Mucha austeridad y pocos complejos
El Zinemaldia afronta hoy su tercera jornada saboreando todo el ¨¦xito de las proyecciones - El recorte presupuestario no afecta a la buena marcha del festival
A mal tiempo -el que se cierne sobre San Sebasti¨¢n desde el comienzo del Zinemaldia- buena cara, la de un Festival de Cine que saca pecho tras dos d¨ªas de buena calidad cinematogr¨¢fica y mejor participaci¨®n del p¨²blico. Con la resaca de un primer d¨ªa intenso, r¨¢pida gala de inauguraci¨®n, proyecci¨®n de Chloe y ba?o de masas de Brad Pitt incluidos, la capital guipuzcoana amaneci¨® ayer envuelta en el dulce sopor de la rutina festivalera que se repite a?o tras a?o en los aleda?os del r¨ªo Urumea.
Muchos donostiarras tem¨ªan a principios de a?o que el evento sucumbiese a los estragos causados por la crisis, que puso sobre las cuerdas al Festival, obligado a recortar un d¨ªa su duraci¨®n y con menores subvenciones, pero nada m¨¢s lejos de la realidad. Lo avalan las cifras, que bailan orgullosas en los medios de comunicaci¨®n durante las ¨²ltimas fechas: m¨¢s de 65.000 entradas vendidas en cuatro d¨ªas -Malditos bastardos colg¨® el cartel de "Completo" en apenas siete minutos el pasado domingo-, 200 metros de alfombra roja desplegados sobre las aceras del Kursaal y el Teatro Victoria Eugenia y 1.206 periodistas y fot¨®grafos acreditados son la prueba de que el festival es una realidad que pisa fuerte. "S¨ª, estamos en crisis por el momento, pero el Zinemaldia no lo est¨¢", defend¨ªa ayer por la ma?ana tras la primera proyecci¨®n del d¨ªa Mikel Olaciregui, m¨¢ximo responsable del evento, en declaraciones a EL PA?S.
700 profesionales trabajan durante esta semana en el Zinemaldia
El calendario del 'plan Bolonia' dificulta la presencia de universitarios
El Kursaal y el Victoria Eugenia no le han hecho rebaja al Zinemaldia
El recorte de gastos no ser¨¢ perceptible para espectadores e invitados
Una de las preguntas m¨¢s repetidas es d¨®nde est¨¢ Brad Pitt
Algunos comercios tambi¨¦n se han volcado con el certamen
Pasado el susto, las jornadas de esta 57? edici¨®n se pueden contar a¨²n con los dedos de una mano, pero el bullicio iguala a la lluvia, que no ha dado respiro a los protagonistas del evento. En dos d¨ªas se ha visto c¨®mo San Sebasti¨¢n sigue respaldando un festival con apuestas a menudo arriesgadas de su equipo directivo y que se acerca a sus seis d¨¦cadas.
Con una libertad presupuestaria que se ha reducido en 800.000 euros con respecto al a?o anterior, el Zinemaldia cuenta con siete millones de euros de presupuesto -con la baja a ¨²ltima hora de uno de los patrocinadores- para nueve d¨ªas de pases cinematogr¨¢ficos, buen ambiente y un festival en la sombra que escapa de los focos, pero que est¨¢ presente todo el a?o en las salas de cine nacionales e internacionales: el de la industria cinematogr¨¢fica, que cierra muchos acuerdos en marcos como el del certamen.
Con eso de que hay que apretarse el cintur¨®n, algunos, por no gastar, no gastan ni en la gu¨ªa de pel¨ªculas -"cuesta un euro, pero si imprimes la informaci¨®n en casa en gratis", dice Mari ?ngeles Elguea mostrando un mont¨®n de papeles grapados-. Soluciones como ¨¦sta no han sido necesarias en la organizaci¨®n del Zinemaldia, que ha elegido por "innovar, m¨¢s que recortar", seg¨²n Olaciregui. El director coment¨® a EL PA?S que las decenas de medidas tomadas no ser¨¢n perceptibles "para los espectadores y los invitados".
Ni el Kursaal ni el Teatro Victoria Eugenia han reducido los precios de alquiler de sus salas, pero algunas empresas que aportan distintos servicios al festival han congelado los presupuestos para que este evento sea posible. Adem¨¢s, la propia organizaci¨®n ha hecho sus ajustes, cuestionando algunos de los gastos, loque ha supuesto un ejercicio "sano y positivo", valora Olaciregui.
En definitiva, crisis coyuntural s¨ª, pero, ante todo, estrellas y "mucho cuidado por no descuidar la calidad cinematogr¨¢fica". El recorte no ha hecho que el Festival renuncie a su visibilidad y ha contado en tan solo dos d¨ªas con personajes de la talla de Atom Egoyan, Quentin Tarantino y el ya citado Pitt, y acoger¨¢ a otras luminarias de Hollywood como Naomi Watts en las pr¨®ximas jornadas. Adem¨¢s, tampoco se ha prescindido de elementos como la impresi¨®n del Diario del Festival, que tambi¨¦n se encuentra en la web de la organizaci¨®n.
Con todo, el Zinemaldia no se ha rendido y ha optado por mantener la intensidad y el nivel, reduciendo el n¨²mero de proyecciones ¨²nicamente por contar con un d¨ªa menos. Tal es la intensidad con la que se vive el certamen que algunos incluso echan mano de plannings dignos de un exhaustivo ayudante de direcci¨®n en pleno rodaje. "Hay que intentar ver tres o cuatro pel¨ªculas al d¨ªa, mirar si te da tiempo a ir de un cine a otro y apa?¨¢rtelas con la comida por el camino", afirma una veintea?era que participa en el jurado joven de la competici¨®n.
Para el colectivo universitario, que compone el grueso de este jurado, este a?o el plan Bolonia se ha juntado a la crisis: mientras algunos empiezan las clases ma?ana mismo, otros ya llevan tres semanas en las aulas, lo que impide la deseada dedicaci¨®n plena e intensiva al festival. El plan universitario europeo tambi¨¦n ha influido a la organizaci¨®n del Zinemaldia, ya que algunos voluntarios, parte de ellos estudiantes superiores, han empezado ya las clases. Pero lo primero es lo primero. Eso s¨ª, los alumnos de posgrados a¨²n pueden acudir al Zinemaldia, y lo hacen, como indica Olaciregui.
"En el cine no hay papel peque?o", subray¨® ayer el director Fernando Trueba tras el pase de su filme El baile de la Victoria, en alusi¨®n al peque?o cameo que otorg¨® en la pel¨ªcula al autor del libro en que se basa la obra, Antonio Sk¨¢rmeta. Y, como buen festival cinematogr¨¢fico, en el Zinemaldia tampoco hay papeles peque?os. A lo largo del a?o son 21 personas las que se afanan por organizar una semana larga de muestra -encajando la programaci¨®n, gestionando los jurados y visionando pel¨ªculas, este a?o m¨¢s que el pasado, 1.819 seg¨²n indic¨® la organizaci¨®n en la presentaci¨®n de la 57? edici¨®n-. Pero, conforme se va acercando la fecha de la inauguraci¨®n, el n¨²mero va aumentando hasta llegar a los 700 profesionales que se emplean a fondo, a d¨ªa de hoy, para que el Zinemaldia est¨¦ al nivel al que ha llegado con el trabajo de los ¨²ltimos a?os.
El evento, que ha alcanzado ya un espacio entre las grandes citas cinematogr¨¢ficas internacionales, cuenta dentro de esas siete centenas de trabajadores con 150 personas voluntarias y universitarios que complementan su formaci¨®n con pr¨¢cticas en el certamen.
Entre todos los que conforman la organizaci¨®n, quienes dan la cara son, sin duda, los encargados de los puestos de informaci¨®n. En uno de los m¨¢s concurridos, el instalado en el Palacio Kursaal, indicaban ayer que lo que m¨¢s se ha preguntado hasta ahora, adem¨¢s de las frecuentes dudas sobre las secciones y las entradas, es sobre d¨®nde se encuentra Brad Pitt. "A muchos lo que les interesa es meterse en la vidilla del Festival", comentaban. Si por algo se caracteriza esta muestra es por su cercan¨ªa y su capacidad de acercar el universo aparentemente inalcanzable en el que se mueven los actores, actrices y directores de las pel¨ªculas, que se humaniza y baja a pie de calle gracias a la estructura y las costumbres que se han convertido en santo y se?a del Zinemaldia.
El hotel Maria Cristina, en primer lugar, y el Londres en segundo son los dos lugares privilegiados en los que se hospeda el elenco de personalidades que traspasa las barreras del celuloide para aterrizar en San Sebasti¨¢n. Despu¨¦s de tantos a?os, el hecho de que Brad Pitt acabase de entrar en el vest¨ªbulo del Mar¨ªa Cristina dos minutos antes de que una empleada mantuviese una conversaci¨®n telef¨®nica con este diario no tiene la mayor trascendencia: "Son clientes normales y corrientes". Este a?o, un tercer hotel se suma a los cl¨¢sicos del Zinemaldia. El Astoria 7, recientemente inaugurado, entra en escena: "Es nuestro estreno particular", adelanta Guillaume Fontagne, su director. El hotel y el Festival mantienen una relaci¨®n directa: el primero est¨¢ construido sobre los antiguos cines Astoria y cada una de sus 102 habitaciones est¨¢ dedicada a una de las estrellas que han visitado en el pasado el Zinemaldia. La m¨¢s codiciada estos d¨ªas es la de Alfred Hitchcock, quien tambi¨¦n descansa en efigie en el vest¨ªbulo sobre una de las antiguas butacas del cine. El Astoria ha creado un pincho especial para la ocasi¨®n, un gui?o a Tarantino al que han puesto de nombre Pulpo Fiction. Obviamente, con el pulpo como protagonista, el pincho permite degustar este producto con cuatro texturas diferentes.
En la calle de Easo, los escaparates recuerdan al ciudadano que no se trata de una semana cualquiera. Maria Jos¨¦ Garc¨ªa atiende en una fruter¨ªa en la que la Concha de Plata preside -entre carretes, una c¨¢mara de v¨ªdeo entrada en a?os y un sombrero a lo Charles Chaplin- el escaparate y aprovecha la ocasi¨®n para adelantar que la Real tendr¨¢ su propio escaparate, para celebrar su centenario. Un poco m¨¢s all¨¢, los rev¨®lveres antiguos y varios miniaturas de Marilyn Monroe y el Gordo y el Flaco presiden otro negocio. En la plaza de Guip¨²zcoa, el gui?o es m¨¢s sutil: entre los libros, publicaciones centradas en Gregory Peck, Humphrey Bogart o Ingrid Bergman se mezclan con otros de pel¨ªculas como Casablanca. San Sebasti¨¢n se viste de largo ante un Zinemaldia austero y sin ning¨²n complejo.
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 47
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