M¨¦xico enciende su pasi¨®n por los libros
La Feria del Libro de Guadalajara abre sus puertas a la mejor literatura - La ciudad de Los ?ngeles es la invitada de este a?o al certamen
Los tatuajes no se borran. Por eso hay tipos que se tat¨²an el nombre de la amada como prueba de su amor infinito. El alcalde de Los ?ngeles fue m¨¢s all¨¢. Nieto de uno de los millones de mexicanos que cruzaron el r¨ªo Grande buscando fortuna, se enamor¨® perdidamente de una mujer y decidi¨® incorporar su apellido al suyo. Antonio Villa pas¨® a ser Antonio Villaraigosa. Para siempre. Para mucho despu¨¦s de que aquel amor muriera. Ayer, Villaraigosa volvi¨® a la tierra de sus abuelos. Para inaugurar, como orgulloso primer alcalde mexicano de Los ?ngeles, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Tal vez la ¨²nica feria donde la literatura se vive, de forma colectiva, con la pasi¨®n de un tatuaje en la piel.
Aqu¨ª se prefiere una met¨¢fora de Rafael Cadenas a una finta de Cristiano Ronaldo
Villaraigosa es un alcalde con carisma. Uno de esos pol¨ªticos raros que no echan balones fuera. Invitado a dar la conferencia inaugural de la FIL -dedicada este a?o a la ciudad de Los ?ngeles-, abord¨® sin complejos todas las cuestiones que separan, m¨¢s que unen, a su pa¨ªs con el de sus abuelos. Ante la mirada del escritor mexicano Carlos Fuentes, Antonio Villaraigosa carg¨® contra los pol¨ªticos norteamericanos que ven en sus vecinos del sur una amenaza m¨¢s que una oportunidad. No deja de ser curioso ver a un alcalde -el de la segunda ciudad m¨¢s poblada de Estados Unidos- llamando a la rebeli¨®n: "No podemos permitir que doce millones de hombres y mujeres sigan bajo las sombras. No podemos aceptar un no como respuesta a una reforma migratoria razonable".
?Que qu¨¦ tiene que ver esto con una feria del libro? Todo. Al menos con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Porque la FIL es una feria distinta a todas las dem¨¢s. Aqu¨ª los libros se disfrutan como en ning¨²n sitio. Aqu¨ª, desde el primer minuto del primer d¨ªa, el p¨²blico llena todos los espacios y busca con verdadera pasi¨®n los ¨²ltimos t¨ªtulos, el encuentro fugaz con su autor preferido, ojal¨¢ una firma con dedicatoria. Aqu¨ª, por incre¨ªble que parezca, los escritores son vitoreados como futbolistas. Aqu¨ª, y no es exageraci¨®n, se prefiere una met¨¢fora de Rafael Cadenas a una finta de Cristiano Ronaldo. Aqu¨ª todo, hasta el alcalde que se tatu¨® el amor en su apellido, se mira desde el tamiz esperanzador -y protector- de la literatura. Todo. Hasta la dif¨ªcil coyuntura que atraviesa M¨¦xico.
Sin ir m¨¢s lejos, la novela que Carlos Fuentes present¨® ayer, Ad¨¢n en Ed¨¦n, tambi¨¦n convierte en literatura el presente que asfixia: "Me pasan informes de armas recuperadas en M¨¦xico. Un rifle en Acapulco despu¨¦s de un asalto a las oficinas del procurador con saldo de tres secretarias muertas. Dos rifles recuperados en carreteras federales (...). Saco las cuentas. Cinco armas recuperadas por las autoridades en M¨¦xico. Cinco. Miles de armas importadas por los carteles de la droga. Miles. Mansiones con puertas de metal, banderines de colores, ventanas tapiadas, pistoleros en las azoteas, jardineros armados".
Desde ayer y hasta el domingo pr¨®ximo, por los pasillos de la FIL los mexicanos se pueden encontrar al premio Nobel Orhan Pamuk, o a Carlos Fuentes, o a Mario Vargas Llosa, o a Jos¨¦ Emilio Pacheco, o a Carlos Monsiv¨¢is, o a ?lmer Mendoza, o a Rosa Montero presentando su novela Instrucciones para salvar el mundo, una novela que es una historia de supervivencia: "Un cuento tragic¨®mico sobre esta vida angustiosa que tiene esa apariencia de Apocalipsis. Ojal¨¢ mi libro sea como esas bolsas que te dan en urgencias cuando vas con un ataque de angustia para que respires dentro".
La FIL, que hoy entregar¨¢ el primer Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco a Rafael Rojas por su obra Las rep¨²blicas de aire, escuch¨® ayer las palabras de Rafael Cadenas. Con su voz cansada, el viejo poeta habl¨® del devenir de la literatura desde la frontera de la nostalgia. Su discurso bien se podr¨ªa haber titulado como aquel maravilloso libro del tambi¨¦n poeta Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald Tiempo de guerras perdidas. Porque en alg¨²n momento, como si estuviera leyendo el ¨²ltimo parte llegado desde el frente, se escuch¨® al poeta decir: "Pierde terreno la met¨¢fora".
Babelia
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