Puertas al Asia misteriosa

El lugar m¨¢s fascinante de todo el sureste asi¨¢tico se llama Angkor (Camboya). S¨®lo Bagan, en Birmania, le puede hacer sombra y ambos comparten su lejan¨ªsimo origen hind¨² acoplado a un posterior y enraizado universo budista. Y m¨¢s cosas en com¨²n: ambos s¨®lo se pueden visitar desde fechas relativamente recientes.

En el caso de Angkor ¨²nicamente desde finales de los noventa, pues no hay que olvidar que Pol Pot, el genocida que embarc¨® al pa¨ªs en uno de los m¨¢s desgraciados reg¨ªmenes que han infectado su historia, muri¨® en 1998 y s¨®lo un a?o despu¨¦s se disolvieron totalmente los ¨²ltimos n¨²cleos resistentes de los jemeres rojos. Hoy es una escala habitual desde Bangkok antes de empezar o terminar un viaje a cualquier otro pa¨ªs del ¨¢rea. Como ocurre en los lugares densamente poblados de arte, historia, religi¨®n y arquitectura, es obligado pertrecharse de una buena gu¨ªa (Los tesoros de Angkor, de Marilia Albanese, que ha traducido Libsa, es inmejorable) para tratar de comprender la complejidad de este inmenso recinto arqueol¨®gico, que fue el epicentro del imperio jemer entre los siglos IX al XV. Pero aqu¨ª van algunas claves para subrayar en rojo la experiencia de este espectacular universo en ladrillo y piedra.

AGUA.

Todo se explica a trav¨¦s del agua. Si contemplamos Angkor a trav¨¦s de Google Earth veremos una sorprendente ret¨ªcula de estanques cuadrados (el baray o embalse sagrado), canales de irrigaci¨®n, dep¨®sitos, surtidores, cubetas, diques, fosos... El agua como elemento de supervivencia de una cultura agraria que abastec¨ªa a un mill¨®n de personas, pero tambi¨¦n como espacio simb¨®lico. S¨®lo el Baray Occidental mide 8 por 2,3 kil¨®metros. Impresionante.

APSARAS Y 'DEVADAS'.

Hay miles y miles de ellas. Una presencia recurrente. Las primeras son criaturas acu¨¢ticas. En la mitolog¨ªa hind¨² ninfas celestiales, bailarinas en la corte del semidios Indra. Siempre en movimiento, siempre revoloteando agitando desnudas brazos y pies. Las segundas son diosas. Se representan quietas, de pie y de frente, y sorprenden sus alambicados peinados y la precisi¨®n de sus ropas transparentes que recortan las siluetas de su cuerpo. Si nos fijamos en Angkor Vat, el templo principal, el que aparece en la bandera de Camboya, encontraremos m¨¢s de 1.500.

BAYON.

El m¨¢s carism¨¢tico, en sentido literal, de los templos que encierra Angkor Thom. Expresa la comuni¨®n en el imperio jemer entre la tradici¨®n hinduista y art¨ªstica de sus arquitecturas y la expresi¨®n del culto budista en la proliferaci¨®n de los rostros del buda-rey tallados (m¨¢s de doscientos) desde sus muros y que dirigen su mirada a los cuatro puntos cardinales. La extra?a imagen del Bayon inspir¨® a muchos artistas surrealistas, Max Ernst entre ellos.

CEIBAS.

Imponente ¨¢rbol que compite en majestuosidad con los propios templos. ?ste que vemos por doquier es la Ceiba Pentandra, la especie m¨¢s abundante junto al Ficus Gibosa. Pero Angkor es un jard¨ªn bot¨¢nico: banianos, caobas, canelos, higueras..., una jungla, a pesar de que ya han desaparecido los tigres que Pierre Loti vio merodear por sus muros cuando la visit¨® a comienzos del XX.

ESCULTURA.

Los artistas jemeres eran excelentes escultores. L¨¢stima que para apreciarlo de veras haya que viajar a Par¨ªs hasta el museo Guimet, donde est¨¢ todo lo que los arque¨®logos franceses se llevaron durante d¨¦cadas. Lo poco que qued¨® est¨¢ en el peque?o y bonito museo de Phnom Penh. Hubo qui¨¦n se jug¨® el pellejo expoliando, como el jovencito Andr¨¦ Malraux, detenido en 1923 por las autoridades y pillado con las manos en la masa: robando bajorrelieves para comerciar con ellos.

MOUHOT, HENRI.

En adelante el explorador que nos describi¨® con pelos y se?ales este lugar sorprendente. Antes lo hab¨ªan visitado otros, pero ¨¦l lo estudi¨® e interpret¨®. Ten¨ªa 32 a?os cuando empez¨® su largo viaje por Indochina. Como tantos otros, ni era rico de familia, ni ten¨ªa preparaci¨®n cient¨ªfica, pero le sobraba valor y curiosidad. "Ay -dijo, dudando de su capacidad narrativa al intentar describir Angkor- ?por qu¨¦ no estar¨¦ yo dotado de la pluma de un Chateaubriand o un Lamartine o del pincel de un Claude Lorrain?" Tuvo mala suerte. Muri¨® en el camino y hoy su tumba puede visitarse en Ban Phanom (Laos).

GUERRA.

Palabra desgraciadamente repetida en la historia del pueblo jemer. Las escenas de guerra son una de las im¨¢genes m¨¢s soberbias de los abundantes bajorrelieves. Patetismo, movimiento, precisi¨®n en los detalles de las batallas, descripci¨®n exacta de las t¨¦cnicas. Los mejores los encontramos en los muros de Angkor Vat y en la Terraza de los Elefantes. Imposible no trasladar la angustia de estas im¨¢genes al drama de su historia reciente, una de las m¨¢s tr¨¢gicas del siglo XX.

'TUK TUK'.

Peque?o carromato para dos o cuatro personas arrastrado por una motocicleta. Es el mejor sistema para resolver los muchos kil¨®metros que hay que recorrer desde Siem Reap, la poblaci¨®n donde est¨¢n los hoteles y servicios de Angkor. El tuk tuk es c¨®modo, permite protegerse de la lluvia y el sol y sus conductores conocen muy bien las necesidades del viajero. Y si es por emular una aventura de Salgari, al pie del templo monta?a de Phnom Bakheng hay un servicio de alquiler de elefantes.

PREAH PALILEY.

Anotar bien este nombre. Es el templo m¨¢s solitario y rom¨¢ntico de todos. Cuesta encontrarlo, pero aparece de repente al caminar desde el muro norte de Angkor Thom. S¨ª, hay templos m¨¢s grandes, m¨¢s espectaculares, pero ninguno tan seductor como ¨¦ste, en el que una bater¨ªa de ceibas hunden sus poderosas ra¨ªces en los z¨®calos y sus troncos suben erectos hasta acariciar el cielo. El mejor lugar para despedirse.

M¨¢s propuestas e informaci¨®n en la Gu¨ªa de Camboya