"Mi padre est¨¢ orgulloso de venir a buscarme a prisi¨®n"
A esta joven israel¨ª no le importa ser una apestada por su plante al Ej¨¦rcito
Sahar Vardi, vegetariana radical, recibe una llamada mientras mastica espagueti con verduras en el restaurante Ticho, en el coraz¨®n de Jerusal¨¦n. Su m¨®vil suena y suena. Ha sido invitada a Colombia para hablar sobre el Ej¨¦rcito israel¨ª. Reh¨²sa. Acaba de regresar de Sur¨¢frica junto a dos refuseniks, los j¨®venes que rechazan servir en filas, y ha vivido una dura experiencia en Ciudad del Cabo. "Con los jud¨ªos j¨®venes no hubo problema, con los adultos fue mucho peor. La polic¨ªa tuvo que protegernos". A sus 19 a?os, y aunque nunca vestir¨¢ uniforme, Vardi sabe ya mucho de bitaj¨®n (seguridad, en hebreo), de la instituci¨®n m¨¢s venerada en Israel -el Ej¨¦rcito- y de la c¨¢rcel. "Mi padre est¨¢ muy orgulloso cuando viene a buscarme a prisi¨®n, pero tambi¨¦n de mi hermano, que se ha reenganchado por tres a?os m¨¢s".
A esta joven israel¨ª no le importa ser una apestada por su plante al Ej¨¦rcito
La angl¨®fona -vivi¨® dos a?os en Oxford- estudiante de Historia relata, sonriente, sus estancias en la prisi¨®n de mujeres de Rish¨®n Lezi¨®n. "He estado tres veces, dos meses en total. Hay espacio para 66 mujeres, heroin¨®manas, refuseniks, e incluso gente que rechaza ingresar en el Ej¨¦rcito por cuidar a sus padres o por problemas financieros. Una de las primeras preguntas que nos hacen es: '?Te acostar¨ªas con un ¨¢rabe?".
Vardi tiene amigos palestinos. Desde los 12 a?os acud¨ªa junto a su padre a protestas que cada vez son m¨¢s escu¨¢lidas. Durante la guerra de Gaza, hace un a?o, no pasaban de algunos centenares. "Nos increpaban diciendo que hab¨ªa que matar a cuantos m¨¢s palestinos, mejor. Me asusta que eso suceda... Hay tanta gente que piensa que islam y terrorismo es lo mismo".
Sabe que ser¨¢ vista con malos ojos en una sociedad militarizada, en la que 270 oficiales van a adiestrar a los profesores para que inculquen a sus alumnos los valores castrenses. Es un nuevo plan del Gobierno para mitigar la evasi¨®n al alistamiento, un asunto delicado que trata de enmascararse. El Estado Mayor elude hacer ruido sobre el tema. "No es bueno para el Ej¨¦rcito que estemos entre rejas porque nosotros atraemos a la prensa. Te env¨ªan tres o cuatro veces a prisi¨®n. Lo ¨²nico que hacemos es limpiar y limpiar, y formar para marchar a la izquierda y a la derecha", comenta Vardi. "Al final, todos somos liberados por problemas mentales".
Pero Sahar, que irradia una serenidad impropia de su edad, no est¨¢ loca. "Hay mucha gente que me llama par¨¢sito y traidora. No podr¨¦ trabajar en cuerpos de seguridad ni en edificios oficiales; s¨®lo en el Ayuntamiento. Tampoco podr¨¦ solicitar muchas becas que requieren haber prestado el servicio militar. Cuando se licencian, los soldados reciben una tarjeta de oro si han cumplido en una unidad de combate; de plata si eran auxiliares, y de bronce si trabajaron en una oficina. Legalmente, los empresarios no pueden preguntarte por tu servicio, pero lo hacen".
Si sigue por este camino, Sahar ser¨¢ de las que ver¨¢n la tarjeta roja, una m¨¢s de ese reducido grupo de israel¨ªes que son apestados para el establishment. No le importa. "Es necesario", comenta, "el boicoteo a Israel. Ser¨ªa bueno para esta sociedad. En Sur¨¢frica ayud¨®, mientras que la comunidad internacional lo que hace aqu¨ª es financiar la ocupaci¨®n". "La vida f¨¢cil", sentencia, "es aburrida".
![A Vardi le preocupa que se identifique islam y terrorismo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TO5LR2YV6NO5BKVALEXL5KMLJU.jpg?auth=e05830937529bcd551797bba727f4057d262dd2ff3d8d1ca389f384cdbd4c346&width=414)
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