"Casi todos los maquinistas hemos arrollado a alguien"
La comisi¨®n del Ministerio de Fomento que investiga los accidentes ferroviarios emiti¨® el a?o pasado informes de 22 atropellos mortales; el a?o anterior fueron 35. El 96% de los accidentes con resultado de muerte hab¨ªan tenido "su causa en el comportamiento indebido de personas ajenas al ferrocarril". Miguel ?ngel Villahermosa y Antonio Palacios, con 20 y 35 a?os de experiencia "en la l¨ªnea" (as¨ª se denomina su trabajo en el argot ferroviario), podr¨ªan escribir varios tomos con historias propias y ajenas rubricadas con la temeridad o la imprudencia de los propios viajeros. Solo los maquinistas saben c¨®mo debe de sentirse su compa?ero. "Casi todos los maquinistas hemos arrollado a alguien", comentan.
"El atropello es algo con lo que tienes que aprender a vivir"
"En la vida laboral de un maquinista el tener un atropello es casi normal", a?ade Palacios. Los maquinistas tienen muy presente este riesgo, pero aseguran que no est¨¢ en su mano evitar el goteo de v¨ªctimas. "Cada d¨ªa paso por 120 estaciones. Si en cada una tengo que estar esperando un susto, al final el que se va a llevar el sobresalto ser¨¦ yo", se?ala Palacios.
Aun as¨ª, algunos profesionales, bien por sus a?os de experiencia, bien por la l¨ªnea en la que trabajan o por una cuesti¨®n de mala suerte, arrastran un historial dif¨ªcil de imaginar. "A uno de Barcelona le llaman El Muerto", explica Villahermosa. "Creo que son como 50 las personas a las que ha arrollado". "Yo cada vez que paso por el punto donde arroll¨¦ a un hombre siempre me acuerdo de ¨¦l... Tengo un compa?ero que estuvo 15 o 20 d¨ªas sin dormir y cada vez que cerraba los ojos ve¨ªa al hombre mir¨¢ndole... Pero ?qu¨¦ vas a hacer?; tienes que hacer de tripas coraz¨®n; no te vas a pegar un tiro", subraya Palacios mientras carraspea nervioso al recordar este episodio.
Villehermosa explica que nunca podr¨¢ olvidar el crujido que oy¨® cuando el tren pas¨® sobre aquel hombre que se le cruz¨® en la v¨ªa hace ya muchos a?os. "No me quito ese sonido de la cabeza". Cuando sufren uno de estos episodios, la compa?¨ªa permite al trabajador ausentarse una jornada. Aunque, explican estos dos maquinistas, "si necesitas m¨¢s tiempo o atenci¨®n psicol¨®gica, te lo conceden". Pueden pedir un traslado y el cambio de actividad. "Un d¨ªa, en el barrio de Orcasitas, en Madrid, dos drogadictos estaban cruzando la v¨ªa y casi me los llevo. Hice una frenada de emergencia y justo cuando estaba a punto de pillarles unos pasajeros tiraron de ellos desde el and¨¦n. De los nervios que llevaba me baj¨¦ del tren, cog¨ª a uno de ellos y le dije: '?Te voy a matar!, ?c¨®mo se te ocurre hacerme esto?".
Villahermosa recuerda un caso muy similar al de Castelldefels que no acab¨® en tragedia por mil¨ªmetros: "Era ¨¦poca de ex¨¢menes y en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares se bajaron muchos estudiantes y se metieron en las v¨ªas por detr¨¢s del cercan¨ªas. Eran como 100 o 200. Yo iba con un mercanc¨ªas a 140 y no los arroll¨¦ de milagro".
"Algunos, adem¨¢s de cruzarse en la v¨ªa, te apedrean", subraya. Palacios a?ade: "Normalmente los m¨¢s temerarios son los chavalillos j¨®venes los fines de semana o cuando hay fiestas". "?El compa?ero de Castelldefels? ?Lo que tuvo que pasar cuando vio todo aquello! ?Tiene que estar pas¨¢ndolo fatal!", resopla Villahermosa. "Seguro que volver¨¢ a conducir. Esto es algo con lo que tienes que aprender a vivir", apunta Palacios.
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