El ¨²ltimo verano del Sun Village
El Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a ordena demoler las 38 viviendas de la urbanizaci¨®n gerundense de Palau-saverdera porque son ilegales
El derribo de la piscina, las casas de dos plantas y el jard¨ªn privado de la urbanizaci¨®n Sun Village, en Palau-saverdera (1.423 habitantes), es inminente. El ayuntamiento del Alt Empord¨¤ empezar¨¢ la semana que viene los tr¨¢mites para llevarlo a cabo. Su alcalde, Narc¨ªs Deusedas (CiU), prev¨¦ que las gr¨²as est¨¦n trabajando como muy tarde en septiembre. El ¨²ltimo auto del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC), del 18 de mayo, se ratifica en la demolici¨®n de los 38 apartamentos porque se hicieron en un terreno para equipamientos y pide que las casas se echen abajo antes del 5 de diciembre, seg¨²n el alcalde. Mientras, los vecinos entonan el no nos mover¨¢n.
El Sun Village son dos bloques de apartamentos anclados al pie de la sierra de Albera, en el Alt Empord¨¤. En ellos s¨®lo viven unas ocho familias todo el a?o. El resto son segundas residencias de holandeses e ingleses. Algunas de las casas se ofrecen en alquiler por Internet a 2.980 euros, dos semanas. Pero hay quien como Juan Manuel Garc¨ªa, de 36 a?os y de profesi¨®n camionero, no tiene m¨¢s casa que ¨¦sa. "Todo este asunto me quita el sue?o", confiesa. Su vivienda le cost¨® 120.000 euros hace ocho a?os, cuando la compr¨® sobre planos. Es un apartamento de 85 metros cuadrados que comparte con su mujer. Su prioridad es evitar el derribo. Pero, por si ocurre lo peor, la comunidad de vecinos de la que ejerce como portavoz ha hecho una tasaci¨®n: 12 millones de euros de indemnizaci¨®n en el caso de que el Sun Village muera, a 310.000 euros por vivienda. El alcalde ya ha avisado de que el Consistorio no dispone de ese dinero.
"?Por qu¨¦ me dieron la habitabilidad si es ilegal? ", se pregunta un vecino
El origen del problema se remonta a 2001, cuando Deusedas, que lleva 30 a?os gobernando en el municipio, otorg¨® la licencia para los apartamentos. Seg¨²n las Normas Subsidiarias de 1999 que rigen el planeamiento urbano de la localidad, en la zona s¨®lo se pueden hacer equipamientos, en concreto un hotel, y no pueden superar los siete metros de altura. Pero el alcalde dio luz verde a un proyecto residencial que, adem¨¢s, exced¨ªa la altura m¨¢xima en 1,20 metros. Una vecina lo denunci¨® al TSJC en 2001, cuando empezaron las obras de los primeros apartamentos. Pese al litigio, en 2003 se iniciaron las obras de los segundos apartamentos.
En 2006 el TSJC tild¨® de "sorprendente actuaci¨®n municipal", declaraba la "nulidad" de la licencia de obra otorgada y ordenaba el "derribo de lo construido". "El t¨¦cnico aprob¨® el proyecto y yo me fi¨¦ de ¨¦l", se defiende el alcalde. Para Deusedas todo radica en la interpretaci¨®n. "Quiz¨¢ otro juez nos habr¨ªa dado la raz¨®n", dice, esgrimiendo que en esa zona estaba previsto tambi¨¦n el uso residencial.
Pero la asociaci¨®n de vecinos asegura que ya avis¨® al regidor. "En 2002, cuando a¨²n no estaban acabadas las casas, presentamos unas alegaciones al ayuntamiento advirtiendo que ah¨ª s¨®lo se pod¨ªa construir un hotel y nunca nos contest¨®", se queja la presidenta de la asociaci¨®n, Carme Montenegro. El alcalde lo niega. "De esto no se empez¨® a hablar hasta 2005", indica. El portavoz de Unitat per Palau, Miquel Alsina, critica que el alcalde nunca haya sido capaz de alcanzar un acuerdo con el denunciante.
Juan Manuel ense?a su c¨¦dula de habitabilidad. "Me la ha concedido la Generalitat", dice. "?Si es ilegal por qu¨¦ me la dieron?", se pregunta. Aunque los vecinos, al firmar su contrato de compraventa ya sab¨ªan que la licencia de obra estaba en los tribunales.
Patricia Barbero tambi¨¦n vive todo el a?o en el Sun Village. Su casa tiene 185 metros, con dos pisos, dos terrazas y m¨¢s habitaciones de las que se pueden contar en una r¨¢pida visita. "Me vend¨ª mi casa en Garriguella para venir aqu¨ª. No tengo nada m¨¢s. Estamos pasando por una situaci¨®n inhumana", dice la empresaria, que se dedica al negocio inmobiliario. Teme sobre todo por su hija, de nueve a?os. "No s¨¦ c¨®mo explicarle que quiz¨¢ un d¨ªa nos quedamos sin casa", lamenta.
Deusedas trabaja para hallar una soluci¨®n, basada en la "comprensi¨®n". Busca alcanzar un acuerdo con la denunciante para que acepte un retraso de la ejecuci¨®n del fallo y as¨ª negociar alg¨²n tipo de compensaci¨®n que sustituya el derribo. Este peri¨®dico trat¨® de hablar con la denunciante, sin ¨¦xito. Pero en ocho a?os, el alcalde no ha logrado ese acuerdo que ponga fin al derribo. Aun as¨ª, no se dar¨¢ por vencido: "Mientras hay vida hay esperanza".
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