Arenas calientes que cantan
Temperaturas de hasta 56? C y el sonido de las dunas batidas por el viento en el valle de la Muerte, en California
La fiebre del oro de 1849 atrajo a miles de personas a California. Los esperanzados emigrantes, con sus familias y enseres cargados en carretas, ten¨ªan en Salt Lake City (Utah) el ¨²ltimo punto de aprovisionamiento y descanso antes de acometer el tramo final del viaje. Quien llegaba tarde, ya entrado el oto?o, no ten¨ªa m¨¢s remedio que esperar hasta la primavera. Ca¨ªdas las primeras nevadas, atravesar las cumbres de la Alta Sierra se volv¨ªa imposible. Las historias de caravanas atrapadas en la nieve y viajeros forzados a recurrir al canibalismo disuad¨ªan incluso a los m¨¢s atrevidos.
Aun as¨ª, los hab¨ªa que no estaban dispuestos a retrasar su encuentro con los yacimientos aur¨ªferos de California. Estos ten¨ªan la opci¨®n de tomar la ruta que rodeaba la Alta Sierra por el sur, aunque eso no ahorraba dificultades. El camino obligaba a atravesar el valle de la Muerte.
Situado en el desierto de Mojave, el valle de la Muerte es la mayor depresi¨®n geogr¨¢fica de Norteam¨¦rica. Alcanza los 86 metros bajo el nivel del mar. La presi¨®n atmosf¨¦rica aplasta el aire contra el suelo, aumenta su temperatura y provoca corrientes de convecci¨®n que lo calientan a¨²n m¨¢s. Furnace Creek, en el coraz¨®n del valle, posee el dudoso privilegio de ser el lugar donde se ha registrado la temperatura m¨¢s alta del hemisferio occidental: 56,7 grados.
Las condiciones extremas no disuadieron a los aspirantes a millonarios del siglo XIX; ni a los que cruzaron el valle rumbo a California, ni a los que se arriesgaron a buscar oro y plata all¨ª mismo. Hoy en d¨ªa tampoco echan atr¨¢s a los aficionados al hiking ni a los muchos a los que atrae el fascinante paisaje del lugar. La aridez del valle de la Muerte sirvi¨® como inmejorable decorado para el angustioso cl¨ªmax de Avaricia, de Erich von Stroheim, as¨ª como para la ins¨®lita escena de la org¨ªa de Zabriskie Point, de Michelangelo Antonioni.
El Zabriskie Point es, precisamente, uno de los lugares de visita del valle, que disfruta desde 1994 de la categor¨ªa de parque nacional. Tras ascender bajo un calor al borde de lo insoportable la rampa que lleva a un mirador, puede disfrutarse de un paisaje de colinas caprichosamente erosionadas y te?idas de vistosos colores. Christian B. Zabriskie no necesit¨® metales preciosos para hacer fortuna. Le bast¨® el b¨®rax. Este tipo de sal, de amplio uso en la industria, fue la raz¨®n de ser de la Pacific Coast Borax Company. Zabriskie ingres¨® en la compa?¨ªa con 21 a?os y prosper¨® hasta la vicepresidencia. En el intervalo comenz¨® la explotaci¨®n del abundante b¨®rax del valle de la Muerte. En Furnace Creek, donde se encuentra uno de los dos centros de visitantes del parque, se alzaba anta?o la sede de la firma.
Al entrar en este centro de visitantes se tiene la impresi¨®n de que impera un alarmismo excesivo. Abundan los carteles de advertencia: "El menor problema puede ser causa de muerte". Entre las recomendaciones: hacer acopio de agua, llenar el dep¨®sito de combustible, no apartarse de las rutas se?alizadas, asegurarse de que el m¨®vil tiene bater¨ªa y apagar de vez en cuando el aire acondicionado del veh¨ªculo para que el motor no se sobrecaliente. No hace falta llegar a los lugares extremos del parque, como la planicie salina de Badwater, donde se alcanza la menor altura bajo el nivel del mar, o el mirador Dante, de apropiado nombre, para darse cuenta de que todas las recomendaciones son pertinentes. El valle de la Muerte es un sitio para visitar en invierno, en especial si se desea practicar el hiking. En verano la temperatura supera con creces los 40? C y parte de los alojamientos cierran.
El segundo centro de visitantes se encuentra al norte, en el Scotty's Castle. Un lugar interesante por su historia. A principios del siglo XX, un antiguo jinete del Buffalo Bill Wild West Show llamado Walter Scott (nada que ver con el autor de Ivanhoe) convenci¨® a varios personajes adinerados para que invirtieran en una rica, e inexistente, mina de oro en el valle de la Muerte. Una de sus v¨ªctimas fue un millonario de Chicago llamado Albert Johnson. Este, cansado de la falta de resultados de Scott, se present¨® en persona en el valle. A la decepci¨®n de descubrir que la mina era pura ficci¨®n la compens¨® la impresi¨®n causada por el entorno. El paisaje y el convencimiento de que el clima seco ser¨ªa beneficioso para la salud de su esposa llevaron a Johnson a construir all¨ª su residencia de verano, una suntuosa mansi¨®n de estilo espa?ol con torreones.
El Scotty's Castle es la base id¨®nea desde la que explorar las zonas de inter¨¦s del norte del parque. Las dunas Eureka, con sus cinco kil¨®metros de largo y uno y medio de ancho, son el mayor campo de dunas de California. Situadas al pie de una de las cadenas monta?osas que bordean el parque, disfrutan de un promedio de precipitaciones superior al de la mayor parte del valle de la Muerte. Esto, unido a que la arena retiene el agua como una esponja y a que no existen m¨¢s dunas en las cercan¨ªas, propicia un ecosistema con varias especies end¨¦micas, en especial plantas e insectos. Desde la cima de las dunas puede disfrutarse de un fen¨®meno singular: el canto de la arena. Cuando la arena se desliza por las laderas produce un extra?o sonido, de tono grave, que recuerda a una nota de ¨®rgano.
Tambi¨¦n en el norte del parque se encuentran el Ubehebe, un cr¨¢ter volc¨¢nico de m¨¢s de dos kil¨®metros de circunferencia, resultado de una explosi¨®n de gas y vapor de agua, y el Racetrack, un punto desconcertante. Es un antiguo lecho lacustre en el que llaman la atenci¨®n unos largos rastros dejados, en apariencia, por algo que se arrastrara. En su extremo no se encuentra ning¨²n ser vivo, sino piedras, algunas grandes como una maleta. Nadie las ha visto moverse ni sabe c¨®mo dejan su rastro. Quiz¨¢ sea mejor as¨ª. La respuesta minar¨ªa el encanto del lugar.
Jon Bilbao es autor de Como una historia de terror (Salto de P¨¢gina, 2008).
Gu¨ªa
C¨®mo ir
US Airways (www.usairways.com) vuela de Madrid a Las Vegas desde 611 euros.
Iberia (www.iberia.es) lo hace desde 740 euros.
Informaci¨®n
Parque nacional del valle de la Muerte
(http://www.nps.gov/deva/index.htm; 001 760 786 32 00).
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