Vientos a favor del pacto
Dos vientos soplan fuerte a favor de un gran acuerdo de pol¨ªtica econ¨®mica: el temor a que los mercados internacionales contagien a Espa?a del virus griego y la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica, que lo reclama en un 72% (sondeo de P¨²blico).
Esos vientos empujaron al Gobierno a formular una m¨¢s s¨®lida propuesta de pacto (tras algunas de boquilla); impulsaron a Duran Lleida (CiU) a relanzar su ya a?eja reclamaci¨®n; llevaron al Rey a abonarlo entre bambalinas; y han desatado el clandestino, pero persistente, activismo favorable del banquero Emilio Bot¨ªn: "Un pacto con urgencia, sin perder tiempo, ya".
Junto a los vientos, brisas de c¨¢lculo t¨¢ctico, menos noble. El Gobierno acaricia la ocasi¨®n de arrinconar al PP y recuperar el cr¨¦dito que otorga alguna alianza (se apuntar¨ªan otros); o de disuadirle del cuanto peor mejor. CiU, la de compensar la ret¨®rica soberanista y recuperar centralidad y fiabilidad. A ambos les brindar¨ªa una concertaci¨®n b¨¢sica convertible quiz¨¢ en coalici¨®n tras las auton¨®micas de noviembre.
Mercados y ciudadanos piden un gran acuerdo: las propuestas del PSOE y de CiU son compatibles
?Pueden casar las distintas propuestas de pol¨ªtica econ¨®mica? El primer indicio favorable es el ¨¢mbito del pacto. Los cuatro puntos b¨¢sicos a acordar, concretaron el presidente Zapatero y Duran en el debate del d¨ªa 17, son casi id¨¦nticos: empleo, financiaci¨®n y banca, relanzamiento productivo y plan de austeridad de las Administraciones. El segundo indicio es el contenido mismo de las recetas de cada uno. No hace falta que se tomen la molestia de comparar el discurso de Duran con los proyectos gubernamentales clave: el plan de austeridad, el paquete legislativo de econom¨ªa sostenible y las l¨ªneas b¨¢sicas para la reforma laboral. Con afici¨®n miniaturista, este columnista las ha calibrado al detalle, que tambi¨¦n les ahorro. Y la conclusi¨®n es que las medidas coinciden en m¨¢s de un 70%; y que las no coincidentes son generalmente aceptables para la otra parte, tras los oportunos matices.
S¨®lo les separa un elemento de diferenciaci¨®n contundente. Mientras el Gobierno ya aprob¨® en los presupuestos el alza del IVA (uno o dos puntos, seg¨²n las actividades) para el segundo semestre y no descarta otras subidas de impuestos, CiU hace causa del statu quo fiscal, si acaso aderezado son reducciones selectivas: a la rehabilitaci¨®n de viviendas, al turismo y a los a¨²n inconcretos sectores por los que apostar. ?Est¨¢, pues, perdido de antemano el acuerdo que reclaman al un¨ªsono ciudadanos y mercados?
No lo est¨¢. Los dos principales interlocutores consideran que, aunque importante, esa desavenencia puede aparcarse, es prescindible en el texto. "No ser¨¢ un obst¨¢culo", indican en privado con firmeza. Para CiU "tampoco ser¨ªa un impedimento que el PP confirmara su descuelgue", aunque lo prefiera dentro: si la din¨¢mica pactista coge velocidad, ser¨¢ complicado que se sustraiga a ella. Ambos arriesgan. El Gobierno, porque si la iniciativa se frustra, los mercados ser¨¢n implacables. La oposici¨®n moderada, porque ser¨¢ acusada de entreguista, sin lograr nada a cambio.
De modo que la viabilidad del pacto, con m¨¢s o menos firmantes, depende en buena ley s¨®lo de tres cosas: del acierto en la tarea t¨¦cnica de perfilar las medidas, redondeando posibles aristas; de la rapidez y ejecutividad de los acuerdos (calendario de implantaci¨®n), que disuelva la desconfianza de las oposiciones por los vaivenes del Ejecutivo; y de un seguimiento que haga cre¨ªble cierta estabilidad en la pol¨ªtica econ¨®mica. Aunque no desata pasiones entre los protagonistas, por razones inversas entre s¨ª, una f¨®rmula practicable es la empleada por el presidente Obama para su propio plan de reducci¨®n del gasto p¨²blico: una comisi¨®n con sendos copresidentes, dem¨®crata y republicano.
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