Para no volver a las andadas
La batalla iniciada por Barack Obama para apretar las tuercas a su banca (m¨¢s regulaci¨®n, nuevo impuesto sobre el pasivo, separaci¨®n entre banca de inversi¨®n y comerciales...) marcar¨¢ ¨¦poca. El gotha de las finanzas mundiales no se resigna. Se opone, gato panza arriba, en Washington, buscando patente de corso de actividad (productos sin l¨ªmite de toxicidad) y remuneraciones (bonus), y activando altavoces y argumentos desde ayer en Davos, con George Soros de ¨¢rbitro. Apasionante espect¨¢culo.
A Obama le acompa?an la mayor¨ªa de los europeos. Este semestre espa?ol de la UE debe alumbrar la ya acordada nueva supervisi¨®n comunitaria. Y sopla en su favor el viento de la Opini¨®n, irritada por los recientes excesos bancarios y por la escasa fluidez crediticia, supuesta contrapartida a los planes de rescate con recursos p¨²blicos. Pero, cuidado, la Opini¨®n es vol¨¢til, mutante. Ya Galbraith (en Breve historia de la especulaci¨®n financiera y en El crash de 1929) y Kindleberger (Man¨ªas, p¨¢nicos y crashs) retrataron que el olvido es causa principal de la reproducci¨®n de las oleadas de especulaci¨®n que desembocan en burbujas.
La condescendencia con la banca de EE UU o con las hipotecas en Espa?a lastrar¨ªa la recuperaci¨®n
Digerido el p¨¢nico, lo manido es volver al business as usual. Volver a las andadas significar¨ªa hoy archivar o diluir o fraccionar las propuestas de regulaci¨®n labradas en las tres cumbres del G-20 posteriores al estallido de Lehman Brothers. El problema es que vencer el p¨¢nico, primero, y sortear la recesi¨®n (en curso), no equivalen a salir de la crisis. Son condiciones necesarias pero insuficientes. Se requiere un impulso potente capaz de crear empleo neto real. Hay consenso en eso. Reincidir en pasados errores lastrar¨ªa la recuperaci¨®n.
El atajo m¨¢s corto para ello es simplificar las causas de la Gran Recesi¨®n. Y ce?irlas a dos culpables: el mago ca¨ªdo Alan Greenspan, como dispensador desde la Reserva Federal de un exceso de liquidez que aliment¨® la burbuja inmobiliario-financiera; y el demonio-estafador Bernard Madoff.
No. Las causas se desplegaron en cascada. Espiral de bajos tipos de inter¨¦s que indujeron un endeudamiento excesivo, s¨ª, como recuerdan los neoliberales. Pero tambi¨¦n "la locura colectiva de los mercados financieros, que pretend¨ªan acaparar, sin riesgo, el 40% de la econom¨ªa, siendo las finanzas un mero instrumento", mord¨ªa el catedr¨¢tico Jean-Paul Fitoussi en la reciente Ronda Casablanca del F¨®rum de Par¨ªs.
Los mercados: t¨ªtulos t¨®xicos emitidos por banqueros de inversi¨®n en forma de pir¨¢mide, vehiculados en para¨ªsos fiscales, bendecidos por las agencias de calificaci¨®n, adquiridos por inversores candor / codiciosos y tolerados por Gobiernos "ingenuos, que no han usado su poder de negociaci¨®n para imponer condiciones a las, necesarias, operaciones de salvamento".
As¨ª que para escapar a la secuencia "repetida desde hace 15 a?os, en que pasamos de una burbuja a otra" (seg¨²n Charles de Boissieu, de la Sorbona, para quien la que ahora se incuba es la de los t¨ªtulos p¨²blicos), lo que tocar¨ªa, seg¨²n buena parte de la Academia reunida en Casablanca, ser¨ªa desarrollar y reforzar las cautelas y normas ya esbozadas. Y ampliar "el mandato de los bancos centrales, encargados de vigilar la inflaci¨®n, que ha cambiado de naturaleza, traslad¨¢ndose a los precios de los activos, m¨¢s dif¨ªciles de regular que los precios de las mercanc¨ªas y los servicios".
En Espa?a, supondr¨ªa una vuelta a las andadas, entre otras cosas, relajar los criterios de solvencia de la banca o sanear gratis sus activos dudosos, reculando a la v¨ªspera de la reconversi¨®n de los ochenta, que la purific¨®. O las dudas en sajar la reedici¨®n de la burbuja inmobiliaria: ante la prometida cancelaci¨®n de regalos fiscales a la compra de vivienda, concausa del drama, en detrimento del alquiler; ante los necesarios l¨ªmites en la concesi¨®n de hipotecas; ante el examen con lupa de los contenidos de las c¨¦dulas hipotecarias. Barra libre, nueva crisis segura.
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