"El capitalismo goza de buena salud"
Alto, rubio, ojos claros, barbilla cuadrada de polic¨ªa de c¨®mic, jugador de f¨²tbol (americano) en la universidad y millonario desde los 25 a?os gracias a Internet. Rich Riley es un t¨®pico andante del buen mozo estadounidense. Tal vez por eso ha elegido el Marmo, uno de los bares del Hotel Silken Puerta de Am¨¦rica, que presume de tener un concepto muy americano, el de ver y ser visto.
Cuando era estudiante so?aba con trabajar en Wall Street y efectivamente lo hizo durante tres a?os, pero su carrera deriv¨® hacia Sillicon Valley, y ahora es el m¨¢ximo responsable en Europa de Yahoo. El salto de las finanzas a la tecnolog¨ªa es el acontecimiento m¨¢s importante de su biograf¨ªa, y duda si contarlo en la barra -una enorme pieza de m¨¢rmol blanco de Carrara- o en las mesas. Se decide por las mesas.
El responsable de Yahoo en Europa cree que Google no es invencible
"En general son tipos muy listos pero extremadamente agresivos, y tal vez cometieron excesos", afirma sobre sus ex compa?eros de la Bolsa neoyorquina, exculp¨¢ndoles en parte del desastre financiero que ha tumbado la econom¨ªa mundial. Sustanciado el asunto de la crisis, mira la carta. Pide agua mineral, un pastel y cerveza, pero luego renuncia al pastel.
A Riley se le ensanchan las facciones cuando recuerda el instante en que se dio cuenta que pod¨ªa ser millonario. Acababa de inventar la barra de herramientas, que ahora usa Yahoo. "Me hab¨ªa llamado Jerry Yang . Mientras se concretaba el acuerdo no paraba de pensar cu¨¢nto pod¨ªa pedir. ?50 millones de d¨®lares? Mi padre me dijo: 'Si lo vendes por 10 millones no vas a volver y preguntarle, ?qu¨¦ tal si lo vendiera por 20? Pero si al final no consigues venderlo, vas a desear toda tu vida haberlo vendido por 10 millones'. Y se cerr¨® el trato".
Tejano hasta las cachas aunque nacido por equivocaci¨®n en Columbia, aspira a dotarse de un barniz de cosmopolitismo. Sus frecuentes viajes a Lucca, una ciudad medieval en Toscana, le ayudan. All¨ª reside su suegra, Daniella Decanini, que monopoliza la gastronom¨ªa de la localidad con tres restaurantes. "Es divertido ir comiendo un poco en todos". Como responsable de Yahoo en Europa lo tiene dif¨ªcil porque Google, el Gran Hermano de Internet, canibaliza a todos sus rivales, y en Espa?a lo usan casi el 100% de los internautas. "No es imposible derrotarle. Para eso me pagan. En EE UU y Asia somos m¨¢s conocidos... pero es dif¨ªcil, hasta yo uso Google".
A Riley no le importa confesar su devoci¨®n por Barack Obama. "Toda la gente de nuestra generaci¨®n le vot¨®". Ahora vive en Rolle, cerca de Ginebra, con sus tres hijos y su mujer, una italoamericana a la que conoci¨® en la universidad. Viendo a ejecutivos como ¨¦l en las mesas contiguas, estandarizados, tecleando su laptop, sin un cigarrillo en la mano, ni una palabra m¨¢s alta que otra, dirigi¨¦ndose al camarero en ingl¨¦s pero con enorme pulcritud, uno se pregunta c¨®mo gente de formas tan exquisitas ha podido causar la ruina de tantas familias en el mundo entero. "Los fundamentos del capitalismo son muy sanos", me tranquiliza Riley. Un poco estupefacto acabo su cerveza y le miro. Me ha birlado mi agua. Ahora s¨ª que entiendo su frase. El capitalismo goza de buena salud, en efecto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.