Los talibanes atacan el coraz¨®n de Kabul
Siete muertos y un centenar de heridos en un atentado frente a la sede de la OTAN
Lo que todos esperaban y tem¨ªan ha sucedido: un veh¨ªculo cargado con explosivos estall¨® ayer, a las 8.30 de la ma?ana (dos horas y media menos en la Espa?a peninsular), frente a la puerta principal del cuartel general de la OTAN en Kabul. De nada sirvieron las importantes medidas de seguridad desplegadas, muy visibles desde el viernes en el centro de la ciudad. Siete personas perdieron la vida y cerca de un centenar resultaron heridas, incluidos varios ni?os vendedores de chicles y un n¨²mero no determinado de soldados extranjeros, seg¨²n inform¨® el Ministerio de Defensa.
Un portavoz talib¨¢n anunci¨® en un comunicado enviado a la cadena Al Jazeera que era "un mensaje al pueblo afgano" y que "habr¨ªa m¨¢s ataques en el d¨ªa de las elecciones [presidenciales]", que se celebran el jueves.
El coche bomba super¨® tres controles antes de llegar a su objetivo
M¨¢s de un tercio del pa¨ªs es zona de guerra a pocos d¨ªas de las presidenciales
El conductor suicida logr¨® penetrar en el coraz¨®n de Wazir Akbar Khan, en teor¨ªa el barrio m¨¢s protegido de la capital. En ¨¦l est¨¢n el palacio presidencial y numerosas embajadas occidentales, entre ellas la de EE UU (el objetivo del ataque). Tambi¨¦n, la residencia del embajador de Espa?a, Jos¨¦ Turpin, quien en ese instante le¨ªa un libro en su despacho.
"Nadie al servicio de la embajada ha resultado herido, ni espa?oles ni afganos", inform¨® una fuente de la legaci¨®n. La onda expansiva arranc¨® las ventanas y las puertas de la residencia, situada a 50 metros, causando "cuantiosos da?os materiales". La laminaci¨®n especial de los cristales, que no se hicieron a?icos, evit¨® una tragedia. "La explosi¨®n ha sido tremenda. La ventana me cay¨® entera encima mientras dorm¨ªa. Vi entrar el aire de la onda expansiva por un lado y salir por otro", narra uno de los diplom¨¢ticos que pide no ser identificado.
El veh¨ªculo, tras superar tres controles de la polic¨ªa, lleg¨® a uno militar responsabilidad de soldados macedonios. ?ste no es muy estricto: el jueves, por ejemplo, no registraron el veh¨ªculo de un periodista extranjero ni exigieron su identificaci¨®n. Unos 20 metros despu¨¦s se levanta un segundo puesto reforzado con seguridad privada y protegido con numerosos bloques de hormig¨®n. Se halla junto a la puerta principal del cuartel general de la OTAN. El veh¨ªculo levant¨® sospechas y fue detenido. En ese instante, el hombre accion¨® el explosivo, inform¨® el general canadiense Eric Tremblay, portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), que lidera la OTAN.
Tremblay acus¨® a los talibanes "de atacar de forma indiscriminada a los civiles". La mayor¨ªa de los heridos son afganos que guardaban turno para entrar a trabajar en las instalaciones militares y en el vecino Ministerio de Transportes. Algunos heridos se hallan en estado cr¨ªtico, seg¨²n fuentes hospitalarias citadas por la agencia Reuters. El n¨²mero de fallecidos podr¨ªa incrementarse en las pr¨®ximas horas.
Se trata del primer atentado de importancia en Kabul desde febrero, cuando un comando atac¨® el Ministerio de Justicia. Ayer, la ciudad se llen¨® del ulular de las ambulancias y los coches policiales. Tambi¨¦n se vaci¨® de todoterrenos con los m¨¢s variados logotipos de las organizaciones internacionales. Los servicios de telefon¨ªa m¨®vil se colapsaron. Los testigos describ¨ªan en las televisiones locales la escena del atentado como un lugar lleno de sangre, gritos y lloros. A Zetu, un ch¨®fer que trabaja con un europeo, le llam¨® su madre para exigirle que regresara de inmediato a casa.
Las organizaciones dependientes de Naciones Unidas y algunas de las ONG con sede en Kabul adoptaron medias extraordinarias. Muchas han ordenado a sus empleados que permanezcan en sus casas, trabajen desde ellas y eviten los desplazamientos. Hay miedo en Kabul. Es el primer triunfo de los talibanes.
Este ataque en la capital tiene un enorme significado pol¨ªtico a cinco d¨ªas de las elecciones. El mensaje es claro, y preocupante: los talibanes pueden golpear en cualquier lugar y en cualquier momento. Hace unas semanas llamaron al boicoteo de los comicios y ahora aconsejan que nadie se acerque a los colegios electorales, convertidos, seg¨²n ellos, en objetivo militar.
M¨¢s de un tercio de Afganist¨¢n es zona de guerra. En las provincias sure?as de Helmand -ayer perdieron la vida 14 civiles, 11 de ellos miembros de la misma familia, al pisar su veh¨ªculo una mina- y Kandahar, y las del este lim¨ªtrofes con Pakist¨¢n, los combates son constantes. El resto del pa¨ªs ha dejado de ser seguro. Hay incidentes en el oeste y en el norte, hasta ahora alejados de la influencia talib¨¢n. El Gobierno de Hamid Karzai admite que un 10% de los colegios electorales no abrir¨¢ por problemas de seguridad.
El general Tremblay de ISAF sali¨® ayer al paso de las cr¨ªticas. "Las medidas de seguridad adoptadas han impedido a los atacantes realizar lo que ten¨ªan planeado", dijo a los informadores cerca del lugar del ataque. "Siempre existe un riesgo residual. Es muy dif¨ªcil frenar a un atacante suicida", dijo. Otras fuentes de seguridad denuncian que la mayor¨ªa de los controles establecidos por la ciudad son poco profesionales y sugieren que la ¨²nica opci¨®n es cortar el tr¨¢fico, como sucede en la Zona Verde en Bagdad, transformada desde 2003 en un fort¨ªn.
El responsable de la investigaci¨®n criminal, Abdul Ghafar Sayadzada, reconoci¨® indirectamente estos fallos al confirmar que el veh¨ªculo super¨® tres controles de la polic¨ªa afgana antes de llegar a ISAF. Tambi¨¦n determin¨® que la carga explosiva era de 600 libras (272 kilogramos). El portavoz talib¨¢n, Zabiul¨¢ Mujahid, la eleva a 500 kilos. Tambi¨¦n nombr¨® al suicida: Ahmadul¨¢, procedente del distrito Bagrami de la provincia de Kabul.
La explosi¨®n se oy¨® en toda la zona nueva de la ciudad e hizo temblar los cristales de los edificios. La columna de humo era visible desde muchos puntos. Los polic¨ªas afganos que protegen los hoteles donde se hospedan extranjeros trataban de impedirles que permanecieran en la calle. "Emergency", gritaban en un ingl¨¦s peculiar. El tr¨¢fico parec¨ªa ser menor que otros d¨ªas, pero los atascos eran los mismos.
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