Los ?us
Es f¨¢cil darse cuenta cuando alguien pierde el hilo de lo real y se vuelve loco. El sentido com¨²n nos avisa de tales cosas. A poco que nos muestren una se?al, podemos descifrar el resto de la locura, de igual manera se hace evidente la fortaleza o la debilidad.
Esa ma?ana en el zoo, Zacar¨ªas se dio cuenta de que los ?us se estaban volviendo majaretas.
?l, por otro lado, se sent¨ªa muy bien y especialmente optimista.
Resulta que los ?us son seres muy regulares y cualquier variaci¨®n en sus h¨¢bitos alimentarios produce en los ?us severos trastornos. El problema no era tanto que Zacar¨ªas les estuviera robando un poco de carne para alimentarse, el problema era que los ?us son herb¨ªvoros. Animales gregarios y rumiantes. Y que Zacar¨ªas, que desde luego no era un experto en zoolog¨ªa, se equivocaba sistem¨¢ticamente de carretilla.
"Cualquier variaci¨®n en sus h¨¢bitos alimentarios produce severos trastornos"
La carne que Zacar¨ªas les daba a los ?us era en realidad para las panteras. Es de suponer que las panteras tambi¨¦n lo estaban pasando mal, pero Zacar¨ªas no pod¨ªa perder el tiempo en esas consideraciones. Hab¨ªa venido aqu¨ª para lo contrario, para ser desconsiderado, para no ser interrumpido, para avanzar por fin, y aunque fuera tarde, en l¨ªnea recta.
Cabe la posibilidad de que Zacar¨ªas tambi¨¦n estuviera afectado por la mala alimentaci¨®n, un hombre que come carne semipodrida para panteras (o ?us), m¨¢s pronto que tarde se resiente, a eso hay que a?adirle el l¨®gico desfase afectivo y temporal que acompa?a inevitablemente a cualquier traslado entre los pliegues del espacio tiempo.
No se puede descartar tampoco que Zacar¨ªas estuviera loco como un cencerro.
Si el universo se repliega un par de millones de a?os hasta desaparecer o tal vez comenzar de nuevo, es de suponer que los hombres m¨¢s sensibles se muestren afectados. El regreso de un hombre hasta su propia experiencia es un asunto delicado. Esto se ha demostrado en agotadoras sesiones de hipnosis. Hay quien nunca se recupera de tan dolorosa experiencia. No es f¨¢cil entrenar a un hombre para dar la vuelta sobre s¨ª mismo. Zacar¨ªas lo sab¨ªa y se daba un margen de error.
Toda formulaci¨®n sensata concibe y acepta un margen de error.
Zacar¨ªas ten¨ªa sus c¨¢lculos en la cabeza, el problema es que en su cabeza no ten¨ªa mucho m¨¢s que sus c¨¢lculos.
Los ?us mientras tanto se inquietaban.
Todo este tiempo gastado en preocupaciones constantes no ha dado resultado. Despu¨¦s de su azaroso exilio en el futuro, Zacar¨ªas se encuentra por fin desterrado en el pasado.
Puede que nadie lo saque de aqu¨ª. Puede que la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada s¨®lo sea capaz de mover a un hombre en una ¨²nica direcci¨®n. Tal vez viajar en el tiempo no causa m¨¢s que rencor y desconcierto.
El encargado del zoo se ha enfadado much¨ªsimo por esta tonter¨ªa de los ?us. Hay gente que se lo toma todo demasiado en serio. Zacar¨ªas recibe una buena reprimenda y hasta una amenaza de despido. El encargado tambi¨¦n insiste en que Zacar¨ªas deje de confundir la comida de los ?us con la comida de las panteras.
Zacar¨ªas asiente obediente y se finge atento y arrepentido, aunque en realidad no est¨¢ convencido de su error.
Que la gente grite no implica que tenga raz¨®n.
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