Viaje al centro de la ola
Todo empieza en alta mar, cuando el viento sopla sobre el oc¨¦ano muy lejos de la costa. Un aire que se mueve r¨¢pido y constante, durante mucho tiempo, sobre una gran superficie de agua muy profunda. La fricci¨®n del viento con la superficie del mar produce ondas que se propagan por el espacio y el tiempo. Una vez puestas en marcha, las olas disipan su energ¨ªa muy lentamente. De modo que, cuando el viento cesa, viajan durante d¨ªas y d¨ªas llegando a miles de kil¨®metros de distancia del lugar donde se crearon.
Al aproximarse a la costa, cuando se encuentra con fondos menos profundos, la ola rompe. Se hace m¨¢s vertical, la base ya no puede sostener la cresta, y colapsa. Aqu¨ª la tipolog¨ªa es infinita. Depende del fondo. No romper¨¢ igual si ¨¦ste es de arena, de roca o de coral; si es una pendiente empinada, una barra longitudinal, un enorme escal¨®n. Tambi¨¦n influye el viento que haya en la costa. Lo perfecto: un aire leve que sople de tierra a mar, que levante, alise y ahueque la pared de la ola sin aplastarla.
En su origen, en Hawai, el surf ten¨ªa un componente m¨ªstico, casi religioso
"Estar atrapado en una ola que no te deja alcanzar la superficie es angustioso"
"La sensaci¨®n dentro del tuboes como sentir una tormenta"
Todas son distintas, aunque previsibles si uno llega a conocerlas. Ah¨ª est¨¢ la gracia. De ah¨ª la fascinaci¨®n que ejercen.
No es SENCILLO determinar en qu¨¦ momento de la historia los habitantes de la Polinesia decidieron interactuar con las olas con ayuda de una tabla. Pero cuando llegaron al archipi¨¦lago de Hawai en el siglo IV antes de Cristo llevaban ya consigo costumbres como la de deslizarse con las olas tumbados sobre unas tablas a las que llamaban paipo.
El primer documento escrito que se conserva sobre el surf data de 1779. Dos p¨¢ginas escritas por el teniente James King en el cuaderno de bit¨¢cora del Discovery, un barco de la tercera expedici¨®n al Pac¨ªfico del capit¨¢n Cook, describiendo c¨®mo los locales de la bah¨ªa de Kealakekua, en Hawai, cog¨ªan olas con grandes tablas de madera.
Para entonces, el surf ya era parte esencial de la cultura hawaiana. Ten¨ªa un componente m¨ªstico, casi religioso. Los kahunas, una especie de sacerdotes, realizaban ritos para pedir a los dioses olas, o coraje para los surfistas que se enfrentaban a ellas. En las olas se exhib¨ªa valent¨ªa y se dirim¨ªan pleitos.
Los exploradores europeos, los haole en hawaiano, no se caracterizaron por su respeto a las creencias y costumbres locales. Y los hawaianos empezaron a perder el inter¨¦s por el surf, despojado de toda la m¨ªstica que lo rodeaba. El surf no revivi¨® hasta principios del siglo XX, cuando los j¨®venes de Waikiki, en el sur de la isla de Oahu, empezaron a recuperarlo como deporte.
Al otro lado de la isla de Oahu, en su costa norte, est¨¢ la bah¨ªa de Waimea, que quiere decir agua roja en hawaiano. Las enormes olas de Waimea se forman a miles de kil¨®metros, en las tormentas invernales del norte del Pac¨ªfico. Se surfe¨® por vez primera en 1957 y desde entonces ha sido la referencia mundial del surf de olas grandes.
Junto a esas olas de Waimea creci¨® Clark Little, el autor de las fotos que ilustran estas p¨¢ginas. Ha surfeado all¨ª treinta a?os. Pero desde hace algo m¨¢s de dos, su relaci¨®n con esas olas es otra. Las fotograf¨ªa, y lo hace desde dentro afuera. Retrata las gigantescas olas de la costa norte de Oahu desde el interior del tubo que forman al romper.
El tubo es la maniobra por antonomasia del surf. Consiste en dejarse cubrir por el labio de la ola mientras cae, permanecer dentro del tubo todo el tiempo que se pueda y lograr salir a tiempo. Las fotos de Clark Little son testimonios est¨¢ticos y silenciosos de lo que se siente en ese momento.
Little utiliza sus conocimientos de surf para elegir bien la ola y el lugar adecuado para fotografiarla. Debes saber posicionarte, explica por tel¨¦fono desde Hawai, saber d¨®nde va a romper. El oc¨¦ano es como mi segundo hogar, mi lugar de recreo. Y la sensaci¨®n dentro del tubo es emocionante, es como sentir una tormenta.
Para hacer lo que hace se necesitan unos buenos pulmones. Ser revolcado por una ola grande puede empujarte a m¨¢s de seis metros de profundidad (suponiendo que los haya). Despu¨¦s de dar vueltas y vueltas debes encontrar el camino arriba y subir todo lo r¨¢pido que puedas, ya que a veces tienes s¨®lo 20 segundos para tomar aire antes de ser revolcado por la siguiente ola.
El surfista de Zarautz (Guip¨²zcoa) Ibon Amatriain conoce esa sensaci¨®n. Es probablemente el surfista espa?ol m¨¢s tama?ero. Siempre en busca de la ola m¨¢s grande.
Estar atrapado por una ola que no te deja alcanzar la superficie es muy angustioso, dice Amatriain. Al empezar a bajar una ola grande, el miedo puede hacer que te quedes casi paralizado justo en el momento m¨¢s decisivo, cuando est¨¢s arriba y ves todo el vac¨ªo. Son momentos muy intensos, el ritmo cardiaco se te dispara. Se trata de intentar controlar esas situaciones. Es un aprendizaje que nunca acaba, porque siempre puedes ir en busca de retos mayores.
Amatriain conoce las olas de Waimea. He hecho surf all¨ª varias veces, dice. No las suficientes para poder llegar a conocer la ola, pero s¨ª para hacerme una idea. Es un sitio muy bueno para coger olas grandes. Hasta los seis metros es medianamente f¨¢cil, pero a partir de ese tama?o coge mucha fuerza y es una ola fuerte y dif¨ªcil de bajar.
All¨ª se convoca el m¨ªtico Quicksilver Big Wave Invitational en memoria de Eddie Aikau (legendario surfista y primer socorrista de Waimea que muri¨® ahogado en circunstancias heroicas en 1978). Cada invierno se invita a este curioso campeonato a los 24 mejores surfistas de olas grandes del mundo. Requiere una condici¨®n para celebrarse: que haya olas de, al menos, seis metros. Se trata, conviene aclarar, de seis metros en la escala hawaiana, la forma de medir m¨¢s extendida en el surf, en la que la altura real de la cara de la ola es el doble de lo que se dice. Por tanto hablamos en este caso de olas de al menos 12 metros de altura. Como edificios de cuatro plantas.
Este a?o, Ibon Amatriain tiene el honor de ser uno de los participantes. Es el primer invitado espa?ol de la historia y, por el momento, el primer europeo. La cita ser¨¢ entre el 1 de diciembre de este a?o y el 28 de febrero del a?o que viene. Las condiciones se estudiar¨¢n cuidadosamente cada d¨ªa, y cuando sean las id¨®neas, los surfistas entrar¨¢n al agua. La sensaci¨®n que produce deslizarte sobre una ola grande es algo dif¨ªcil de superar, explica Amatriain. Est¨¢s en un medio que no es el tuyo y que cambia constantemente. Sabes que en los pr¨®ximos meses habr¨¢ unos cuantos d¨ªas en los que todas las condiciones necesarias para que haya buenas olas se van a cumplir, pero no sabes cu¨¢ndo ser¨¢, y eso le a?ade m¨¢s valor. A veces se re¨²nen todas las condiciones, pero s¨®lo dura unas horas. Si coincide que es de noche, no hay nada que hacer. A veces crees que no se van a dar nunca las condiciones necesarias, y cuando menos te lo imaginas llega ese d¨ªa que tanto esperabas.
Cuando llegue ese d¨ªa, algunos lo estar¨¢n esperando. El resto de los mortales deber¨¢n conformarse con las fotos de Clark Little para tratar de imaginar lo que se siente en el tubo de una gran ola de la costa norte de Oahu. P
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