Los rincones ocultos de John Lennon

Hotel Delmonico, Nueva York, 28 de agosto de 1964. Un folkie apasionado y ¨¢spero llamado Bob Dylan entra en la suite de unos chicos que andan de gira por Estados Unidos y de los que todo el mundo habla, The Beatles. John Lennon ha organizado la cita por medio de Al Aronowitz, periodista amigo de Dylan.

Las que, probablemente, son las dos figuras m¨¢s influyentes de la m¨²sica popular del siglo XX se admiran mutuamente, pero son incapaces de admitirlo. Dylan rompe el hielo y comenta que le encanta la canci¨®n I want to hold your hand, con ese estribillo tan pegadizo de I get high, I get high [me coloco, me coloco]. John y Paul le confiesan que no: lo que dice la canci¨®n es I can't hide [no puedo esconderme]; una cosa es el ingl¨¦s brit¨¢nico y otra, el americano. Avergonzados, admiten que no es que hayan colado de rond¨®n ese verso en el tema; de hecho, apenas han probado la marihuana en serio. Dylan se ofrece a remediar semejante carencia y se l¨ªa un canuto, pero no es muy ducho en estas lides. Al final, como no pod¨ªa ser de otro modo, es el periodista el que se lo l¨ªa. ?sta es una de las m¨²ltiples deliciosas an¨¦cdotas que contiene John Lennon, la rotunda biograf¨ªa de Philip Norman que Anagrama edita el 26 de noviembre en Espa?a.

"John pod¨ªa ser muy duro y cruel y era muy vulnerable", declara Norman

Yoko cree que hubo un momento en que John consider¨® una aventura con Paul

Paul McCartney vio la luz con aquel bendito petardo compartido con Dylan. John y Ringo no pod¨ªan parar de re¨ªr.

La biograf¨ªa de Philip Norman alumbra nuevos paisajes de la atormentada existencia del genio rebelde de The Beatles. Ya retrat¨® a Lennon como un tipo torturado en Gritad: Beatles, publicada en 1981 y saludada como la gran biograf¨ªa del cuarteto de Liverpool. En esta nueva entrega, centrada s¨®lo en el compositor de Imagine, da una vuelta de tuerca e intenta explicar las causas de esa infelicidad, de esa tortura interior. Para su trabajo de investigaci¨®n, Norman cuenta con la colaboraci¨®n de Yoko Ono, Sean Lennon (el hijo de John y Yoko) y Paul McCartney, adem¨¢s de George Martin (el productor) y hasta Arthur Janov, el terapeuta del beatle; vamos, que su acceso a fuentes es privilegiado, cimentado en el respeto que infundi¨® su anterior trabajo como bi¨®grafo.

Philip Norman bucea en la infancia del hombre que compuso Julia, esa joya alojada en el llamado White album, para encontrar las ra¨ªces de esa infelicidad que acompa?¨® a Lennon en sus 40 a?os de existencia. "Nunca escap¨® de las heridas de su infancia, no super¨® el hecho de que sus padres le abandonaran", explica en conversaci¨®n telef¨®nica desde Londres Philip Norman. A los seis a?os, su padre le pidi¨® que eligiera con quien prefer¨ªa vivir, con su madre Julia o con ¨¦l. John acab¨® y¨¦ndose a vivir con la t¨ªa Mimi, a cuya correspondencia privada se accede por primera vez.

Lennon crece en casa de su estricta t¨ªa. Cuando tiene 17 a?os, una tarde, Julia -su madre- viene de visita. Al salir, de camino a la parada del autob¨²s, es arrollada por el coche de un polic¨ªa fuera de servicio y muere. Poco despu¨¦s fallece de una hemorragia cerebral Stuart Sutcliffe, su gran amigo, el primer bajista de The Beatles. "La persona que uno es por dentro nunca cambia. ?l fue muy infeliz. Su enorme fama podr¨ªa haber catapultado su autoestima", explica Norman, "pero ¨¦l se infravaloraba". Las 786 p¨¢ginas de esta biograf¨ªa muestran a un hombre que, a pesar de ser muy envidiado, penaba en su d¨ªa a d¨ªa. "Pod¨ªa ser duro y cruel, era una persona muy vulnerable y tremendamente sensible".

Las cintas de casete que grab¨® en sus dos ¨²ltimos a?os de vida, cuando su tormento interior parec¨ªa amainar, llevan a Norman a revelar uno de los aspectos que m¨¢s atrajeron la atenci¨®n de los tabloides brit¨¢nicos al publicarse esta biograf¨ªa en el Reino Unido, hace un a?o. En una de ellas, Lennon recuerda aquel d¨ªa en que se tumb¨® junto a su madre y toc¨® accidentalmente su seno. No supo si proseguir o no. "Siempre pens¨¦ que tendr¨ªa que haberlo hecho", confiesa Lennon en las cintas. "Presumiblemente, ella podr¨ªa haber aceptado".

Es esa tendencia al autoan¨¢lisis la que alimenta otra de las revelaciones que Norman desliza en el libro: la reflexi¨®n gay de John, que m¨¢s bien parece responder a una coqueter¨ªa intelectual. John y Paul tuvieron una relaci¨®n de amor-odio muy fuerte, casi propia de una pareja. Y Yoko le cuenta a Norman que piensa que hubo un momento en que John consider¨® una aventura con Paul por aquello de que un aut¨¦ntico bohemio lo prueba todo. El revuelo que se arm¨® con la distorsi¨®n y amplificaci¨®n de este episodio del libro conduce a Norman a rebajar el tono y destacar ahora con contundencia la condici¨®n heterosexual de Lennon.

Norman, que conoci¨® a Lennon en los sesenta, cuando trabajaba como periodista de una gaceta local, se muestra apesadumbrado por el rechazo de Yoko Ono a este libro. "Nadie salvo ella ha dicho que la biograf¨ªa es maliciosa. No s¨¦ por qu¨¦ lo dice. Yoko ha sido una mujer demonizada por todo el mundo. Fue el gran amor de John, estaban hechos el uno para el otro. Ten¨ªan muchas cosas en com¨²n, entre otras, su sinceridad. Si t¨² preguntabas, ellos contestaban. Ella fue muy sincera conmigo en las 14 horas de entrevista que hicimos".

La biograf¨ªa recorre con precisi¨®n la vida de Lennon y se cierra con un cap¨ªtulo sobrecogedor en el que Sean Lennon, el hijo de John y Yoko, habla a coraz¨®n abierto de su padre y recuerda aquella ma?ana en que despert¨® y su casa estaba llena de personas con cara muy seria. Era el 9 de diciembre de 1980 y de la calle trepaba hasta su ventana el barullo de polic¨ªas y c¨¢maras de televisi¨®n. Su padre acababa de ser asesinado la noche anterior frente a la puerta de casa. Sean ten¨ªa cinco a?os. El ni?o que apenas conoci¨® a su padre cuenta que entendi¨® que deb¨ªa comportarse como un adulto y no llorar. "No te preocupes, ya encontrar¨¢s a otro", le dijo a Yoko Ono en aquella negra ma?ana.