El dedo me?ique y su mol¨¦cula
Cuando un paleont¨®logo encuentra una nueva especie f¨®sil (o sea, extinguida), se pone muy contento. Ha logrado devolver a la vida a un ser del que no se ten¨ªa noticia y que ya no est¨¢ entre nosotros. Gracias a la nueva especie se aclarar¨¢n -piensa- algunos problemas evolutivos.
Pero, ?c¨®mo sabe el cient¨ªfico que el f¨®sil maravilloso corresponde a una especie desconocida y no a una ya descrita por paleont¨®logos anteriores? Pues comparando la pieza con los f¨®siles de las especies previamente descubiertas, y a las que sus autores ya han dado nombre (formado por dos palabras que se declinan en lat¨ªn). Como cada especie lleva tambi¨¦n a?adido el nombre de su creador (se dice as¨ª, pero solo es el descubridor, las especies son un producto de la evoluci¨®n), hay un buen premio para el trabajo bien hecho. No digamos nada si la nueva especie es de hom¨ªnido (u hominino, como se dice ahora, aunque suene algo gatuno) y pertenece a nuestra propia rama del ¨¢rbol de la vida.
Todo eso ha ocurrido con un f¨®sil procedente del mism¨ªsimo centro de Asia, de una cueva en los montes Altai en el sur de Siberia. No es un neandertal, concluyen los autores de un estudio publicado hoy en Nature. Tampoco corresponde a un humano moderno, es decir, como nosotros. Sin embargo vivi¨® hace entre 50.000 y 30.000 a?os, cuando los neandertales a¨²n exist¨ªan y ya se hab¨ªa extendido nuestra especie por Eurasia desde su cuna africana. De hecho, parece que neandertales y humanos como nosotros viv¨ªan tambi¨¦n -conviv¨ªan- en la regi¨®n con la nueva especie. Adem¨¢s, por aquellos tiempos habitaba el diminuto Hombre de Flores en la isla de ese nombre, en Indonesia, y puede que los ¨²ltimos Homo erectus a¨²n resistiesen en Java.
Pero los autores del trabajo no han creado una nueva especie de hominino, pese a todo, y quiz¨¢s se deba a que se han encontrado en una situaci¨®n realmente curiosa. El nuevo f¨®sil... es una mol¨¦cula. O casi, porque en el art¨ªculo se habla del ADN mitocondrial extra¨ªdo de una falange distal -la de la u?a- del dedo me?ique. La diferencia gen¨¦tica entre el individuo al que pertenec¨ªa ese dedo me?ique y los humanos actuales es el doble que la que existe entre los neandertales y nosotros. Los autores calculan que la l¨ªnea que conduce al f¨®sil de la cueva Denisova se separ¨® hace un mill¨®n de a?os de la l¨ªnea que luego se dividir¨ªa en dos, la que lleva a los neandertales y la nuestra. Es una fecha interesante, y habr¨¢ que darle vueltas al tema, porque precisamente en Atapuerca tenemos f¨®siles humanos de hace algo m¨¢s de un mill¨®n de a?os y otros de hace algo menos de un mill¨®n de a?os. ?Ser¨¢n sus antepasados? Hoy es demasiado pronto para buscar respuestas, el art¨ªculo acaba de aparecer, pero ?qu¨¦ sorpresa!
Juan Luis Arsuaga es catedr¨¢tico de Paleontolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y codirector de las excavaciones de Atapuerca
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.