"?Esto era un man¨¢ del cielo!
Vino al mundo un 23 de enero de 1934 junto a la lonja de Mar¨ªn y, desde entonces, Dolores Rosales Pazos, Lola, ha consagrado su vida a la R¨ªa de Pontevedra. Empez¨® a mariscar con 15 a?os, cuando una lengua de arena blanca y fina se extend¨ªa por Louriz¨¢n hasta Pontevedra y el marisco se cog¨ªa "a pu?ados". Entonces, la playa de Praceres (sobre la que hoy se levanta Ence) era "la que m¨¢s desovaba de Galicia". "Navaja, ostra, almeja fina y babosa, rel¨®, berberecho... ?esto era un man¨¢ del cielo!", clama. "?Sabe la gente que ven¨ªa de Bueu, de Cotobade? Los labradores, que quer¨ªan comer berberechos en empanada. Ya le digo a mi hija: 'A esto deber¨ªas botarlle luto".
"Llegaban de Arcade y de Carril, de noche, a cogernos babosa", relata. Almejas "grand¨ªsimas, como esta cartera", se?ala. "Llegamos a ganar en el d¨ªa 6 o 7.000 pesetas, en una hora". Corr¨ªan los 70, no hab¨ªa topes y se trabajaban las dos mareas del d¨ªa. "Esto fue un quitafames, en el 41 hab¨ªa mucha pobreza, todo Louriz¨¢n se levant¨® con el trabajo de la ribera". Lo que hoy llega a la lonja no es "ni la mitad" de entonces, cuando el invierno no terminaba hasta que el monte Castrove se cubr¨ªa tres veces de nieve. Las chalanas, con capacidad para una tonelada, llegaban desbordadas de berberecho. M¨¢s de uno, cuenta Lola, se fue al fondo por pasarse.
Tambi¨¦n la diversidad de especies se ha visto mermada. "Cog¨ªan calderos de voladores", parecido al bocarte, y "hab¨ªa fanecas, burases, sollas..." Los hombres paseaban por la orilla y "donde ve¨ªan una manada de peces la rodeaban con una red". "Le llamaban m¨²jel pero era malboro, porque tra¨ªa una marca amarilla en la cabeza", explica. "Se tiene cogido pescado a barrer".
"Aqu¨ª, en el Mar Chiquito, todo eran ostras", recuerda se?alando hacia Mar¨ªn. "Daba para comer y para vender". Una playa que nunca se cultiv¨® porque "perdonando, ¨ªbamos andando y daba grima, parec¨ªan mocos pero era el desove. El mar "era dur¨ªsimo", m¨¢s fr¨ªo. "Si antes te daba por las canillas, ahora llega al pecho". Ya no se cruza la r¨ªa a pie, como hac¨ªan las mujeres de Campelo anta?o. Con el tiempo, dice, "Combarro se va a venir abajo". Con 75 a?os contin¨²a al pie de su playa: "Defended esto, que es un Bankinter".
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