Portugal llora y el Vaticano ataca
Jos¨¦ Saramago recibe el homenaje de sus compatriotas - El diario oficial de la Santa Sede denuncia con dureza el "marxismo" y la "ideolog¨ªa antirreligiosa" del Nobel
"Obrigado, Jos¨¦ Saramago" (Gracias, Jos¨¦ Saramago) puede leerse en dos grandes fotograf¨ªas del escritor que cuelgan en la fachada del Ayuntamiento de Lisboa. Miles de portugueses desfilaron desde primera hora de la tarde de ayer por la capilla ardiente con los restos mortales del premio Nobel, para dar el ¨²ltimo adi¨®s. Lo hicieron en silencio, compungidos, y, algunos, con los ojos humedecidos. Alejados de la controversia sobre la figura de Saramago, quienes acudieron al Pa?os do Concelho desmienten la idea del enojo entre el escritor y Portugal.
Nada comparable a la reacci¨®n del Vaticano, que ayer dirigi¨® desde las p¨¢ginas de L'Osservatore Romano, su diario oficial, un furibundo ataque hacia el escritor, que son¨® casi a celebraci¨®n por su muerte. Saramago se hab¨ªa distinguido como uno de los intelectuales que m¨¢s l¨²cidamente conden¨® los abusos cometidos en nombre de la religi¨®n.
En la cola formada en Lisboa predomin¨® la madurez sobre la juventud. Y las palabras de elogio y respeto. "No creo que vuelva a tener la oportunidad de rendir homenaje a una figura como Saramago", manifest¨® Jos¨¦ Barradas de Sousa, administrador de una empresa. "No me interesa la pol¨¦mica sobre un portugu¨¦s que era un gran hombre", dijo Manuel Araujo, jubilado. "A primera vista pod¨ªa parecer poco simp¨¢tico, pero en realidad no era as¨ª. He visto morir a varios escritores, es angustioso verlos partir", sostuvo Mar¨ªa Seicette Lorenzo, secretaria de la Asociaci¨®n Portuguesa de Escritores.
La voz m¨¢s joven fue la m¨¢s punzante. Jo?o E?a, 16 a?os, estudiante de Humanidades, ya ha le¨ªdo Ca¨ªn, El viaje del elefante y Ensayo sobre la ceguera: "Saramago no representaba la manera de ser de los portugueses, destac¨® por encima de la mediocridad". Y a?adi¨®: "Oscar Wilde dijo que los portugueses perdonan todo menos ser un genio".
La bandera portuguesa ondea a media asta y el Gobierno ha decretado dos d¨ªas de luto nacional. Mientras los ciudadanos aguardaban pacientemente su turno, los pol¨ªticos llegaban en coches oficiales e ingresaban directamente al Ayuntamiento. Todos menos el ex presidente Jorge Sampaio, que junto a su esposa hizo cola como uno m¨¢s. El alcalde esper¨® en la puerta principal al primer ministro Jos¨¦ S¨®crates, rodeado de guardaespaldas, a quien acompa?¨® el ministro de Exteriores, Lu¨ªs Amado. Poco despu¨¦s lleg¨® Dilma Roussef, candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones presidenciales brasile?as de octubre pr¨®ximo, que estaba en Lisboa en visita oficial.
Previamente, acudieron a despedir al ¨²nico premio Nobel portugu¨¦s numerosos pol¨ªticos e intelectuales, nacionales y extranjeros. Entre ellos, la ministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde. "Era un referente intelectual que demostr¨®, con su compromiso, para qu¨¦ sirven la literatura y los intelectuales", declar¨® a la entrada de la capilla ardiente.
Alguien dej¨® dos claveles rojos encima del f¨¦retro, aquel s¨ªmbolo de la revoluci¨®n de abril de 1974, en la que crey¨® con pasi¨®n. Entre las numerosas coronas dos llamaron la atenci¨®n de los fot¨®grafos, las que llevaban la firma de Fidel Castro y Ra¨²l Castro, l¨ªderes de la revoluci¨®n cubana que Saramago apoy¨® hasta que pudo m¨¢s el desencanto.
Precisamente su posici¨®n ideol¨®gica motiv¨® ayer un ataque duro desde el ¨®rgano oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, que no guard¨® ni siquiera la compostura ante la muerte. En un art¨ªculo firmado por Claudio Toscani titulado La omnipotencia (relativa) del narrador, subraya la "ideolog¨ªa antirreligiosa" de Saramago, a quien define como "un hombre y un intelectual de ninguna capacidad metaf¨ªsica, (y que vivi¨®) agarrado hasta el final a su pertinaz fe en el materialismo hist¨®rico, alias marxismo". Para a?adir: "Se declaraba insomne por las cruzadas, o por la inquisici¨®n, olvidando el recuerdo de los gulags, de las purgas, de los genocidios, de los samizdat (panfletos de la Rusia sovi¨¦tica) culturales y religiosos". En resumen, escriben, se distingui¨® por "la banalizaci¨®n de lo sagrado" y "un materialismo libertario" radicalizado con los a?os.
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