?rase una vez ... Beirut
Zeina Abirached
La dibujante libanesa Zeina Abirached (Beirut, 1981) creci¨® y pas¨® su infancia a unos pocos metros de uno de los lugares m¨¢s aterradores del mundo: la l¨ªnea verde, el frente de combate que separaba en Beirut a musulmanes y cristianos durante la guerra civil que asol¨® L¨ªbano entre 1975 y 1990. En su primer tebeo, El juego de las golondrinas, esta joven autora, afincada en Par¨ªs, relataba el conflicto a trav¨¦s de lo que ocurr¨ªa durante una noche de bombardeos en su casa, cuando todos los vecinos se reun¨ªan en una sola habitaci¨®n del primer piso. M¨¢s corto, en un formato m¨¢s peque?o, ahora vuelve a la guerra, a sus recuerdos, y construye una obra emocionante y evocadora, uno de esos libros que se quedan en la mente mucho tiempo despu¨¦s de haberse cerrado.
Me acuerdo... Beirut
Zeina Abirached
Traducci¨®n de Luc¨ªa Berm¨²dez
Sins Entido. Madrid, 2009
96 p¨¢ginas. 11 euros
Abirached recurre a un extraordinario juego literario para describir sus recuerdos del conflicto: los "me acuerdos". Inventados por el pintor Joe Brainard y perfeccionados por el gran narrador franc¨¦s George Perec, se trata de peque?as frases que empiezan siempre con "me acuerdo" y que a continuaci¨®n captan un recuerdo. La novedad que aporta Abirached son sus dibujos pero la capacidad de emoci¨®n que genera su obra no est¨¢ s¨®lo en su indiscutible talento gr¨¢fico, sino en c¨®mo es capaz de describir una guerra a trav¨¦s de los momentos de paz, c¨®mo puede transmitir todo el horror de un conflicto como el liban¨¦s (marcado por las matanzas por motivos religiosos, por la crueldad y por la duraci¨®n) a trav¨¦s de la cotidianidad.
"Nada distingue los recuerdos de los otros momentos. S¨®lo los reconocemos m¨¢s tarde, por sus cicatrices". Con esta cita de Chris Marker arranca este libro, cuyas cicatrices nacen a veces en un conflicto omnipresente y a la vez invisible. En su guerra hay muchos momentos alegres o surrealistas y muchos recuerdos similares a los de cualquier otra ni?a de su edad. Porque la guerra puede destruir muchas cosas, pero no es capaz de parar la vida. Como dice un personaje de esa maravillosa pel¨ªcula llamada Hace mucho que quiero, "la guerra no es tan fuerte, no puede destruirlo todo". Pero s¨ª deja cicatrices, miedos que tal vez no tengan cura y, en el caso de L¨ªbano, la guerra a veces deja nuevas guerras, como ocurri¨® en el verano de 2006.
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