de la mejora de la productividad
La balanza comercial cerr¨® con un d¨¦ficit de 85.000 millones de euros, 5.000 menos que en 2007. Es una mejora que hay que atribuir, en primer lugar, al estancamiento de la demanda nacional que provoc¨®, por primera vez en muchos a?os, una ca¨ªda del volumen de importaciones y, en parte tambi¨¦n, al aumento de casi el 2% de las exportaciones en volumen a pesar de la crisis, lo que implica un aumento de cuotas de mercado. Los ingresos por turismo permanecieron estancados, con una aportaci¨®n de 28.000 millones de euros pero, por primera vez en nuestra historia, el d¨¦ficit de la balanza de rentas super¨® con creces la aportaci¨®n del turismo. Se trata, en este caso, de una consecuencia directa del endeudamiento de nuestro pa¨ªs ocasionado, en buena medida, por la necesidad de financiar cada a?o el d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente. Por ¨²ltimo, el d¨¦ficit de la balanza de transferencias continu¨® deterior¨¢ndose como consecuencia del aumento de las remesas de los inmigrantes, pasando de 7.000 a 9.000 millones de euros.
En el lado positivo hay que contabilizar los m¨¢s de 5.000 millones de euros de transferencias de capital de la Uni¨®n Europea que poco a poco ir¨¢n reduci¨¦ndose por tratarse, en su mayor parte, de transferencias de fondos estructurales a los pa¨ªses de la Uni¨®n para facilitar su convergencia. Por su parte, las inversiones directas del exterior en Espa?a superaron en 5.000 millones a las de Espa?a en el exterior, mientras que con las de cartera sucedi¨® lo contrario. Para financiar el d¨¦ficit hubo que acudir a los mercados financieros (67.000 millones netos) y a reducir los activos del Banco de Espa?a frente al Eurosistema.
Estas cuentas, muy resumidas, ponen el dedo en la llaga de uno de nuestros principales problemas, que no es otro que el de la escasa competitividad de nuestra econom¨ªa. Hay varios caminos para mejorarla. Uno, el tradicional, consiste en devaluar la moneda para restablecer la competitividad de bienes y servicios, pero esta senda nos est¨¢ vedada por pertenecer a la zona del euro.
Otro camino ser¨ªa el de la reducci¨®n generalizada de rentas nominales, es decir, salarios y beneficios pero, adem¨¢s de ser un¨¢nimemente rechazada, con raz¨®n, por los agentes sociales, ser¨ªa peligrosa pues implicar¨ªa el abandono de la econom¨ªa de mercado y acrecentar¨ªa el peligro de deflaci¨®n. S¨®lo queda abierto, en las circunstancias presentes, el camino de la mejora de la productividad, que es la que determina, a largo plazo, el nivel de vida de la poblaci¨®n. Pero este camino implica enfrentarse con las reformas que requieren los graves desequilibrios de nuestra econom¨ªa, algo de lo que se habl¨® mucho en 2004, tras el cambio de mayor¨ªa, pero que luego cay¨® en el olvido.
Habr¨¢ que volver, sin embargo, a hablar de ello pues la situaci¨®n de nuestra balanza por cuenta corriente es insostenible a largo plazo. El que el coste de la financiaci¨®n de la deuda exterior supere los ingresos por turismo nos da una idea de la magnitud del problema que debemos resolver. A menos de desarrollar fuertemente nuestras exportaciones de bienes y servicios no ser¨¢ posible mantener tasas de crecimiento superiores a las de la eurozona y, como consecuencia, la convergencia de nuestro nivel de vida hacia los de los pa¨ªses m¨¢s avanzados se detendr¨¢ o, incluso, retroceder¨¢. Esto es lo que est¨¢ en juego y esto es lo que nos dicen las cuentas con el exterior.
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