T¨²nido tibio en ensalada

El consumo excesivo de ensalada constipa el ¨¢nimo, contrae las g¨®nadas y a decir de los expertos provoca astenia espiritual. La t¨ªpica de lechuga, vamos. Otra cuesti¨®n es que ya llamemos ensalada a cualquier cosa. Ensalada de callos y morrillos de ternera, con guarnici¨®n de muslitos de pato, por ejemplo. Eso ya es diferente. Pero lo que es la ensalada en s¨ª, la de lechugas y forrajes varios, es un co?azo que se invent¨® para entretenernos picando hierba mientras llega el arroz o el lechazo. Un matahambre pensado por alg¨²n antiguo cocinero astuto que no sab¨ªa qu¨¦ hacer con las malas hierbas del jard¨ªn de su casa, les puso nombres molones (r¨²cula, brotes de primavera, can¨®nigo y cosas as¨ª) y se dedic¨® a venderles a sus clientes las plantas que no quer¨ªan comer ni las cabras. Y como suele suceder con las cosas absurdas (m¨ªrese si no el ¨¦xito de la corbata) la cosa cuaj¨®. Cuaj¨® y fue a m¨¢s, d¨¢ndose el curioso caso de que puede uno tranquilamente ir a un restaurante a comer y salir con m¨¢s hambre de con la que entr¨®. Y dicho esto, me digo a m¨ª mismo que no deja de ser sorprendente lo que acabo de escribir, dado que a m¨ª las ensaladas siempre me han gustado, como demuestra la receta preparada para hoy. Y entonces ?tendr¨¢ algo que ver la dieta a la que insensatamente (y con la vanidosa intenci¨®n de caber en un traje de ba?o del a?o pasado) me estoy sometiendo? No creo.

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