Antolog¨ªa de su obra
Supe de la muerte de Carlos Monsiv¨¢is mientras ve¨ªa el partido que disputaban Dinamarca y Camer¨²n. La noticia cay¨® en un SMS, como un rel¨¢mpago, en la pantalla de mi tel¨¦fono m¨®vil. Los ¨²ltimos meses hab¨ªa estado trabajando en una antolog¨ªa de su obra, hab¨ªamos hablado varias veces por tel¨¦fono para discutir sobre la pertinencia de incluir tal o cual texto, y la discusi¨®n alcanzaba su mejor momento cuando se fue al hospital. La antolog¨ªa le hac¨ªa mucha ilusi¨®n porque est¨¢ dise?ada para los lectores espa?oles; es una selecci¨®n de piezas que pretenden introducir al lector en su vasto mundo literario y hoy esta antolog¨ªa se ha convertido en una urgencia. Conoc¨ª a Monsiv¨¢is hace muchos a?os, porque soy escritor y adem¨¢s porque estudi¨® con mi padre en la UNAM y con ¨¦l suscribi¨® algunas gamberradas como, por ejemplo, la que hac¨ªan con su colega Enrique ?lvarez, hijo de Mar¨ªa F¨¦lix: cuando llegaba el ch¨®fer a recoger al joven Enrique, sus amigos preguntaban, ?cu¨¢l es el asiento de tu madre?, y, acto seguido, besaban al un¨ªsono el coj¨ªn donde sol¨ªa viajar la diosa del cine mexicano. Era uno de esos escritores que, mientras te contaban una historia por escrito, te dosificaban un enorme cat¨¢logo de sonidos y colores que hac¨ªan de sus p¨¢ginas un riqu¨ªsimo compendio de literatura popular. Y digo popular porque escrib¨ªa siempre de sujetos, de situaciones y de objetos que estaban al alcance de cualquier lector, pero tambi¨¦n es cierto que estos temas, aparentemente simples, los abordaba con una profundidad ins¨®lita; escrib¨ªa lo mismo de Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez que del cantante Bono y del escritor Salvador Novo, y a los tres los abordaba con la misma sabidur¨ªa. De Monsiv¨¢is pueden decirse muchas cosas, pero muy pocas ahora que acaba de morirse y que uno est¨¢ triste; la muerte de un escritor es doble para sus amigos, porque se muere una persona que adem¨¢s es el autor de un universo narrativo y hoy, no s¨¦ por qu¨¦, lo recuerdo, con especial intensidad, en un restaurante en Berl¨ªn, donde hablaba con mucha sabidur¨ªa y con un tino mordaz sobre esta historia que es la vida.
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