Tras los pasos de EE UU
El BCE no quiere quedarse atr¨¢s, pero deja numerosas dudas por resolver
La Reserva Federal estadounidense emprendi¨® en marzo una pol¨ªtica de compra de deuda p¨²blica a medio plazo por un importe de 300.000 millones de d¨®lares (unos 225.000 millones de euros), y desde hace meses compra papel comercial a las empresas e incluso titulizaciones hipotecarias, una de las cepas del virus de esta crisis. El Reino Unido empez¨® a comprar activos privados (pagar¨¦s de empresa de alta calidad) en enero, y ha ampliado esta misma semana esa l¨ªnea hasta sumar unos 185.000 millones de euros. Suiza, Canad¨¢, Jap¨®n y todos los grandes bancos centrales siguen la misma l¨ªnea. Con retraso y con menos agresividad -fiel a su l¨ªnea germana- el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, decidi¨® el pasado jueves unirse a ese club. Deja clara una cosa: no quiere quedarse m¨¢s atr¨¢s. Casi todo lo dem¨¢s son inc¨®gnitas, dudas por resolver. Ah¨ª van algunas de las fundamentales.
Las medidas pueden provocar inflaci¨®n y presiones sobre los tipos de cambio
- ?Por qu¨¦ tan poco dinero?
"El amplio consejo del BCE toma decisiones por unanimidad. Eso implica que al menos al principio act¨²e con relativa modestia, porque Trichet tiene que conciliar intereses muy diferentes", asegura Manuel Conthe. Adem¨¢s, la m¨¢quina de imprimir dinero apenas tiene precedentes. Una suma relativamente peque?a -60.000 millones de euros- sirve como test para poner a prueba la efectividad de esa pol¨ªtica.
- ?Por qu¨¦ no deuda p¨²blica?
La complicada arquitectura institucional de la zona euro dificulta medidas como la compra de deuda p¨²blica. Esa medida ir¨ªa contra el Tratado de Maastricht, seg¨²n el consejero Lorenzo Bini Smaghi. Adem¨¢s, provocar¨ªa dudas acerca de la distribuci¨®n de los recursos, que podr¨ªa privilegiar a algunos pa¨ªses. Y cuestionar¨ªa la independencia del banco ante posibles acusaciones de monetizaci¨®n de la deuda p¨²blica.
- ?Por qu¨¦ c¨¦dulas?
Seg¨²n el propio Trichet, ese mercado se ha visto particularmente afectado por los embates de la crisis. El BCE opta por comprar un activo privado para reactivar la financiaci¨®n en el interbancario, que ha mejorado algo en las ¨²ltimas semanas pero sigue seco. Un informe de Citigroup sugiere que el BCE ha optado por activos de bajo riesgo y muy ligados a la financiaci¨®n a largo plazo de la banca, una de las reclamaciones del sector financiero europeo desde hace meses. Hay una lectura m¨¢s maliciosa: las c¨¦dulas hipotecarias benefician principalmente a Alemania (que ha dado su brazo a torcer para aprobar las medidas excepcionales) y a Espa?a, cuyo sector bancario se enfrenta a unos meses peligrosos. Pero esa elecci¨®n supone asumir un riesgo adicional: las medidas, muy enfocadas a la banca, encaran directamente la fuente del problema, pero a la vez pueden dejar sobrevivir a bancos zombis, que deber¨ªan quebrar para no lastrar al resto del sector financiero.
- Distribuci¨®n de las compras.Tal vez el aspecto que levanta m¨¢s suspicacias: el BCE puede privilegiar a determinados pa¨ªses y entidades en funci¨®n de c¨®mo decida adquirir las c¨¦dulas. Trichet no dar¨¢ a conocer los detalles hasta junio. "Es un artista comprando tiempo", resume Antonio Villarroya, de Merrill Lynch.
- Euro, inflaci¨®n y p¨¦rdidas.
La expansi¨®n cuantitativa estaba generando una apreciaci¨®n del euro con respecto a otras monedas, cuyos pa¨ªses han puesto en marcha la m¨¢quina de imprimir billetes con mayor celeridad. Los expertos alertan del riesgo de una carrera de devaluaciones competitivas a trav¨¦s de ese tipo de medidas. Pero el gran riesgo es la estrategia de salida: cuando la econom¨ªa se recupere, el exceso de liquidez podr¨ªa generar una fuerte inflaci¨®n. Y p¨¦rdidas en el balance del banco central.
- ?Qu¨¦ pasa si no funciona?
Los analistas dicen que el siguiente paso es m¨¢s madera. M¨¢s dinero para comprar m¨¢s activos p¨²blicos y privados. "No hay otra soluci¨®n. Ya no quedan bajadas de tipos a la vista. La duda es hasta d¨®nde querr¨¢n llegar Bernanke, Trichet y compa?¨ªa. Pero no queda otra munici¨®n", analiza el economista Desmond Lachman.
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