El equilibrio nunca decepciona
Tras dos a?os de b¨²squeda infructuosa de un ¨¢mbito de acuerdo para desarrollar una reforma laboral dialogada entre empresarios y trabajadores, el Gobierno acaba de aprobar su propuesta de reforma del mercado de trabajo. En el contexto de una crisis de intensidad desconocida en nuestra historia reciente, el Gobierno est¨¢, resulta obvio a estas alturas, plenamente legitimado para adoptar medidas. Pero, aunque para algunos no parezca tan obvio, soy de los que piensan que deber¨ªa hacerlo desde el convencimiento de que no merece la pena destruir el clima de di¨¢logo que con tanto esfuerzo ¨¦l mismo contribuy¨® a construir a partir de 2004, tras el par¨¦ntesis abierto en 2002 durante la segunda legislatura del Gobierno del PP.
Aquellos que reclaman reformas radicales, lo que realmente pretenden es alterar el equilibrio social
El Gobierno ha establecido el terreno de juego. Actuando sobre la regulaci¨®n del empleo temporal e indefinido al mismo tiempo, se tratar¨ªa de lograr un mayor acercamiento en el funcionamiento de los contratos temporales e indefinidos para reducir la dualidad laboral e incrementar los niveles de estabilidad en el empleo.
Los cambios abordados en el contrato indefinido de fomento y en la contrataci¨®n temporal causal producir¨¢n un desplazamiento progresivo hacia la utilizaci¨®n de la contrataci¨®n estable sin afectar sensiblemente a los derechos de los trabajadores. Por primera vez en la legislaci¨®n laboral espa?ola se extiende una f¨®rmula, ya prevista en la normativa que regula el Fondo de Garant¨ªa Salarial (Fogasa) para los despidos de las empresas de menos de 25 trabajadores, destinada a financiar una parte de los costes de extinci¨®n al conjunto de las empresas con independencia del tama?o de sus plantillas. El modelo ya fue regulado de forma similar en Austria, donde adicionalmente se estableci¨® a partir de 2003 un derecho para todos los trabajadores que podr¨ªan utilizar cuando cambiaran de empleo aunque no fueran despedidos. En el dise?o planteado se ha optado por no financiar con cargo al fondo el conjunto de la indemnizaci¨®n por despido (m¨¢s alta en Espa?a que la vigente en Austria), dado el impacto que ello tendr¨ªa, como lo ha tenido en Austria, en forma de un crecimiento en los niveles de rotaci¨®n laboral ya excesivamente altos en Espa?a.
Quedar¨¢n todav¨ªa algunos aspectos importantes que resolver para lograr un nivel mucho m¨¢s reducido de dualidad laboral. Entre las medidas contenidas no se encuentra la ampliaci¨®n de las diferencias en el tipo de cotizaci¨®n entre contratos temporales e indefinidos. En nuestra opini¨®n, una estrategia de este tipo debe formar parte de cualquier dise?o adecuado de la financiaci¨®n del sistema espa?ol de protecci¨®n del desempleo (quiz¨¢ como paso intermedio hacia el establecimiento de tipos de cotizaci¨®n vinculados al uso que las empresas y sus trabajadores realicen en forma de flujos de entrada en el sistema de protecci¨®n por desempleo). Ahora bien, las circunstancias actuales no parecen aconsejar la adopci¨®n de estas medidas, que deben quedar coyunturalmente pospuestas, aunque no indefinidamente diferidas. Quiz¨¢ estas consideraciones expliquen tambi¨¦n una inclinaci¨®n todav¨ªa t¨ªmida, como la que mantiene la reforma, en el ¨¢mbito de la reducci¨®n de la temporalidad abusiva e injustificada (desplazando hasta dentro de cinco a?os el aumento de la indemnizaci¨®n de los contratos temporales a 12 d¨ªas por a?o de antig¨¹edad y permitiendo que el contrato de obra y servicio pueda durar hasta cuatro a?os).
Por supuesto, las cuestiones analizadas no agotan el contenido de la propuesta de reforma. En ella se incluyen tambi¨¦n cuestiones vinculadas a la flexibilidad interna -con nuevos procedimientos m¨¢s flexibles para la modificaci¨®n de condiciones de trabajo y mejores posibilidades de flexibilidad de los salarios a trav¨¦s del funcionamiento de las cl¨¢usulas de descuelgue salarial-, al est¨ªmulo a la adaptaci¨®n de las empresas a las crisis a trav¨¦s del ajuste en las horas de trabajo, y no en el volumen de empleo, con apoyo del sistema de protecci¨®n del desempleo (el denominado modelo alem¨¢n), y un muy necesario programa de activaci¨®n para el empleo de los j¨®venes y los parados de larga duraci¨®n.
En mi opini¨®n, el mejor servicio que un Gobierno que ha protagonizado una etapa de di¨¢logo social intensa, con frutos muy rese?ables durante la pasada legislatura, puede prestar a su mantenimiento durante este dif¨ªcil periodo es el de gobernar en ese terreno conformado alrededor de la idea de equilibrio. El concepto de equilibrio no est¨¢ re?ido con el de profundidad. Uno puede buscar reformas sustanciales y profundas, y hacerlo preservando el equilibrio econ¨®mico y la cohesi¨®n social. Lo que ocurre es que aquellos que reclaman reformas radicales -reformas de verdad, dicen en ocasiones-, lo que realmente pretenden, aunque no tienen la valent¨ªa de decirlo, es alterar el equilibrio social. Lejos de estorbar, el equilibrio ayuda. Hay quien solo es capaz de concebir el equilibrio en sus modelos econ¨®micos y lo rechaza como interferencia indeseable en el funcionamiento real de las sociedades. Y sin embargo, hace mucho tiempo que sabemos que la eficiencia y la productividad se logran con flexibilidad y con capacidad de adaptaci¨®n, con formaci¨®n y con impulso innovador, pero tambi¨¦n con igualdad, con cohesi¨®n y con seguridad.
Valeriano G¨®mez es economista del Instituto Universitario y de Investigaci¨®n Ortega y Gasset y ex secretario general de Empleo.
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