Preocupaci¨®n por la escasa inserci¨®n laboral de las carreras cortas de Bolonia
Las universidades reconocen que los nuevos grados tienen poco valor en pa¨ªses como Alemania y Austria, donde el m¨¢ster es la llave de un buen empleo - La reforma encara su fase definitiva
El proceso de Bolonia ya est¨¢ instaurado en la gran mayor¨ªa de universidades de 47 pa¨ªses europeos; ahora tendr¨¢ que hacerlo Kazajist¨¢n, que se acaba de unir. Los cambios est¨¢n listos sobre el papel -entre otras cuestiones, con una estructura similar de tres ciclos: grado, m¨¢ster y doctorado- y los responsables de esos pa¨ªses comenzaron ayer en Budapest un encuentro que concluye hoy en Viena para celebrarlo. El secretario de Estado de Universidades espa?ol, M¨¤rius Rubiralta, dijo all¨ª: "El proceso es una experiencia ¨²nica" observada con atenci¨®n en todo el mundo. La comisaria europea de Educaci¨®n, Androulla Vassiliou, a?adi¨®: "Podemos estar orgullosos de lo logrado", aunque el sistema "no es a¨²n perfecto".
"Podemos estar orgullosos, aunque a¨²n no es perfecto", dice la UE
El proceso ha sido malinterpretado y retorcido, aseguran los estudiantes
Efectivamente, no lo es. Universidades y alumnos detectan fallos, como la falta de financiaci¨®n, y problemas en pilares b¨¢sicos de la reforma como la movilidad o la mejora de las salidas laborales de los titulados. La principal duda en este sentido es si el grado (t¨ªtulo b¨¢sico que en Espa?a sustituyen a diplomaturas y licenciaturas) est¨¢ siendo suficiente para acceder en buenas condiciones al mercado laboral, seg¨²n el informe que acaba de hacer p¨²blico la Asociaci¨®n Europea de Universidades (EUA, en sus siglas en ingl¨¦s) basado en cuestionarios a los responsables de 821 centros de educaci¨®n superior y 27 conferencias nacionales de rectores.
Y en pa¨ªses como Alemania, Hungr¨ªa, Austria o Polonia, donde han pasado de tener carreras largas al grado de tres a?os, parece que no est¨¢ sirviendo para ese prop¨®sito. Hay "pa¨ªses en los que el grado no tiene impacto y el m¨¢ster es la entrada b¨¢sica al mercado laboral", dice el texto, y los autores a?aden por correo el¨¦ctr¨®nico: "Sin datos sistem¨¢ticos de colocaci¨®n, tenemos indicios que sugieren que la empleabibilidad de los grados es un problema" en esos pa¨ªses. Sin embargo, en otros pa¨ªses con tradici¨®n de carreras m¨¢s cortas, el grado s¨ª est¨¢ perfectamente aceptado y el m¨¢ster es un extra. Los autores hicieron 27 visitas a 16 pa¨ªses y tuvieron encuentros con organismos profesionales. En el 40% de esas visitas les plantearon dudas sobre la capacidad de inserci¨®n laboral del grado. Adem¨¢s, ha crecido muy poco "el n¨²mero de universidades que consideran el grado como la preparaci¨®n adecuada para el empleo", un 11% en 2007, y un 15% ahora.
El informe de la Asociaci¨®n Europea de Estudiantes (ESU, en siglas inglesas) tambi¨¦n lo se?ala: "Muchos alumnos de grado a¨²n tienen dificultades para conseguir buenos trabajos sin el t¨ªtulo de m¨¢ster". De hecho, esta ha sido desde el inicio una de las grandes preocupaciones de los estudiantes que se han opuesto al proceso, ya que en la mayor¨ªa de pa¨ªses el m¨¢ster es m¨¢s caro que el grado. Aunque los precios no tienen nada que ver con el proceso sino con la pol¨ªtica de los pa¨ªses. Tanto universidades como estudiantes aseguran que la soluci¨®n pasa por que los alumnos y profesores se convenzan de las bondades del cambio para despu¨¦s poder transmit¨ªrselo a la sociedad en general y a los empleadores en particular.
En Espa?a, donde la reforma se ha hecho con mucho retraso -se completar¨¢ el pr¨®ximo curso-, a¨²n est¨¢ por ver si ocurre algo parecido. Pero una de las razones por las que se puso un grado de cuatro a?os y no de tres (como en la mayor¨ªa de sistemas de Bolonia) es precisamente para dar al t¨ªtulo m¨¢s salidas laborales (incorporando pr¨¢cticas externas o estancias en el extranjero), explica el profesor de la Universidad de Londres Jos¨¦ Gin¨¦s Mora. No est¨¢ de acuerdo con las protestas de los estudiantes espa?oles contra el proceso (que se han ido apagando desde el curso pasado), pero cree que, por ejemplo, en Alemania s¨ª tienen m¨¢s sentido por esa raz¨®n: las salidas y la aceptaci¨®n de los t¨ªtulos de grado.
Sin embargo, las salidas laborales, aunque est¨¢n en el informe de la asociaci¨®n de estudiantes, no aparecen entre las reclamaciones de los grupos informales de alumnos anti-Bolonia. Ni siquiera en el duro comunicado que la ESU ha lanzado con motivo de la reuni¨®n. "El proceso de Bolonia ha sido malinterpretado, se ha usado mal y se ha retorcido para satisfacer las metas pol¨ªticas a corto plazo de los Gobiernos. A veces es imposible conocer los objetivos del proceso: la mejora de las condiciones sociales de los estudiantes, un mejor reconocimiento de t¨ªtulos extranjeros y mejores posibilidades de estudiar en el extranjero", dijo Ligia Deca, presidente de ESU, que representa a 45 asociaciones de 37 pa¨ªses europeos (incluido Espa?a).
Lo cierto es que con la adaptaci¨®n formal casi culminada (que no es poco, dado que el acuerdo entre los responsables de educaci¨®n de los pa¨ªses no obliga a nada), ahora el proceso encara el siguiente paso, probablemente, el m¨¢s dif¨ªcil: dar contenido a los cambios. De hecho, los objetivos para la pr¨®xima decada son, entre otros, seguir fomentando la movilidad de estudiantes y profesores, mejorar las salidas laborales de los t¨ªtulos, una ense?anza centrada en el estudiante -para expertos como Jos¨¦ Joaqu¨ªn Brunner, quiz¨¢ lo m¨¢s importante- o la dimensi¨®n social, es decir, que nadie se quede fuera de la universidad por motivos econ¨®micos o sociales -sobre esto hizo hincapi¨¦ ayer M¨¤rius Rubiralta-.
Sobre la movilidad hay un gran problema: la falta de datos, seg¨²n el informe que hizo p¨²blico a principios de semana la oficina de estad¨ªstica educativa de la UE y el de las universidades. "A pesar de su importancia" la informaci¨®n "sobre la realidad de la movilidad de estudiantes es raramente completa". Adem¨¢s, los alumnos se quejan de que hay pa¨ªses, como Italia y Suecia, donde muchos alumnos a¨²n tienen problemas para que les reconozcan todo lo estudiado en un curso en otros pa¨ªses (en Espa?a s¨®lo algunos los tienen).
Sobre las nuevas metodolog¨ªas de ense?anza (m¨¢s pr¨¢cticas y menos clases magistrales), los estudiantes se quejan de que "ha cambiado muy poco" y han detectado gran "resistencia al cambio". Mientras, los profesores se quejan en el informe redactado por los sindicatos europeos de "un gran aumento de la burocracia y de falta de apoyo para el cambio".
El espacio europeo
- Acuerdo pol¨ªtico. La Declaraci¨®n de Bolonia se firm¨® en 1999 para hacer una universidad europea homologable, en la que alumnos y profesores puedan moverse entre los pa¨ªses para estudiar y para trabajar sin trabas. Es un compromiso firmado por 47 gobiernos europeos. Hay muchos matices dependiendo de cada pa¨ªs, y hay carreras que se quedan fuera del esquema y mantienen cinco o seis a?os de estudio (Medicina y otras carreras de Ciencias de la Salud, Arquitectura y algunas ingenier¨ªas en distintos Estados).
- Espa?a. Ha sido de los ¨²ltimos en implantar la reforma: hasta el pr¨®ximo curso no estar¨¢n adaptadas todas las carreras.
- Estructura. El esquema tiene grados de tres o cuatro a?os (en Espa?a son de cuatro y sustituyen a licenciaturas y diplomaturas), m¨¢steres de uno o dos (las universidades espa?olas han optado en su mayor¨ªa por un curso) y doctorados. Tambi¨¦n son fundamentales los controles de calidad.
- Planes de estudio y metodolog¨ªas. Se cuenta tanto la asistencia a clase como el trabajo en casa y las pr¨¢cticas; lo importante ser¨¢ el trabajo del alumno dentro y fuera del aula. En los pa¨ªses con tradici¨®n de ense?anza cl¨¢sica, muy basada en las clases magistrales, el cambio est¨¢ siendo complicado.
- Pr¨®ximos objetivos. Las protestas estudiantiles y la preocupaci¨®n por que se estuviera yendo hacia un sistema universitario elitista hizo a los impulsores del proceso recalcar su "dimensi¨®n social". Otros objetivos fijados son: fomentar el aprendizaje continuo, mejorar la inserci¨®n laboral de los titulados, seguir mejorando la movilidad, y una mayor transparencia en la recolecci¨®n y difusi¨®n de la informaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.