Una cuesti¨®n de sexo
La IAAF afirma que a¨²n no tiene pruebas concluyentes para decidir sobre la nueva campeona
Mediados los a?os 50, Dora Ratien confes¨® que en realidad era Hermann Ratien. Puso fin a una duda que hab¨ªa hecho correr r¨ªos de tinta antes de la guerra, desde que, en los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn 36 -en el mismo estadio de m¨¢rmol de Carl Diem y Werner March que ahora, cubierto, acoge los Mundiales, al toque de la inmensa campana con el ¨¢guila del Reich teniendo por las garras los aros ol¨ªmpicos- qued¨® cuarto en la competici¨®n de salto de altura femenina. Entonces, para tratar de explicar sus innegables caracteres masculinos, para justificar su bigote, se habl¨® de que expon¨ªa una forma de hermafroditismo. "Pero ni hermafroditismo ni nada", dijo a?os despu¨¦s Dora/Hermann, quien incluso, en 1938, logr¨® batir el r¨¦cord del mundo. "Yo siempre he sido hombre, pero el r¨¦gimen nazi, obsesionado con ganar una medalla
[a la mejor saltadora alemana, jud¨ªa, la hab¨ªan prohibido participar] me oblig¨® a competir como mujer".
Hermann/Dora Ratien no habr¨ªa superado, seguramente, los controles de sexo que impuso el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) en 1968, pero tampoco habr¨ªa sido significativo. Los controles dejaron de ser obligatorios en 2000, cuando la lucha de las organizaciones feministas hizo ver a los organismos que el sexo, masculino o femenino, de una persona, no era s¨®lo cuesti¨®n de anatom¨ªa, de hormonas o de cromosomas, sino algo mucho m¨¢s complicado en lo que interven¨ªa la educaci¨®n recibida y, sobre todo, la propia consideraci¨®n de la persona sobre su sexualidad. Hay una zona, llamada de intersexualidad, lo que antes se conoc¨ªa como hermafroditismo, que, sobre todo en la adolescencia, cuando a¨²n est¨¢n a pleno rendimiento los cambios hormonales, hace complicad¨ªsimo hablar con rotundidad.
Por eso, dicen en la federaci¨®n internacional de atletismo (IAAF), es tan complicado el caso de Caster Semenya, de 18 a?os, la adolescente surafricana que parece un chico y corre como un hombre con toda la barba. Por eso, la IAAF, que investiga su caso desde hace unas semanas, desde que en el campeonato africano j¨²nior, en islas Mauricio, corriera los 800 metros en 1m 56,36s, siete segundos por debajo de su mejor marca hasta entonces, no ha tomado a¨²n ninguna decisi¨®n.
"En cuanto nos surgieron las dudas, solicitamos a la federaci¨®n surafricana que nos enviaran la documentaci¨®n que justificara que Semenya corriera como mujer", dijo ayer el portavoz de la IAAF, Nick Davies. "Como no nos respondieron de una forma adecuada, la IAAF inici¨® su propia investigaci¨®n. Pero no es una cosa sencilla. No es hacer un test y ver el resultado. En la investigaci¨®n est¨¢n implicados especialistas en anatom¨ªa, en biolog¨ªa, en endocrinolog¨ªa, fisi¨®logos, psic¨®logos y m¨¦dicos en general. Los informes son largos y deben mantenerse confidenciales dado que afecta a un tema muy sensible. No es como un asunto de dopaje. Se corre el peligro de entrar en la intimidad de una persona, de humillarla. De todas maneras, a¨²n no hay ninguna conclusi¨®n. La IAAF no puede tomar ninguna decisi¨®n ya que no hay pruebas concluyentes en ning¨²n sentido. Tardaremos semanas en tener la informaci¨®n necesaria".
El proceso hormonal de Semenya, la extraordinaria sobredosis de testosterona natural para ser mujer que se traduce en sus m¨²sculos y en su vello facial, es excepcional. Como tambi¨¦n es excepcional la acromegalia o gigantismo, generada por el exceso de secreci¨®n natural de hormona de crecimiento, una enfermedad que ha producido algunos grandes jugadores de baloncesto y saltadores, a los que no se ha prohibido jugar pese a contar con una ventaja natural, u otros s¨ªndromes que ha permitido a algunos ser m¨¢s musculosos, m¨¢s flexibles, m¨¢s resistentes...
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