Portugal llora la p¨¦rdida de un autor inc¨®modo
Los elogios a su figura se mezclan en su pa¨ªs con las grandes pol¨¦micas
Los abundantes elogios a la obra y figura de Jos¨¦ Saramago, que pod¨ªan escucharse ayer en distintos sectores de la sociedad portuguesa, no silenciaron la pol¨¦mica que acompa?¨® hasta los ¨²ltimos d¨ªas la vida del premio Nobel de Literatura. El propio escritor cultiv¨® la controversia. La ¨²ltima le enfrent¨® con algunos sectores cat¨®licos. No dirigieron su ¨²ltima obra, Ca¨ªn, en la que Saramago reescribi¨® la Biblia, dejando malparada, por as¨ª decir, la figura de Dios.
En un debate televisivo, en noviembre pasado, que le enfrent¨® con el te¨®logo Joaquim Carreira das Neves a prop¨®sito de la controvertida novela, neg¨® ser "un provocador gratuito".
"Hay quien me niega el derecho de hablar de Dios, porque no creo. Y yo digo, que tengo todo el derecho del mundo, y quiero hablar de Dios porque es un problema que afecta a toda la humanidad. Mientras la humanidad alimente y sustente las religiones no saldremos del lastre de todos los d¨ªas", hab¨ªa dicho un mes antes en Lanzarote en la pen¨²ltima entrevista a este diario.
En el a?o 1993 se autoexili¨® en Lanzarote por diferencias pol¨ªticas
Defensor de la revoluci¨®n cubana, en 2003 critic¨® por primera vez a Castro
Con la Iglesia top¨® en otras ocasiones, la m¨¢s sonada en noviembre de 1991 a ra¨ªz de la publicaci¨®n de El Evangelio seg¨²n Jesucristo. La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica brasile?a dijo que si Saramago fuera cat¨®lico ser¨ªa "excomulgado". La pol¨¦mica lleg¨® al punto ¨¢lgido en abril de 1992 cuando el subsecretario de Cultura de la ¨¦poca, Ant¨®nio Sousa Lara, excluy¨® el libro de la lista de candidatos al Premio Literario Europeo. "El libro no representa a Portugal ni a los portugueses", esgrimi¨® el dirigente pol¨ªtico, miembro del Gobierno que encabezaba An¨ªbal Cavaco Silva, hoy presidente de la Rep¨²blica. Saramago replic¨®: "Ha vuelto la Inquisici¨®n". En 1993 se autoexili¨® en Lanzarote, donde residi¨® hasta el d¨ªa de su muerte.
El mayor ensalzamiento de Saramago se escuch¨® ayer en la sede del Partido Comunista Portugu¨¦s (PCP), donde un compungido Jer¨®nimo de Sousa, secretario general, hizo una declaraci¨®n solemne, en la que record¨® la militancia del escritor desde 1969, y habl¨® de "p¨¦rdida irreparable para todo el colectivo comunista". De Sousa dijo sentir una "profunda amargura" por la muerte de quien "quiso que el PCP fuera su partido hasta el fin de su vida".
Pese a los paneg¨ªricos, la convivencia de Saramago en las filas comunistas, que pregon¨® con orgullo hasta su muerte, no estuvo exenta de roces. En 1980 firm¨® una carta con otros militantes del PCP, Pina Moura, Jos¨¦ Lu¨ªs Judas y Barros Moura, en la que defend¨ªan "mayor democracia interna" dentro del partido. En 1990, renunci¨® al cargo de presidente de la Asamblea Municipal del Ayuntamiento de Lisboa para el que hab¨ªa sido elegido un a?o antes por las listas del PCP. Saramago reconoci¨® estar "cansado" de las cr¨ªticas de la direcci¨®n del partido, que encabezaba ?lvaro Cunhal, contra las voces disidentes que ped¨ªan renovaci¨®n. En enero de 1996 apoy¨® la candidatura presidencial del socialista Jorge Sampaio cuando el PCP todav¨ªa no se hab¨ªa pronunciado al respecto.
Las cr¨ªticas, a veces feroces, a la ocupaci¨®n israel¨ª de los territorios palestinos gener¨® acusaciones de antisemitismo. En el curso de una visita a Ramala, con una delegaci¨®n del Parlamento Internacional de Escritores, compar¨® la actuaci¨®n del Gobierno jud¨ªo con el campo de concentraci¨®n nazi de Auschwitz. Las declaraciones cayeron como una bomba en Israel, y el escritor Amos Oz le acus¨® de "tremenda ceguera moral". Esta no fue la ¨²nica disputa con un nombre reputado de la literatura. En Portugal su enemistad con Ant¨®nio Lobo Antunes era manifiesta.
Defensor de la revoluci¨®n cubana durante largo tiempo, en 2003 lanz¨® su primera cr¨ªtica abierta al r¨¦gimen de Fidel Castro tras la ejecuci¨®n de tres autores del secuestro de un nav¨ªo. "Llegu¨¦ hasta aqu¨ª. De ahora en adelante, Cuba seguir¨¢ su camino, yo me quedo". Tampoco pasaron desapercibidas sus declaraciones a favor de la uni¨®n de Espa?a y Portugal en un pa¨ªs llamado Iberia que, l¨®gicamente, no sentaron muy bien en su tierra.
La ministra de Cultura, Gabriela Canavilhas, confirm¨® que los funerales se celebrar¨¢n en Lisboa, y aprovech¨® defender "la libertad de los creadores" a la hora de valorar las divergencias pol¨ªticas del premio Nobel con distintos dirigentes portugueses.
Por lo dem¨¢s, numerosos pol¨ªticos e intelectuales hablan de la figura de Saramago, bajo la ¨®ptica del respeto y, en muchos casos, del elogio. Los ciudadanos de a pie exhibieron mayor disparidad de opiniones en los micr¨®fonos de la radio y la televisi¨®n.
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